Hoy día no hay retransmisión, crónica, ni teletipo en el mundo de la Fórmula 1 en el que no se hable del genio de Adrian Newey, y su imaginación para darle a Red Bull el mejor coche de la F1 desde los Ferrari de la primera mitad de la década de los 2000, antes de Newey hubo mayores y más espectaculares genios en el automovilismo de competición.
Sin ir mas lejos las locuras de Ken Tyrrell en los '70 y '80 o los Lotus de los '70 del grandísimo Colin Chapman. Aunque ellos eran dueños de equipo, y no Newey, también es verdad que en esa época tenían mucho más que decir en el diseño de los coches que el señor dueño de Red Bull hoy día, Dietrich Mateschitz. Y además, Chapman o Tyrrell tenían un presupuesto mucho más limitado, y aún así, son dos de las escuderías más recordadas y longevas de la F1. Pero de entre todos esos genios, hay uno totalmente desconocido para la mayoría del gran público, incluso para la mayoría de los aficionados del motor.
Fue el primer coche en aplicar la tecnología del efecto suelo, pero básicamente consiste en hacer que por debajo del coche fluya poco aire, consiguiendo con esto que se pegue más al piso. Y para conseguir que hubiera poco aire bajo el coche, el 2J utilizó un sistema extremo, una auténtica barbaridad: puso dos ventiladores gigantes, movidos por un motor de moto de nieve de 45 hp que succionaban el aire bajo el coche y lo expulsaban hacia atrás. Es decir, que más que un ventilador era una aspiradora. Por supuesto, esos motores de moto de nieve no impulsaban el coche, sólo se encargaban de expulsar aire.
Hablamos del gran Jim Hall. Y para presentar a este americano loco que fundó una marca para intentar, y conseguir, poner contra las cuerdas nada más y nada menos que a Bruce McLaren, hay que empezar por el final. La caja de zapatos blanca y rodante, el Chaparral 2J.
Pero no hay que dejarse llevar por las apariencias. Fue uno de los coches más avanzados de la historia de la competición. Con bajo presupuesto y sin las ayudas electrónicas, este ladrillo blanco, con cuatro ruedas es un auténtico invento de ciencia ficción. Pero antes de explicar por qué, vamos contar un poco la historia:
Estamos en los años '60 y un certamen automovilístico en particular rivaliza con la Fórmula 1, algo impensable en la actualidad.
Se trataba de la CanAm. En esta "división" competían coches sin restricciones técnicas de ningún tipo y sirvió como reclamo para inventores, una especie de "Los Autos Locos" en los circuitos. Y sirvió para ver un coche de 1000 hp en 1972 el Porsche 917 CanAm y para ver crecer una de las escuderías más famosas de la historia, McLaren.
Fue en la CanAm donde cosechó sus primeros grandes éxitos. Y entre esos inventores se destacaba Jim Hall. Y su empresa, Chaparral Cars, que empezó mejorando los Chevrolet, tuvo como obra cumbre este Chaparral 2J:
A simple vista parece rudimentario y bastante raro. Y efectivamente, es una buena forma de definirlo. Lo que mas llama la atención es la parte trasera y esos dos enormes ventiladores. Es por eso por lo que era conocido como “Fan Car” o “Coche-Ventilador“.
Los años 60 eran una época de experimentación con la aerodinámica, con esta serie de datos sobre el Chaparral Cars de 1970.
Fue el primer coche en aplicar la tecnología del efecto suelo, pero básicamente consiste en hacer que por debajo del coche fluya poco aire, consiguiendo con esto que se pegue más al piso . Y para conseguir que hubiera poco aire bajo el coche, el 2J utilizó un sistema extremo, una auténtica barbaridad: Puso dos ventiladores gigantes, movidos por un motor de moto de nieve de 45 hp que succionaban el aire bajo el coche y lo expulsaban hacia atrás.
Es decir, que más que un ventilador era una aspiradora. Por supuesto, esos motores de moto de nieve no impulsaban el coche, sólo se encargaban de expulsar aire.
Pero eso no era todo. Esa succión no era suficiente. Era necesario limitar el flujo de aire bajo el coche y minimizarlo lo más posible. Para ello, montó unos faldones en los laterales que estaban a pocos milímetros del suelo. En otro alarde de ingenio y Genialidad.
Chaparral y Jim Hall idearon un sistema mediante el cual la distancia del faldón al suelo se mantenía constante, conectando dicho faldón a la suspensión del coche.
Pero sólo con apoyo aerodinámico no se ganan carreras. Además, el 2J montaba un tremendo motor de 700 hp en un ortoedro blanco de fibra de vidrio con un ventilador gigante. Asusta bastante.
Ahora ya se entiende por qué tiene forma de caja de zapatos. Simplemente no necesita más. Necesita una forma que minimice la cantidad de aire bajo el coche, y no necesita apoyo aerodinámico alerones y spoiler. De hecho, y siempre teóricamente, los ventiladores generaban tanto downforce que matemáticamente era posible que con sólo los ventiladores a plena potencia, el coche se mantuviera pegado al asfalto del circuito.
Por eso es que este 2J como uno de los coches más veloces, de la historia. Y era capaz de hacer eso sin ningún tipo de ayuda electrónica.Y funcionaba. Aunque la historia del 2J en competición fue extremadamente exigua, sirvió para asustar a sus rivales. En la primera toma de contacto con la pista, sacó nada más y nada menos que 2 segundos por vuelta al resto de los rivales.
Compitió en dos pruebas, pero se retiró en ambas debido a la falta de fiabilidad. Pudo con los McLaren y eso no les gustó. Argumentaron que el 2J era peligroso, que los ventiladores lanzaban piezas y piedras a la cabeza de los pilotos al succionarlas del suelo algo que tiene bastante sentido, por otra parte, ya que era una aspiradora sin filtro ni bolsa ni nada, que los ventiladores contravenían las normas respecto a elementos aerodinámicos móviles y sobre todo, que de permitirle competir, el 2J acabaría con la competición por su dominio aplastante, algo que McLaren venía practicando durante toda la década de los 60.
Y así es la historia del Chaparral 2J, la obra cumbre del genio Jim Hall.