Para corroborar esta afirmación, el mercado ganadero de Rosario (Rosgan) analizó una serie de precios de los últimos 20 años. Como referencia, tomaron el Índice General de precios de la hacienda que elabora el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG) y la primera conclusión es que la hacienda para faena -en dólar oficial- se ubica muy por encima del promedio de esta serie.
En estos días, el promedio se ubica sobre los USD 1,70. Si bien el número está por debajo de los máximos de diciembre del año pasado, se encuentra un 30% por encima del ponderado de las dos últimas décadas.
Un primer punto para entender esta disparada en los valores es el marcado escenario de escasez estructural de hacienda: las casi diez millones de cabezas que se perdieron entre 2008 y 2010 no terminan de recuperarse.
El impacto de las políticas
Además, consideraron que las diferentes políticas cambiarias implementadas comenzaron a derivar en controles excesivos y restricciones para operar libremente con el dólar. Esto se reflejó en un fuerte retraso cambiario, «sumamente perjudicial para cualquier industria exportadora, entre ellas, para la industria frigorífica», explicaron.
A partir de 2020, el tipo de cambio oficial caminó a la par de la inflación, con tasas anuales de interés que cerraron por debajo del 40%. Al año siguiente, el retraso comenzó a ser evidente, con una inflación que cerró en 51% y una devaluación del 23%: la inflación en dólares trepó al 27%.
En 2022 la dinámica fue similar y el año culminó con una inflación en pesos del 95% y una devaluación del 70%.
El año pasado, la corrección oficializada a partir de diciembre logró revertir esta tendencia. Se cerró 2023 con una devaluación del tipo de cambio del 271% anual, frente a una inflación en pesos trepando a niveles récord de 212% anual.
Para el primer trimestre del año, las proyecciones de inflación rondan el 50%, versus un tipo cambio oficial que durante la gestión del presidente Javier Milei avanzó un 4,5%. Si se toma el "dólar exportador", su performance solo se ve mejorada hasta un 6%.
"Este desacople hace que la industria exportadora siga perdiendo competitividad frente al resto de los mercados, limitando su capacidad de compra en el mercado local", señalaron desde el Rosgan.
De este modo, este escenario conduce a que el productor ganadero reciba menores precios por su hacienda, con insumos que se mueven al ritmo de la inflación.
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