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Guerra de Malvinas: la historia del Cementerio de Darwin y cómo lo esconden de la mirada de los kelpers

A 42 años del inicio del conflicto bélico, el trabajo de los forenses permitió que sólo quedaran 7 cuerpos sin identificar en la necrópolis donde descansan 265 héroes argentinos.

“No es necesario repatriarlos. Ellos están en su Patria”, dijeron los familiares de los argentinos caídos en la Guerra de Malvinas cuando el Reino Unido ofreció trasladar los cuerpos al continente. A 42 años del inicio del conflicto, la historia del Cementerio de Darwin está matizada por la emoción, la tristeza y el heroísmo que quedó en las Islas para siempre.

Alejado de la zona urbana y tapado por unos cerros, las autoridades británicas lo esconden de la mirada de los kelpers. Apenas un pequeño cartel lo anuncia como “Argentine Cemetery” (cementerio argentino) y un isleño de encarga de su cuidado y mantención.

Para llegar desde Puerto Argentino a la necrópolis, ubicada en la Isla Soledad hay que recorrer 88 kilómetros por un dificultoso camino de ripio. El sitio, que está a dos kilómetros de Puerto Darwin, fue elegido por su lejanía y, además, por estar en medio de cerros que impiden observarlo a la distancia. La ubicación fue una condición que pusieron los isleños, que no querían que las cruces se pudieran ver desde las localidades de Puerto Darwin y Pradera del Ganso.

Guerra de Malvinas: la historia detrás del cementerio de Darwin

Concluida la Guerra, el Reino Unido habilitó entonces ese escondido lugar, cruzado por cursos de agua intermitentes, para sepultar a los combatientes argentinos caídos. Durante mucho tiempo, más de la mitad de las 265 tumbas figuraban sin nombre y con la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”.

El predio usado como destino final de los soldados argentinos fue donado por un granjero llamado Brook Hardcastle, perteneciente a la Compañía Islas Malvinas. Cedió algunas hectáreas de campo a 1500 metros de Darwin, en una decisión conjunta con Eric Goss, director agropecuario del asentamiento de Ganso Verde.

En un comienzo, Darwin fue utilizado sólo para el entierro de los 47 soldados que habían muerto en la batalla de Pradera del Ganso, que se produjo entre el 27 y 29 de mayo muy cerca de allí. Pero cuando finalizó el conflicto los ingleses inhumaron allí a otros 218 combatientes, algunos de los cuales se encontraban en tumbas colectivas y muchos otros en campos de batalla en los distintos puntos del archipiélago donde se produjeron enfrentamientos armados.

La labor del coronel británico Geoffrey Cardozo, designado para construir y organizar el cementerio, fue vital para ir identificando a los héroes. Es que el militar inglés cubrió los cuerpos con tres bolsas plásticas y escribió una nota con el lugar donde se habían hallado sus restos. Además, puso con cada cuerpo todas las pertenencias que se habían encontrado cerca. Eso facilitó enormemente la identificación posterior.

Hace varios años, cuando volvió a Malvinas por un viaje humanitario, Cardozo contó que sintió “una frustración enorme por no haber podido identificar a tantos chicos”. Recordó que cuando le encargaron la tarea de exhumar los cuerpos de los caídos en todo el archipiélago y sepultarlos en Darwin su principal preocupación era que todos tuvieran el nombre en su tumba. ”Cada vez que identificaba a un soldado sentía un alivio enorme”, señaló.

Años después de la Guerra, Cardozo le entregó en 2009 a Julio Aro, creador de la Fundación No me olvides, una información que con el paso del tiempo iba a resultar clave para identificar a los caídos que aún permanecían sin nombre. Enseguida, el gobierno británico autorizó la exhumación de los cuerpos para la toma de muestras genéticas.

Los forenses trabajaron durante dos meses, exhumando cuerpos, extrayendo muestras y volviendo a inhumar los féretros. En agosto de 2020, las muestras de ADN de los soldados sin identificar fueron llevadas al laboratorio de genética forense del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en la ciudad de Córdoba, que las cruzó con las que habían aportado los familiares. El trabajo fue exitoso y sólo quedaron 7 cuerpos sin identificar.

Muchos isleños se siguen manifestando en contra de la permanencia del cementerio, porque acusan al gobierno argentino de “usarlo con fines políticos” y reiteradamente han solicitado que los cuerpos sean llevados al continente. (TN)

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