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Nacionales

Por qué este martes 28 de mayo se celebra el Día de los Jardines de Infantes

La historia de Rosario Vera Peñaloza, la "Rosarito", aquella niña de los llanos, un ejemplo que perdura en el tiempo. Hoy también es el Día de los Jardines de Infantes.
Agrandar imagen Rosario Vera Peñaloza.
Rosario Vera Peñaloza.

Rosario Vera Peñaloza nació el 25 de diciembre de 1873 en La Rioja. En Atiles, Departamento de Rivadavia, así llamado tiempo atrás, hoy denominado Departamento de Juan Facundo Quiroga en virtud de una ley sancionada en 1948 que reivindica al caudillo riojano. El pueblo de Atiles, que en tiempos precolombinos fuera el principal asentamiento nativo de la región, está ubicado en la región denominada “Los Llanos”, sendero que enhebra postas históricas sobre la tradicional ruta de Los Caudillos.

Fue la menor de cuatro hermanas. Hija de Eloy Vera y Mercedes Peñaloza, tuvo la desgracia de quedar huérfana siendo muy niña. Fueron sus tías quienes le enseñaron las primeras letras, debiéndose trasladar a San Juan para iniciar sus formales estudios primarios, pues por sus “pagos” de Los Llanos no existían establecimientos educativos.

Nieta paterna de Francisco Nicolás Vera y Herrera, fue miembro de una familia de hacendados riojanos, emparentada con las tradicionales familias del lugar: los Ávila, los Sánchez de Balderrama, los Vergara y los Peñaloza; y precisamente fue bisnieta de Nicolás Peñaloza, quien por vía del primer matrimonio de éste, fue el abuelo del general Ángel Vicente "Chacho" Peñaloza.

Maestra de la Patria

La Constitución Nacional de 1853 (Art., 5°) dejó librada a las provincias la educación primaria y consideró como atribución del Congreso Nacional proveer al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria. No había en el país bibliotecas públicas, el material escolar era casi desconocido y los maestros eran vocacionales por falta de escuelas normales. En algunas provincias las aulas carecían de pupitres, pizarrón y lápices, mientras los docentes recurrían a cuero de vacunos y hojas de ciertas plantas para que, sobre ellas, los escolares escribieran las primeras letras con espinas o maderas duras.

En la década del ochenta del siglo XIX se produjo la promulgación de la “Ley de Educación Nº 1420”, a partir del cual se sistematizaron normas e ideas que enfocaron todos los esfuerzos educativos en pos de la integración del país y modernización de sus instituciones.

Con la aprobación de la Ley 1420 se hizo necesario adecuar las estructuras provinciales en concordancia con ese cuerpo legal y a partir del creado Consejo Nacional de Educación las provincias tomaron un impulso propio, destacándose entre ellas la acción educativa de algunas provincias como Mendoza, pero muy especialmente La Rioja, Entre Ríos, Buenos Aires y Córdoba. Desde allí Rosarito Vera, realizó una notable labor actualizando los programas de estudio para la carrera de maestra jardinera, que no existía en nuestro país, y difundió el trabajo manual en las escuelas primarias para que los chicos desarrollen habilidades prácticas.

Fue discutida, perseguida y cesanteada en distintos momentos de su vida. Dijo una vez: "Siempre es lenta la marcha de las ideas nuevas. Hay siempre lucha hasta que el público las acepta y todos los que llegan a ser discípulos de tal innovación tienen que soportar críticas y advertencias injustas".

Su credo patriótico

“Creo en el Magisterio Argentino y en su obra; a ellos, Los Maestros corresponde formar las generaciones capaces de mantener siempre encendida la lámpara votiva que dejaron a nuestro cuidado los que nos dieron Patria para que jamás se apague en el alma argentina y para que sea el faro que ilumine los senderos”. Textual de Rosario en su obra: “Credo Patriótico”.

En 1884 regresó a su tierra natal e ingresó a la Escuela Normal de La Rioja fundada ese mismo año por las maestras norteamericanas Annette Haven y Bernice Avery. Allí realizó los estudios secundarios y cursó la carrera de magisterio recibiéndose de Maestra Normal en 1888.

En 1892 se dirigió a Paraná (Entre Ríos) para proseguir con su formación obteniendo el título de Enseñanza Superior en 1894. En la Escuela Normal de Paraná fue alumna de Sara Eccleston (oriunda de Filadelfia), otra de las maestras invitadas por Sarmiento para expandir la educación en Argentina. En aquella célebre institución entrerriana creada en 1870 bajo la presidencia, precisamente, del mismo Domingo Faustino Sarmiento, comenzó su actuación profesional en el Departamento de Aplicación. En dicha escuela también estudió Trabajo Manual, Dibujo y Pintura, Ejercicios Físicos, Modelado, Tejido de Telares, Grabado, Corte y Confección y Artes Decorativas.

Rosarito Vera dejó un legado único.

Más allá de sus múltiples cargos y tareas docentes en Paraná, La Rioja, Córdoba y Buenos Aires, la veta educadora que cruzó su existencia se expresó en numerosos libros, conferencias, cursos para docentes, fundaciones escolares y tareas asistenciales, resultado de sus observaciones y diálogos con colegas de todo el país. Todo esto fue recreado en estrategias docentes y material didáctico para su soñada reforma metodológica, finalmente expresada en la creación del Museo Argentino para la Escuela Primaria y Pre-escolar, “su mayor tributo a la Patria”.

Escribió 25 libros, en su mayoría inéditos. Militaba con su palabra, pero más con la acción: hacía mucho y hablaba poco. Fue incansable fundadora de museos y jardines de infantes en todo el país. Ocupó 22 cargos públicos. Fue maestra en muchas provincias.

Murió un 28 de mayo de 1950 en La Rioja a los 77 años de edad. En su testamento quedó expresamente plasmado su altruismo. Donó todo lo que poseía, hasta su vieja hamaca. Resulta interesante destacar el Artículo N° 6 de dicho testamento (textual):

“No teniendo herederos forzosos, renuncio a mis derechos de autor en beneficio de la entidad Nacional, Provincial o Privada, como ser la Junta de Historia y Letras de la Rioja, a la que ya le tengo ofrecido mis trabajos, que hiciere la publicación; pero si ésta fuere el gobierno Nacional o Provincial y la publicación produjera algún beneficio, de éste se destinará lo necesario para servir de base a la fundación de una escuela que llevará el nombre de mi tía y madre de crianza, doña Jesús Peñaloza de Ocampo, en el pueblo de Malanzán donde he pasado mi infancia. Esta escuela será politécnica, en ella se dará a la niñez tares variadas, que sirvan para despertar vocaciones y desarrollar aptitudes latentes en cada uno, enseñando el aprovechamiento del material que brinda el medio ambiente, las flores intensamente aromáticas para la preparación de extractos, la arcilla que es de primera calidad para facilitar las creaciones plásticas, las fibras, las numerosas materias de la zona para la preparación de bases de juguetes para que el mismo niño los haga. Podían ser base de estos juguetes los modelos de cuyo mecanismo, es autor Ricardo Ocampo, ejecutados bajo mi dirección e idea que tienen por finalidad despertar las vivencias del niño y cultivar su capacidad creadora, al mismo tiempo su venta será fuente de ingreso para el sostenimiento de la escuela”.

Reconocimiento

En su memoria, el 28 de mayo, fecha de su fallecimiento, se festeja el Día Nacional de los "Jardines de Infantes" y del "Docente de Nivel Inicial" instituido por Ley 27.059, sancionada el 3 de diciembre de 2014. (MDZ)

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