La inquietud surgió en medio del confinamiento impuesto por la pandemia de coronavirus: construir un carrousel que pudiera funcionar prescindiendo de la energía eléctrica. A Sergio Dalmasso le llevó casi dos años hacer los cálculos para reducir de forma adecuada el peso de la estructura y cada una de las figuras para que el motor pueda alimentarse a través de paneles solares. Así nacieron las eco-calesitas, un invento hecho en Rosario, que busca su lugar en plazas y parques de la ciudad.
Dalmasso es un apellido conocido en la industria del entretenimiento para las infancias. Los padres de Sergio instalaron su primera calesita en zona sur a mediados de los años 60 y, con el paso del tiempo, llegaron a administrar siete juegos en diferentes plazas y parques de la ciudad. El año pasado, el Concejo Municipal lo declaró empresario distinguido "por su histórica trayectoria en la administración, fabricación y venta de calesitas y carruseles" y por “su innegable contribución al desarrollo de la producción y economía local”
Sergio continuó el negocio familiar y, a fines de los 80, armó una fábrica de carruseles, una de las únicas tres que actualmente existen en el país. Con base en el noroeste rosarino, no sólo desarrollaron de cero numerosas estructuras que montaron en parques y plazas de toda Argentina, sino que también las exportaron a Chile, Bolivia y Brasil.
Ahora, acompañando la creciente preocupación por el cuidado del ambiente y la necesidad de reducir el consumo de combustibles tradicionales, la construcción de eco-calesitas es el nuevo desafío que se plantearon. En el Concejo Municipal ya se tramita el pedido para instalar estos juegos en la zona de Vera Mujica y Córdoba, Mercado del Patio, y en el área de Wheelwright e Italia, en el parque de las Colectividades.
Cuatro vueltas por minuto
"La idea de armar un eco carrousel se me ocurrió durante la pandemia, cuando tuvimos la fábrica mucho tiempo cerrada y no sabíamos qué hacer. Entonces, empecé a diseñar un juego sustentable que pudiera funcionar a energía solar", recuerda Sergio Dalmasso, mientras recorre el taller de calle La República al 6000, donde una decena de operarios da vida al primer prototipo de calesita "verde".
El prototipo tiene una base redonda, de cinco metros de diámetro, y unos cuatro metros de altura que gira a una velocidad de cuatro vueltas por minuto. Es una estructura pequeña, con figuras de colores vistosos, que pueden alojar entre 16 y 18 chicos. Una calesita clásica, estilo veneciana, pintada a mano e iluminada por unas 400 lamparitas de led, lo que le otorga un encanto especial.
Pero lo que la hace especial no es lo primero que salta a la vista. La calesita es más liviana, se alimenta por paneles de energía solar que le garantizan unas cuatro horas de funcionamiento, y en su construcción se utilizan materiales sustentables. Además son más económicas de instalar y pueden funcionar en cualquier lugar.
Dalmasso explica que el primer problema a resolver fue proyectar un carrusel más liviano y con menos movimientos, para reducir la potencia del motor. Para esto, la estructura de hierro se reemplazó por una de aluminio, lo que le permitió perder peso.
Después, llegó la búsqueda de materiales con bajo impacto ambiental. Para los pisos se decidió utilizar material que se produce con el reciclaje de plásticos, parecido a un fenólico; y para las figuras se utilizará un triturado de los desechos de fibra de vidrio que se producen en el taller. Las pinturas empleadas son todas al agua, para evitar la utilización de thinner o solventes, materiales derivados del petróleo.
A falta de otros modelos similares, explica, cada elección tuvo detrás mucho de investigación, de cálculo y de intuición.
"Es una contribución que hacemos para promover el cuidado del ambiente, volver a lo natural", remarca Dalmasso y repasa los beneficios el nuevo carrusel: tiene menos costos de energía y puede estar instalado en cualquier espacio público, sin necesidad de contar con instalación eléctrica cercana. "La idea es que todos los chicos puedan disfrutar de un juego que no perjudica al ambiente", concluye.
Familia de calesiteros
Los Dalmasso llegaron a administrar unas siete calesitas en la ciudad. Actualmente sostienen cuatro: en los parques Sunchales y Urquiza, en la zona del Monumento a la Bandera, y en la plaza Alberdi.
También tienen en construcción un carrusel de dos pisos que antes de marzo proyectan instalar en el parque Scalabrini Ortiz y las eco-calesitas que "que podríamos comenzar a montar ni bien nos de el ok el Concejo", asegura.
Para el fabricante de juegos, "la calesita es un entretenimiento tranquilo y seguro para la primera infancia" y un perfecto antídoto frente a la inmovilidad que proponen las pantallas.
"Ya no son un negocio atractivo, en la pandemia cerraron varias por los costos de mantenimiento y el incremento del vandalismo. Pero nosotros queremos seguir armando más calesitas, es algo que llevamos en el corazón. En cada inauguración, la gente se acerca y ves la cara de satisfacción y las sonrisas de los chicos. Seguimos más que nada por eso", afirma Dalmasso y expresa un deseo: "Queremos que en nuestra ciudad cada plaza tenga su calesita". (La Capital)
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