Ayer no fue un día más para los argentinos, llegó el fin de una era para que comience una nueva, la cual viene cargada de una total incertidumbre para la población.
Exactamente a las 11.56 horas de este domingo, Javier Milei se convirtió oficialmente en el presidente de todos los argentinos. En una jornada histórica para nuestro país, cumpliéndose 40 años del retorno a la democracia, el libertario, que representa al partido político que tiene apenas dos años de vida, asumió la presidencia abriendo camino a una nueva era en la política argentina. Luego de tomar juramento junto a su vicepresidente, Victoria Villarruel, se dirigió a las escalinatas del Congreso para hablarle a la gran multitud presente en la plaza.
En un discurso alienado con lo que fue su campaña política, el foco fue puesto en los problemas que deja el Gobierno anterior; de esta forma comenzó su discurso de manera tajante: "Dejen que sea muy claro en esto, ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros".
Siguiendo con la parte negativa de su discurso, Milei se tomó un tiempo importante para hacer un diagnóstico completo de la "herencia" y entre comparaciones con lo que fue en su momento el «Rodrigazo» afirmó lo siguiente: "El gobierno saliente nos ha dejado plantada una hiperinflación y es nuestra máxima prioridad hacer todos los esfuerzos posibles para evitar semejante catástrofe que llevaría a la pobreza por encima del 90% y a la indigencia por encima del 50%. En consecuencia, no hay solución alternativa al ajuste y al shock". A lo que sumó la "inflación plantada del 15.000% anual que vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla", enfatizó.
El primer mandatario adelantó que las primeras medidas que adoptará su gobierno "impactará de modo negativo sobre la actividad, el empleo, la cantidad de pobres e indigentes". "Habrá estanflación, pero no es algo muy distinto a los últimos 12 años. Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina".
En al menos tres oportunidades, el nuevo presidente remarcó en su discurso -que se prolongó por media hora- que no hay otra alternativa que el ajuste del gasto público para combatir el déficit fiscal. "No hay plata", machacó. Aclaró, no obstante, que esta poda recaerá principalmente "sobre el Estado, no sobre el sector privado", lo que desató una ovación entre los manifestantes.
"No existe solución donde se evite atacar el déficit fiscal. De los 15 puntos de déficit, 5 corresponden al Tesoro Nacional. La solución implica un ajuste fiscal en el sector público fiscal, que caerá sobre el Estado y no sobre el sector privado", remarcó.
Con el mismo tono severo, embistió contra la política de emisión monetaria que ejecutó el anterior gobierno, a su juicio causante de haber colocado al país "al borde de la inflación. Dado que la política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 a 24 meses, aun cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente -enfatizó-. Haber emitido por 20 puntos del PBI como se hizo en el gobierno saliente no es gratis. Lo vamos a pagar en inflación".
Sin pelos en la lengua, y pese a mostrarse de buen ánimo con Cristina Fernández en el Congreso, arremetió: "Nos han arruinado la vida y nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. Por lo tanto tampoco nos debería sorprender que nos estén dejando 45% de pobres y 10% de indigentes", reprochó.
De la misma manera, el ya presidente criticó las políticas de seguridad y de educación emprendidas por la anterior gestión. "Si se levantara Sarmiento y viera que hicieron con la educación", se quejó Milei al enfatizar que solo el 16% terminan el colegio en tiempo y forma.
Con el mismo tono se refirió al presente en cuanto a seguridad. "Argentina se ha convertido en un baño de sangre -advirtió-. Los delincuentes caminan libres, mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas. El narcotráfico se apoderó lentamente de nuestras calles, a punto tal que una de las ciudades más importantes de nuestro país ha sido secuestrada por los narcos y la violencia". Y remató: "Se acabó con el siga-siga de los delincuentes".
Parecía un discurso de campaña. A pocos metros suyo, su hermana Karina -quien tuvo un rol protagónico a lo largo de la jornada- se mostró erguida junto a los mandatarios extranjeros que, apostados bajo los rayos del sol, viajaron especialmente para asistir a la asunción del nuevo presidente argentino. Allí se lo vio al rey Felipe VI de España; el uruguayo Luis Lacalle Pou y el chileno Gabriel Boric y el ucraniano Volodímir Zelensky. El expresidente brasileño Jair Bolsonaro -admirador de Milei- también ocupó un lugar preferencial.
Aunque no dio precisiones sobre las medidas a instrumentar en el corto plazo, Milei buscó que su primer discurso tuviera un carácter fundacional. Reivindicó como uno de los mejores presidentes de la historia a Julio Argentino Roca -figura denostada por el kirchnerismo-, planteó "nuevo contrato social" y la inauguración de una "nueva era en la Argentina", promovida por la "contundente voluntad de cambio" expresada por los argentinos en las urnas.
"Este nuevo contrato social nos propone un país distinto, un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, sino que vele por nuestros derechos, un país en el que el que las hace, las paga", enfatizó. "Un país en el que el que corta las calles, violando los derechos de sus conciudadanos, no recibe la asistencia de la sociedad. En otros términos, el que corta no cobra", exclamó.
"Prefiero decir una verdad incómoda antes que una mentira confortable"
Luego de su discurso en el Congreso, el presidente Milei se dirigió a la Casa Rosada. Luego de recorrerla, salió a uno de los balcones a brindar un nuevo discurso para la multitud allí presente.
Al grito de: "Hola a todos, soy el león" y de "Viva la libertad, carajo!", el flamante mandatario se dirigió a saludar a la multitud, luego de saludar a las delegaciones extrajeras en el Salón Blanco de la Casa Rosada.
"He construido mi carrera sobre la idea de decirles siempre la verdad, siempre les dije la verdad y no es gratis, pero prefiero decir una verdad incómoda antes de una mentira confortable", subrayó Milei.
"Quiero que tengan conciencia, que tengamos claro que vamos a comenzar la reconstrucción argentina luego de 100 años de decadencia", amplió el jefe de Estado, y añadió que «si bien vamos a tener que soportar períodos complejos, vamos a salir adelante», para puntualizar luego que "es el fin de la noche populista".
Desde el balcón, dio "las gracias a cada uno de ustedes por el cariño manifestado" y por acompañar "estas horas de tanta alegría por la llegada al poder de un presidente liberal libertario".
Tal como lo hizo en su discurso en las escalinatas del Congreso, citó ideas del dirigente liberal Alberto Benegas Lynch hijo como base de "nuestra libertad", como "el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, el derecho a la vida y a la propiedad", y enumeró "la propiedad privada, los mercados libres sin intervención estatal, la división del trabajo y la cooperación social".
Al final, expresó a la multitud: "Argentinos, pongámonos de pie, abracemos estas ideas del liberalismo», porque «las fuerzas del cielo nos van a hacer el mejor gobierno de la historia".
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