El índice de riesgo país ha mostrado fluctuaciones significativas en los últimos meses, reflejando la incertidumbre económica tanto interna como externa. Cuando Javier Milei asumió la presidencia el 10 de diciembre de 2023, el indicador se ubicaba en 1.935 puntos básicos. Sin embargo, en el primer mes de su gestión, este índice subió hasta 2.049 puntos. La necesidad de reducirlo sigue siendo una prioridad para el equipo económico, especialmente para poder retornar al mercado voluntario de deuda internacional.
Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el miércoles 6 de noviembre de 2024, el índice de riesgo país cayó de 933 a 870 pb, marcando un alivio inmediato en los mercados. Los analistas interpretaron que este resultado podría favorecer la liquidez y el apetito por activos de riesgo, al menos en el corto plazo.
Max Capital estimó que, en los próximos meses, los indicadores locales podrían mantener una dinámica positiva si la inflación continúa bajando, apoyada en un ancla fiscal. Además, proyectaron una recuperación gradual de la actividad económica, con sectores como la construcción todavía deprimidos, y un incremento en los flujos de capital provenientes del blanqueo fiscal.
Según un informe de la consultora Analytica, la caída del índice de riesgo país por debajo de los 900 pb tras la victoria de Trump acerca el indicador al nivel en el que la Argentina podría financiarse nuevamente en el mercado internacional. Sin embargo, el país sigue enfrentando desafíos significativos para acceder a financiamiento externo.
Entre los principales obstáculos figuran la persistencia del cepo cambiario, la falta de reservas internacionales y un déficit externo que aún persiste.
El ministro de Economía, Luis Caputo, sugirió que la Argentina podría volver a emitir deuda en 2025, con la posibilidad de refinanciar los vencimientos de bonos en moneda extranjera en julio.
Aunque el índice de riesgo país ha mostrado una tendencia a la baja, Analytica remarcó que no basta con reducir este indicador. Además, será crucial acumular reservas, reducir los números negativos en las cuentas externas y levantar las restricciones cambiarias para mejorar las condiciones de financiamiento.
En comparación con la última vez que Argentina salió al mercado internacional, entre 2016 y 2018, cuando las reservas netas del Banco Central superaban los USD 10.000 millones, la situación actual es mucho más compleja. Si bien el Gobierno ha logrado acumular superávit fiscal en los últimos meses, las reservas netas siguen en terreno negativo.
La consultora destacó que durante la anterior “ventana” de salida al mercado, entre 2016 y 2018, el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos mensual llegó a niveles mucho más altos que en 2024, pero los superávit financieros eran mayores, lo que permitía financiar el desequilibrio. En el contexto actual, los pagos de deuda y la limitada entrada de capitales dificultan una mejora sustancial en la cuenta corriente, especialmente bajo un régimen de tipo de cambio administrado.
Entorno menos favorable que seis años atrás
En términos de contexto internacional, Analytica destacó que, en comparación con los años previos, el entorno es menos favorable.
Durante la administración de Donald Trump, se anticipa que la Reserva Federal podría volver a incrementar las tasas de interés, lo que elevaría el costo del financiamiento para países emergentes como Argentina.
Aunque la relación entre Trump y Milei podría abrir la puerta a desembolsos financieros, la falta de multilateralismo y una política exterior proteccionista podrían dificultar el acceso a capitales.
Un informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI) destacó que, “si Trump implementa tarifas agresivas a las importaciones y recorta impuestos a nivel interno, el dólar podría fortalecerse, afectando negativamente a las economías emergentes. Sin embargo, en el caso de Argentina, que opera bajo un régimen de cepo cambiario, la apreciación del peso podría intensificarse. Esto podría agravar el déficit de la cuenta corriente, ya que la sobrevaluación de la moneda haría más costosas las exportaciones y menos competitivas a las industrias locales”.
Rodrigo Álvarez, de Bituin Inversiones, sostuvo que “el proceso de compresión de tasas de interés aún tiene margen para continuar si el Gobierno mantiene el ajuste fiscal y ordena el frente monetario”. Y agregó: “si el Fondo Monetario Internacional (FMI) apoya a Argentina, esto podría ser un activo fundamental para evitar un default en la deuda durante la administración de Milei”.
Por otro lado, Gustavo Ber, del Estudio Ber, destacó que, además de las señales políticas y económicas internas, la clave para continuar reduciendo el índice de riesgo país sería la acumulación de reservas y la salida progresiva del cepo cambiario.
Aunque la economía argentina ha mostrado un ajuste en su plan macroeconómico, Ber advirtió que el proceso de ordenamiento aún está lejos de completarse sin un acuerdo sólido con el FMI que incluya la llegada de fondos frescos.
Pablo Repetto de Aurum Valores, dijo a Infobae que un factor determinante para la baja del índice de riesgo país será la consolidación del poder político del nuevo gobierno.
Repetto subrayó que la acumulación de reservas y el respaldo político serán fundamentales para sostener la confianza del mercado y mejorar el acceso al financiamiento externo.
Además, el analista de Aurum Valores destacó: “el resultado de las elecciones en Estados Unidos y su impacto en las tasas de interés globales también podrían influir en la tendencia del riesgo país en los próximos meses”.
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