En medio del mayor ataque a los trenes de alta velocidad (TGV) en Francia, en lo que parece otro capítulo de la guerra híbrida con Rusia, y para tratar de poner paños fríos a una crisis política y racista franco argentina, el presidente Javier Milei se abrazó a su colega Emmanuel Macron en el Palacio del Eliseo, en la mañana del viernes, horas antes de la Inauguración de los Juegos Olímpicos en París.
Con cinco minutos de retraso en su llegada, así comenzaba esta reunión, que iba a tener como contexto “discutir proyectos para la transición enérgetica, el litio, donde Francia es uno de los grandes inversores, la defensa, la ciencia, la cultura” y la resistencia francesa al Mercosur, al cual Macron quiere ver renovado y modernizado.
Duró casi una hora y se despidieron calurosamente, posando para los fotógrafos en las escalinatas , adornadas por las rampas negras para discapacitados, que diseñó el escultor argentino Pablo Reynoso para estos Juegos Olímpicos en el Palacio.
Una agenda conmovida
Esa era la agenda. Pero la canción racista de la Selección argentina de fútbol contra sus colegas franceses, la xenofobia al imputarles su color de piel y los orígenes árabes y negros de sus ancestros, trajo secuelas en Francia. Ante Marruecos los argentinos fueron abucheados e ingresaron los marroquíes siete veces a la cancha, en el partido que arruinó el inicio y el espíritu de los Juegos Olímpicos franceses. Después, Los Pumas fueron abucheados junto con el Himno Nacional en los cuartos de final con Francia, con todo el estadio en contra. Un acto fuerte de repudio unánime.
Un escenario que forzó a Macron y a Milei a cambiar las prioridades de la conversación. Esa fue la razón por la que entró al Palacio del Eliseo el embajador argentino en Estados Unidos, Gerardo Whertein, del brazo de Karina Milei, con un traje blanco y un “debourder” negro, para dar explicaciones y escucharlas.
Werthein es el nuevo vicepresidente del Comité Olímpico Internacional desde el jueves. Una voz con autoridad para explicar el problema y encontrar una discreta solución. Aunque se niega a explicarlo públicamente.
Bajo una incómoda garúa que amenaza la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, Macron abrazó con complicidad a Ian Selecki, el joven embajador argentino y su amigo personal. El fue quien consiguió el cambio de fecha el pasado19 de junio, gracias a sus amigos de Science Po, que trabajan hoy al lado del jefe de Estado francés.
Karina Milei y Werthein en la audiencia
Karina Milei fue quien presentó sus excusas al embajador francés en Buenos Aires, cuando la vicepresidente argentina Victoria Villaruel decidió treparse en las redes al patrioterismo local xenófobo y apoyar al jugador Enzo Fernández, autor de la transmisión en vivo, con el “Te banco, Enzo” y llamar “hipócritas” a los franceses. Una crisis doméstica del mileísmo, que aún no finaliza, pero que Karina quiere poner punto final con vista al exterior.
Sin justificar la violencia en el match de Marruecos ni el VAR, muchos de los jugadores que la Selección argentina se encargó de insultar son binacionales, que pueden jugar para una selección o la otra porque tienen, como muchos argentinos, dos pasaportes. Son hijos y nietos de las colonias francesas en África y le han dado identidad al equipo de Francia, desde que ganaron el Mundial de 1996 en adelante. Ese “beurre- Blanc-Bleu” que unió a Francia, en un solo grito de campeón, y que hoy el Gobierno soñaba con repetirlo en estos Juegos con los que buscan unir al país.
Macron, muy debilitado
Francia es uno de los países europeos que se oponen al Mercosur tal como está. Para ellos hay que hacer “borrón y cuenta nueva” porque el Mercosur “ha quedado viejo”, tras 20 años de negociaciones, y “no respeta el medio ambiente”. Pero no todos los países lo apoyan, comenzando por Alemania.
Macron ha perdido fuerza política, después de la disolución de la Asamblea Nacional y de no conseguir una mayoría. Algo peor, la macronia se está reciclando y lo abandona. Por lo tanto, en una Francia sin gobierno y sin esperanzas de que llegue un primer ministro antes de septiembre, el encuentro y los acuerdos entre Milei y Macron son como las terrazas de Paris: efímeros.
Con los empresarios
La reunión con los empresarios franceses en un día donde las calles están cortadas (se necesita un QR para llegar a cualquier lado y comienzan los preparativos de la ceremonia de los Juegos Olímpicos) es un milagro. Pero fueron al hotel Le Metropolitan para escuchar a Milei y ser escuchados.
Allí estaba Alexandre de Rothschild, CEO del banco Rothschild, la familia banquera más importante de Francia. Con viejos vínculos con Argentina, tiene interés en participar en privatizaciones.
Laurent Dassault, uno de los directivos que produce los aviones Falcon, los aviones de combate Rafale, el misil Exocet y el auto eléctrico, adora Argentina. Junto a los Rothschild tiene una bodega, Flecha de los Andes, en el Valle de Uco, en Argentina, y también estaba allí, a pesar de los problemas de circulación.
Pero hicieron el esfuerzo de llegar al discreto hotel Le Metropolitan, donde se aloja el presidente, al igual que el CEO de la petrolera francesa Total, Patrick Puoyanné, que tiene grandes inversiones pero está interesado en Vaca Muerta .
Xavier Niet es un nuevo visitante para Argentina. Dueño de la empresa de comunicaciones Free, billonario, inversor en media y comunicaciones, y como si fuera poco, casado con la heredera del imperio Arnault, el dueño de Dior, Luis Vuitton y el hombre más rico de Francia. Él estuvo allí para hablar con Milei.
Al Eliseo nuevamente
El presidente Milei y su hermana no almuerzan .Pero participarán en un cóctel, a la tarde, en el Eliseo, junto a todos los jefes de Estado invitados.
Juntos concurrirán al río Sena para subir a los barcos y participar, a las 19.30 hora francesa (cinco horas de diferencia con Argentina), en la ceremonia de inauguración más espectacular que se recuerde desde los tiempos de Louis XV en Francia. Fuente: Clarín.
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