Y llega 1933 con la apasionante carrera de Mónaco, un espectacular duelo entre los dos grandes ases que se mantuvo durante 99 de las 100 vueltas de la totalidad de la prueba. Nuvolari a la cabeza durante 66 giros, Varzi durante 34. Era la quinta vez que tenía lugar el gran premio en el Principado y había 100.000 espectadores abarrotando el sinuoso trazado urbano.
La carrera, desde el principio, se convirtió en una lucha suicida entre los dos. El resto de los participantes desapareció del interés del público que, dividido entre los dos grandes pilotos, gritaba enloquecido cada vez que uno de ellos lograba superar al otro. El cambio de posiciones en el primer puesto era constante entre el rojo Alfa Romeo de Nuvolari y el Bugatti azul de Varzi. La lucha se mantuvo hasta que, faltando una sola vuelta, el Alfa rompió un pistón cerca ya de la meta, y el piloto, desesperado, empezó a empujar el coche. Un comisario, que vio salir humo del motor, le ayudó pensando que se iba a producir un incendio. Nuvolari fue descalificado y Varzi entró vencedor en la meta provocando el delirio de sus seguidores, además de demostrar todo su talento y tenacidad, su estilo de conducción tan suave e impecable como su uniforme de piloto.
Aquel mismo año, en Trípoli, se volvió a repetir la escena y Varzi se impuso otra vez a Nuvolari por décimas de segundo.
En 1934 fue contratado por Enzo Ferrari como piloto oficial del Alfa Romeo y tuvo la revancha en la Mille Miglia con Nuvolari. Las parejas eran Varzi-Bignami y Nuvolari-Siena. Varzi, con el Alfa Romeo P3, temiendo que Enzo Ferrari favoreciera al Mantovano Volante, insistía en no seguir su consejo de cambiar los neumáticos y poner los de lluvia. Al final accedió a regañadientes, pero cuando empezó a llover abundantemente, el Grande Nivola, en las carreteras del Véneto con neumáticos secos, tuvo muchos problemas para controlar el coche y Varzi ganó su primera Mille Miglia.
Enzo Ferrari decía de él: "El piloto era como el hombre: era inteligente, calculador, agresivo cuando era necesario, feroz en aprovechar la primera debilidad, el primer error, el primer incidente de su oponente. Yo diría despiadado. No era fácil de entender… terco como pocos…".
Ganó 6 Grandes Premios en 1934 conduciendo el Alfa Romeo P3: en Alessandria, Trípoli, Targa Florio, Penya Rhin en Barcelona, Coppa Ciano y Niza.
También se convirtió en el primer piloto en la historia en lograr la victoria en la Targa Florio y en las Mille Miglia en la misma temporada.
Cuentan las crónicas de la época, que Varzi, fue el paradigma del piloto frío y distante. Meticuloso con su aspecto personal y fino en su estilo de conducir, maniático en su forma de vestir y actuar y en todo aquello que tocaba. También se daban en él, el orgullo, el cálculo, el coraje y una gran dosis de sangre fría. Sus ojos penetrantes y acerados, de un azul gris profundo, contribuyeron a extender su fama de hombre con una voluntad de hierro que le hicieron muy popular entre las mujeres. Una de ellas fue probablemente la causa de su ruina moral.
Por entonces la industria del automóvil en Italia estaba pasando por un momento difícil y los coches italianos tuvieron que ceder el paso ante la pujante fuerza de los autos alemanes Mercedes y Auto Union que, con la ilimitada ayuda del gobierno de Hitler, dominaban las carreras. Varzi recibió entonces una atractiva oferta económica de Auto Union. El piloto sabía que la última versión del Auto Unión tipo C, de cinco litros, 375 caballos y una velocidad punta de 295 km por hora, creado por el ingeniero Ferdinad Porsche, era un coche ganador.
En 1935 Varzi pasó a formar parte del equipo alemán. La elección causó revuelo en el público deportivo italiano, que vio con muy malos ojos la transición de Alfa Romeo a Auto Union y la consideró como una verdadera traición.
Sus facultades le llevaron a dominar pronto al monstruo de motor trasero e imposible conducción.
Unas semanas después, sufrió un ataque de apendicitis. En ese momento, la apendicectomía se consideraba de rutina, pero habría obligado a Varzi a renunciar a algunas competencias importantes.
Y aquí un primer escándalo. Varzi se enamora de Ilse Hubach. Ella es rubia, de extraordinaria belleza, pero también es la esposa de Paul Pietsch, quien también es conductor de Auto Union.
Temiendo que su recién nacida relación con Auto Union se viera socavada, Varzi aceptó el consejo de su amante, quien le sugirió el uso de morfina como analgésico, como ella misma había hecho anteriormente para tratar la nefritis.
Pero el rendimiento de Varzi cae. Sus comportamientos, dentro y fuera de la pista, despiertan más de una sospecha. La verdad es una bomba devastadora. Achille e Ilse consumen drogas. Morfina.
Dada la gran notoriedad del personaje y la clandestinidad de la relación, la historia fue tomada y hábilmente ficcionalizada por los periódicos sensacionalistas de la época.
Nace para Varzi un fuerte estado de dependencia que le causó considerables problemas. Sus subidas al pódium de los vencedores se redujeron a tan solo cuatro, aunque fue capaz de ganar su tercer Gran Premio de Trípoli en su tercer vehículo diferente.
Esta situación llevó a la rescisión del contrato con Auto Union.
Hacia 1938, después de interrumpir su relación con Ilse, había desaparecido de la escena, y el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial acabó con las carreras en Europa.
Durante la guerra, Varzi comenzó un largo período de desintoxicación, venció su drogadicción, sentó cabeza y se casó con su novia de siempre, Norma Colombo.
Ocho años después, en 1946, Achille, más aguerrido que nunca, a pesar de contar con 42 años de edad, volvió a la competición y se impuso en el circuito de Turín, ocho años después de su última victoria. Volvió a ganar en Bari al año siguiente. volvió a ganar durante dos temporadas con el Alfa 158.
A principios de 1948 participó en la Temporada Argentina obteniendo un segundo puesto en el Gran Premio de Mar del Plata al volante de un Alfa Romeo 12C. Se convirtió en ídolo y fundó la escudería Achille Varzi. Descubrió también nuevos talentos, en primer lugar, uno que será una leyenda: Juan Manuel Fangio.
A los 44 años, el piloto estaba de nuevo en Europa para el GP de Suiza, en Berna, en la pista de Bremgarten, a bordo de su Alfa Romeo 158.
Pero el 1 de julio de 1948, durante los entrenamientos, a última hora de la tarde caía una lluvia persistente. Después de algunas vueltas, el coche es golpeado por un chorro de agua del auto que lo antecedía. Imprevistamente, cerca de la curva de Jordenrampe, la "Alfetta" se desliza sobre el asfalto mojado a más de 170 km y empieza a girar. Después de la curva, se desvía de la carretera por el terraplén que corre a lo largo de la pista. Vuelca lentamente, aprisionando al piloto, causándole la muerte instantáneamente.
La tragedia, provocada por el primer error real de Varzi, le costó la vida.
El ataúd se dejó durante tres días y tres noches apoyado en la carrocería de un auto de carreras en la iglesia de Galliate y fue destino de peregrinaje de muchos amigos y admiradores.
Cerca de 15.000 personas asistieron a su funeral. En el saludo de despedida sus amigos lo recordaron con la siguiente cita: "Quizás estabas destinado a morir, Aquiles, porque en tu guiar había ese algo brillante que es parte del misterio de la naturaleza, y la naturaleza se esfuerza en eliminar a aquellos que se acercan demasiado a la culminación. Ahora tienes que prepararte para otra carrera, la última gran carrera. Una carrera sin peligro, preocupación ni dolor. Buena carrera, Achille".
Está enterrado en su ciudad natal.
Como resultado de esta muerte, la Federación Italiana de Automovilismo (FIA) hizo obligatorio el uso de cascos de seguridad para correr, lo que había sido opcional anteriormente.
Hoy, el Alfa P2 de Varzi, ganador de la Targa Florio en 1930, se exhibe en el Museo del Automóvil de Turín.
El 5 de junio de 2004 el Correo Italiano emitió un sello postal que conmemora a Achille Varzi.