28 de marzo de 1977. El Dorothy Chandler Pavilion, en Los Ángeles, California, se viste de gala para la 49º entrega de los premios Oscar. Sylvester Stallone, uno de los principales protagonistas de la ceremonia al ganar su película "Rocky" tres estatuillas, está por presentar la categoría de mejor actriz de reparto, cuando es sorprendido por Muhammad Ali. "Me robaste el guión. Yo soy Apollo Creed. Vi la película. Me robaste el guión. ¡Soy el verdadero Apollo Creed!", le dice sin jamás perder la sonrisa. Bromean, amagan con pegarse y luego llegan los abrazos. El campeón estaba en lo cierto. Pero, si él era Creed, alguien debía ser Rocky Balboa.
Corre Rocky, corre. Salta desde la puerta de su casa los cinco escalones que lo separan de la calle, por delante de su Pontiac Firebird Trans Am negro y nuevo. Corre Rocky, corre. Remera de mangas largas y cuello redondo gris, ya gastado al igual que el pantalón ligero, que se irán volviendo oscuro en derredor de las axilas y bajo el mentón por el sudor pesado. La vincha roja que divide su frente en dos y las zapatillas de cañas altas y blancas. Corre Rocky, corre con sus manos vendadas como si necesitara sentir el peso de los guantes rozándole los dedos, mientras suena "Gonna Fly Now" y nuestros corazones se desbocan. Corre Rocky, corre solo entre las vías antes de volver a las calles de Filadelfia donde saluda y lo saludan por igual. Una decena de pibes, y luego otra y otra corren tras de él hasta las escaleras del Museo de Arte que parecen llevarlo al cielo. Allí arriba Rocky deja de correr envuelto en el fervor de la gente que lo obliga a levantar los brazos. Y todos sentimos que podemos.
No hay escena de cine que se recuerde tanto como esa, para aquellos que amamos la épica del deporte. Nos habíamos quedado con las ganas de verlo ganador a Balboa en la primera película ante el temible Apollo Creed. Pero sabíamos que en la segunda lo haría. Esperamos casi tres años, y se dio. Pero esa imagen sigue emocionando, aún más que el final preanunciado, cuando Rocky levanta el cinturón de campeón mundial y ante los micrófonos grita, "Adrian! I did it!" (Adrian, ¡lo logre!), y nosotros festejábamos en la butaca del cine como si se tratara de la realidad.
Es que Rocky Balboa es un underdog. Un underdog es un anglicismo para referirse a un contendiente en desventaja, un perdedor probable que tiene todo un sistema contra sí mismo. Rocky es un underdog por su sendero solitario y por su entrenamiento artesanal. Por su falta de educación formal y porque es visto como si no fuera al menos un poco inteligente. Por su estilo, Rocky recibe puñetazos hasta los límites de la capacidad humana y luego hace despertar en sí una fuerza interior abrumadora. Por eso, la historia de las victorias y derrotas de Rocky es el resumen del cuento de hadas deportivo contemporáneo.
Rocky corre en nuestros corazones tal vez porque luego supimos que la historia era cierta. No la del boxeador lineal, en todo caso la del peleador de la vida, que es casi la misma cosa. Porque Sylvester Stallone era solo un guionista y actor desalentado que tuvo su rapto de inspiración al ver una pelea en donde un ignoto Chuck Wepner llegaba hasta el final del combate ante el grandioso Muhammad Alí luego de tirarlo a la lona. La revista Sports Illustrated describía a Wepner antes de la pelea con Alí como: "Un ancho bloque de corazón y sueños, uno de los últimos peleadores de clubes, de esos que te dan todo lo que tienen, que convierten al ring en un mar púrpura y siguen pidiendo más". Aquella vez el milagro de un underdog estuvo cerca de realizarse.
El Cleveland Coliseum de Ritchfield es una maravilla arquitectónica, un estadio hexagonal con 22.000 asientos. El 24 de marzo de 1975 Ali hacía su primera defensa luego de arrebatarle los cinturones a George Foreman. Enfrente estaba Wepner, un boxeador al borde del retiro, de récord humilde, que había perdido contra Sonny Liston y Foreman. Lo llamaban "El Sangrador de Bayonne". Durante su carrera le dieron 329 puntos de sutura en su rostro, 35 de ellos fueron por esta pelea. Ali era el genio bailarín. Wepner, de estilo tosco, debía apostar todo a una mano milagrosa. "El Sangrador" resistió y tuvo su momento cuando conectó un gancho de derecha que, gracias a que lo agarró mal parado, derribó a Ali en el noveno round. La gente enloqueció, pero no duró demasiado, y en el round 15 el campeón mandó a la lona a Wepner, cuando sólo faltaban 19 segundos para el final.
Mientras, en la otra costa de Estados Unidos, en Los Ángeles, Sylvester Stallone, un actor sin éxito y en bancarrota, miraba la pelea en el hotel Vagabund. Esa noche consiguió la inspiración para la gran obra de su vida: Rocky. En tres días escribió el guión. Fue ofreciendo su idea a los productores, que en realidad querían a otros actores para interpretar el papel. Sin embargo, él insistió en que debía protagonizarla. Así, finalmente se estrenó el film, dirigido John Avildsen.
Stallone pasó a ser una celebridad y entabló una relación con Chuck Wepner, su musa inspiradora, aunque nunca le dio el crédito real por todo lo que generó la franquicia de Rocky. El boxeador también se había vuelto popular y todos lo reconocían como el verdadero Balboa. Se retiró del boxeo profesional en 1978, con un récord de 36 victorias (17 por KO), 14 derrotas (9 por KO) y 2 empates, y partir de allí, llegaron sus verdaderos problemas. En 1985, a sus 46 años, Wepner fue arrestado por posesión de cocaína, tras una investigación de la Policía. Cumplió tres años de prisión. Hasta entonces, nunca le había reclamado nada a Stallone, pero en 2003 decidió iniciarle un juicio por todo el material de Rocky en el cual lo mencionaban.
Rocky, personaje de ficción, tiene su estatua en Filadelfia, ciudad que tardó años en reconocer a Joe Frazier, uno de sus grandes campeones de la vida real. En 2011, Stallone, un actor, fue inducido al Salón Internacional de la Fama del Boxeo, junto a leyendas como Mike Tyson, Kostya Tszyu y Julio César Chávez. La franquicia de Rocky lleva nueve películas, incluyendo las nuevas de Creed. Wepner tuvo dos films: "La leyenda: la historia del verdadero Rocky Balboa" (2016) y "The Brawler" (2019). El juicio con Sly se resolvió en un acuerdo extrajudicial que, dicen, fue de 15 millones de dólares: lejos de los 100 mil que le dio Don King por la pelea con Ali, y también de los miles de millones que generó la saga de boxeo más importante de la historia del cine.
Rocky nació como su fiel reflejo. Pero también como la propia imagen de Stallone ante la realidad. Prejuzgado como un underdog por los agentes que solo le ofrecieron tres mil dólares por el guión. Pero fue el enorme ganador de la pelea de la vida.
Corre, Rocky corre, ahora en mi memoria. Y vuelve a sonar "Gonna Fly Now". El underdog corre entre la gente y todos apostamos por su triunfo, Nada importa que luego la maquinaria estadounidense haría trizas el sueño haciendo un panfleto nacionalista en la cuatro, y en medio de la guerra fría, cuando debió enfrentar al ruso Drago. Solo cuenta que el sueño se hizo realidad. Que subió sus escaleras al cielo antes de ganar todas las peleas. Las suyas y las nuestras. Corre Rocky, corre y el corazón se nos acelera. Como ayer. Como siempre.