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Opinión

Relatos en primera persona

Continuamos con la serie de relatos de inmigrantes, recopilados por la Sociedad Italiana Vittorio Emanuele II. Son historias que muestran, en primera persona, lo que significó la opción de América y el desarraigo.

Los Molfino

José Molfino nació el 15 de agosto de 1899 en el pueblo de Strevi, en la provincia de Alessandria, Piamonte. Trabajaba en el cultivo de viñedos, especialmente el moscato. Estaba casado con Luisa Riva. Insatisfecho con el presente y ante la inminencia de una guerra, en noviembre de 1913 salió en busca de nuevos horizontes hacia la Argentina, desde el puerto de Génova, en el barco San Giovanni, con su esposa y sus hijos Juan, Constancio, Mario, Emilio y María. Vino directamente a Rafaela, ya que aquí tenía algún pariente y amigos que lo habían precedido y que lo alentaban a emigrar. Sólo su hija Emilia quedó en Italia; ella formó allá su propia familia y nunca más pudo reunirse con los emigrados. Los hermanos, aún jóvenes, se dedicaron a la construcción, pero al poco tiempo Juan y Constancio se emplearon en la fábrica de manteca y caseína La Granja Blanca, que funcionaba en calle Sáenz Peña desde 1936. Tiempo después, entusiasmados con la actividad, decidieron instalar su propia cremería en Santa Clara de Saguier. Otro hermano, Mario, siguió trabajando como albañil, pero en 1928 abandonó ese oficio para instalar una cremería propia en Colonia Mauá.

En octubre de 1938, los tres hermanos se asociaron para crear una pequeña planta de recepción de leche en un terreno de 4 hectáreas; procesaban la leche y, convertida en crema, la proveían a la River Plate Dairy Industri Co.

La empresa creció y se multiplicó con los años. Adquirió un terreno en avenida Ernesto Salva y Ayacucho, en Rafaela, donde los Molfino impulsaron su propio emprendimiento con la fabricación de manteca y quesos, que exportaban a países de América, Europa, Asia y África.

Mario murió muy joven, sin alcanzar su deseo de volver a ver su pueblo del Piamonte. Héctor y Romeo, primos entre sí y descendientes de los fundadores, tomaron a su cargo la empresa. Hace algunos años, la láctea Molfino Hnos. fue vendida a la canadiense Saputo.

La casa de los Molfino en Alessandria se conserva sin mayores alteraciones, rodeada de viñedos, ya que fue vendida a una bodega. Emilia, la hija rebelde que decidió quedarse en su Italia, tuvo una prolífica descendencia que hoy es motivo y punto de encuentro para todos.

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