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Sucesos

Santa Fe violenta

Eran cerca de las 20 cuando sonó la campana en la puerta de la casa donde viven Mercedes (35), junto a su esposo y los dos hijos pequeños de ambos, en el kilómetro 10 de San José del Rincón, casi en el límite con Arroyo Leyes. Ellos no lo sabían, pero estaban en el inicio de una trampa. Con la intención de ver quién había hecho sonar la campana el dueño de casa fue hasta el portón y lo abrió un poco. Del otro lado se encontró con un hombre que ocultaba su rostro con un barbijo y la capucha de un buzo deportivo. No hubo tiempo para nada. Antes que el hombre intentara cerrar el portón aparecieron en escena otros tres sujetos encapuchados. "Cuando lo veo venir a mi marido pensé que era una broma de sus amigos, porque lo traían como abrazándolo. Pero no…. en una milésima de segundo veo que estaba maniatado con los brazos para atrás. Le habían colocado precintos plásticos. Los tipos estaban encapuchados y decían insultos", narró Mercedes en diálogo con El Litoral.
"Mi hijo de 5 años quedó aterrorizado. Yo le dije que se esconda mientras metí la beba detrás de un sillón. Empezaron los gritos y las amenazas. Los tipos nos pedían plata y oro. Les dijimos que no teníamos plata pero no… ellos insistían. Les dí algo de dinero que tenía en el bolsillo y atiné a decirles que había 4 mil pesos en el auto. Pero fue para peor, porque más se enojaron", agregó.

"¡No maten a mi papá!"

"Mi marido tuvo comercio y de esa época le quedó una caja fuerte acá. Los ladrones la abrieron y encontraron dos mil pesos. Entonces más se enfurecieron y le pegaron un 'culatazo' en la cabeza. El golpe fue tan fuerte que saltó sangre en la pared. Mi hijo se asustó tanto que empezó a gritar ¡no lo maten a mi papá! Fue todo horrible… anoche no durmió. Todos estamos sin dormir", narró.
"Después nos hicieron ir hasta una habitación. Yo con la bebé en brazos la metí debajo de la cama. Uno de los malvivientes me ató las manos con un precinto. Me sacó los anillos que tenía puestos y me arrancó una cadenita de oro que era de mi bisabuela. Los tipos no entraban en razones… seguían revolviendo todo en busca de dinero", prosiguió Mercedes. 
Finamente los delincuentes se hicieron de unos celulares, un Iphone y cinco mil pesos .

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