15.10 La falta de lluvias y la bajante de los ríos Paraná y Salado favorecieron la drástica reducción de presencia del insecto. Pero en los próximos días aparecería una oleada de mosquitos.
¿Hay mosquitos o no hay mosquitos en este comienzo de febrero en Santa Fe? La respuesta cambia según desde dónde se haga la pregunta. Porque si bien venimos de un largo período de sequía y falta de lluvias, sumado a la bajante histórica del río Paraná y del Salado, las últimas lluvias caídas hace poco más de una semana sobre la ciudad propiciaron la aparición de mosquitos en las zonas a donde existen las condiciones ideales para su crianza y reproducción. Pero lo cierto es que la presencia de mosquitos no es para nada preocupante, como ocurrió históricamente otros años en los que hubo mayor humedad del ambiente.
Podría decirse que Santa Fe es la capital mundial del mosquito. O al menos cuenta con las condiciones naturales para competir por ese mote. Por ello es que en la actualidad estamos atravesando un verano atípico sin invasión masiva de insectos. Los mosquitos se tomaron vacaciones. Y ello es un alivio para la población. Se puede salir al aire libre a tomar mates o unos lisos bien helados, sin andar a los manotazos. ¿Ya los extrañamos?
A no relajarse. Porque el mosquito está a la vuelta de la esquina, al acecho, esperando una nueva lluvia para aparecer de forma repentina con su típico zumbido y con todas las ganas acumuladas de atacar. "Apurate para escribir el artículo, porque en unos días se viene una oleada, producto de las últimas lluvias", anticipa Mariana Maglianese, responsable de Control de Vectores de la Región Santa Fe, con el repelente en la mano. También sirve utilizar ropa de colores claros. Y saber que los mosquitos se sienten atraídos por el dióxido de carbono o el ácido láctico que exhalamos al respirar o al sudar, que nos transforma en sus víctimas. "No van a aparecer en forma masiva e insoportable, pero va a haber mosquitos", insiste.
Desde fines de febrero y hasta el mes de abril se van a realizar los habituales monitoreos de índice larvario. Ese estudio es el que indicará cómo estamos en materia de control de las enfermedades que produce el mosquito. "Esto nos va a permitir saber, en caso de que ocurra algún caso, el impacto de ese brote", explica Maglianese. Y en segundo término, si no hay casos, el estudio "permitirá proyectar qué puede llegar a ocurrir en la siguiente temporada", que se inicia en octubre próximo. A cruzar los dedos. (El Litoral)
Comentarios