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Argentina registró el menor consumo de carne en cien años


En el añorado "país de las vacas" sus habitantes comen cada vez menos carne. La inflación, los salarios bajos, la concentración del mercado y los intermediarios hacen un combo que aleja la carne de los platos argentinos.





En Argentina se consumió un promedio de 47,8 kilos de carne vacuna por habitante en 2021: es la menor cantidad de consumo de carne desde 1920. Además, la compra de este alimento registra el mayor descenso desde hace 20 años. Entre los datos más significativos se registra el aumento de precios de los cortes más populares y, al mismo tiempo, la baja del salario real. Entidades como la Mesa Agroalimentaria Argentina alertan desde hace meses sobre el impacto de la concentración en el mercado cárnico y ofrecen la agroecología como una solución para evitar intermediarios y el aumento de los precios en góndola.
La Bolsa de Comercio de Rosario asegura que en el año 2000 se consumieron en promedio 99,3 kilogramos por habitante (Kg/hab), cifra que decayó como consecuencia de la crisis de 2001 a 80,7 kg/hab en el 2002. En 2003, se consumieron 60 kg/hab/año. Si bien en 2015 y en 2018 hubo un repunte (116,1 y 116,2 Kg/hab/año, respectivamente), la tendencia se mantiene en descenso. Entre 2020 y 2021 la ingesta de carne decayó dos kilos anuales por habitante.
En 1920 se había precipitado hacia la baja la ingesta nacional, alcanzando el mínimo histórico de 46,9 kg/hab/año, siendo el menor registro histórico y encontrándose apenas un kilo por debajo del 2021. Asimismo, según el informe de la Bolsa de Comercio, el consumo histórico (período 1914-2021), la ingesta promedio fue de 73,4 kg/hab/año, mientras que el promedio de los últimos cinco años bajó a 54,5 kg/hab/año.
También el stock viene en descenso. Según datos del Ministerio de Agricultura, el 2021 finalizó con 53.416.435 bovinos, significando un descenso de apenas 100.000 cabezas respecto al 2020. Aunque con este dato se concreta el tercer año consecutivo de caída en los stocks de bovinos en el país luego de alcanzar un último máximo en el 2018 (55 millones de cabezas). Asimismo, las existencias bovinas per cápita se situaron en el mínimo valor histórico con 1,13 bovinos/hab.
Según la Bolsa de Comercio el consumo de carne vacuna fue reemplazado por otras como pollo y cerdo. La carne aviar pasó de una participación del 26,8% en el consumo cárnico en el 2000 hasta llegar al 2021 con una participación del 41,1%. Por su parte, el cerdo pasó de representar el 7,9% del consumo cárnico a comienzos del milenio para acabar el 2021 con una participación del 14,5% de las proteínas animales que ingieren los argentinos. Así, en poco más de 20 años, el consumo de carne porcina casi duplicó su participación en el consumo total cárnico de Argentina.
Pese a las manifestaciones gubernamentales en relación a políticas para bajar el precio de la carne, la consultora LCG advirtió en su último relevamiento que la carne vacuna fue uno de los productos que más aumentó en la canasta básica durante mayo con subas de alrededor del 6%. Un factor que incide, siempre denunciado por pequeños y medianos productores, es la concentración del mercado y la presencia de intermediarios (consignatarios y matarifes) que encarecen el producto entre el campo y la góndola. Un contraejemplo es la carnicería agroecológica ubicada en la localidad de Avellaneda, donde el vínculo entre productores y consumidores se acorta.
La Bolsa de Comercio de Rosario detalla que el precio del asado vacuno en términos reales se multiplicó casi cinco veces entre enero del 2007 y febrero del 2022. El informe devela que el consumo de carne bovina tiene una relación estrecha con el salario. La ingesta de carne "ha replicado las variaciones del salario real en la última década y, al igual que este, ha mostrado una clara tendencia a la baja", señalan desde la BCR.





¿Cuánto tiene que ver la sequía?





Pocos meses atrás, desde el sector ganadero se preguntaban hasta dónde el consumidor podría convalidar las subas del precio de la carne vacuna en la góndola, cuando el producto llegó a estar 20 puntos por arriba de la inflación general y definitivamente ahí llegó el límite. Los argentinos compran y comen cada vez menos carne, el consumo promedio por habitante por año actualmente se ubica en apenas 47 kilos, el más bajo en la historia y un kilo de carne cotiza poco más que el billete de mayor denominación. En este marco, diversos factores, entre los que se destaca la caída del poder adquisitivo hicieron que la suba descontrolada de la carne vacuna encontrara un freno e incluso en los últimos meses comenzara a moverse por debajo de la inflación general. Según el último reporte de LCG en la primera semana de octubre, el producto mostró incluso una baja del 0,2% en las góndolas y este fenómeno tiene una explicación de fondo.
En primer lugar, más allá de la retracción en el consumo, a partir de la sequía que afecta a las principales zonas productivas de la Argentina, también se aceleró la faena de vacunos. El escenario parece lógico, ya que los ganadero prefieren mandar los animales al frigorífico ante la imposibilidad de disponer de alimento para continuar con la cría.
La sequía vino a complicar todos los planes de los ganaderos y hoy el mercado está literalmente inundado de carne y claro que esto se refleja en los precios. Según el monitor económico de CEPA, en septiembre el producto subió apenas un 1,8% cuando se espera para ese mes una inflación en torno al 6,7%.


día del carnicero especiales

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