En los últimos meses, el riesgo país, un indicador clave para medir la percepción de los inversores sobre la estabilidad económica de un país, ha experimentado una notable caída. Este descenso ha sido impulsado por una serie de factores que han comenzado a cambiar la percepción del mercado sobre la Argentina, a pesar de los retos estructurales que enfrenta.
Uno de los motores principales detrás de la reducción del riesgo país ha sido el ajuste fiscal implementado por el gobierno. Este ajuste ha afectado diferentes áreas del gasto público, como la obra pública, los subsidios a tarifas y los haberes jubilatorios. Si bien estas medidas han generado debate y preocupación entre algunos sectores de la sociedad, los mercados financieros parecen haberlas interpretado como señales de seriedad en la gestión económica del país, luego de 11 meses de superávit fiscal.
El segundo factor clave ha sido el éxito del blanqueo de capitales, una iniciativa que ha permitido repatriar miles de millones de dólares que hasta entonces se encontraban fuera del circuito financiero oficial. Se esperaba que este proceso fuera beneficioso para las reservas internacionales del Banco Central, pero la cifra final ha superado las expectativas: cerca de USD 20 mil millones ingresaron al sistema, 15 mil de los cuales permanecen en los bancos. Estos dólares "fugados" son ahora un activo valioso que ayudará a reducir la presión sobre las reservas del país.
Cuando la gestión económica comenzó a tomar forma, el panorama parecía sombrío. Argentina se encontraba con un agujero financiero que superaba los USD 30 mil millones: USD 6 mil millones en reservas negativas y USD 25 mil millones de vencimientos de deuda. La posibilidad de un default o una reestructuración de deuda parecía inminente. De hecho, en su punto más alto, el riesgo país alcanzó los 1.600 puntos básicos, una cifra alarmante que reflejaba las dudas de los inversores internacionales sobre la capacidad del país para cumplir con sus obligaciones.
Sin embargo, con el paso del tiempo y gracias a las reformas implementadas, el riesgo país ha disminuido de forma considerable, situándose actualmente por debajo de los 750 puntos básicos. Esta mejora es una clara señal de que el mercado empieza a percibir a la Argentina con un mayor grado de confianza, lo cual abre nuevas puertas para la economía nacional.
¿Qué significa para la Argentina y para nosotros la baja del riesgo país?
La reducción del riesgo país no es solo un indicador técnico, sino que tiene consecuencias prácticas y muy positivas para la economía. Primero, se abren nuevas oportunidades para llevar a cabo un canje voluntario de deuda. Esta posibilidad resulta esencial, ya que permitiría aliviar la carga financiera sin recurrir a medidas más drásticas, como una reestructuración compulsiva, similar a las vividas en el pasado reciente, que podría tener efectos aún más negativos sobre la confianza de los inversores.
Además, la caída del riesgo país facilita el acceso a nuevos fondos e inversiones. La mejora en las expectativas de los mercados sobre la economía argentina incrementa el interés de los inversores extranjeros y locales, lo que puede generar un círculo virtuoso de crecimiento económico. En este sentido, los dólares que retornaron a la economía a través del blanqueo se presentan como un factor clave. Los bancos, que ahora poseen estos dólares, comenzarán a prestarlos, generando mayor liquidez en el sistema financiero y estimulando tanto la inversión productiva como el consumo.
Aunque la reducción del riesgo país es una señal alentadora, no todo está resuelto. El modelo económico actual de la Argentina sigue centrado en la disciplina fiscal, la ortodoxia monetaria, el control del tipo de cambio y un ajuste del gasto público que aún puede tener impactos en la vida cotidiana de los ciudadanos. La deuda sigue siendo alta, aunque gran parte de ella está en manos de organismos públicos, lo que reduce el riesgo de un colapso inmediato.
El próximo año se perfila como un período de transición. Las expectativas se mantienen moderadas, ya que si bien hay una gran deuda que requiere ser refinanciada (en un proceso de "roll over"), también existen condiciones más favorables para gestionar esa deuda sin generar más incertidumbre.
Por otro lado, la posibilidad de que otros dólares que estaban fuera del circuito vuelvan al sistema, provenientes de la economía informal o de la fuga de capitales de gobiernos anteriores, podría ser otro motor de crecimiento. Acá si bien no puede esperarse otro blanqueo, hay aproximadamente USD 15 mil millones que dejaron Argentina, durante el gobierno de Mauricio Macri, luego que este perdiera las elecciones. Son dólares que no ingresaron al blanqueo porque provienen de la economía formal, son "blancos" y que se encuentran en el exterior. A ellos debe tentárselos para que vuelvan en inversión a la Argentina.
La caída del riesgo país es una excelente noticia para la Nación, pero no es el final del camino. Las reformas fiscales y la repatriación de capitales son pasos importantes hacia la estabilidad, pero el país sigue enfrentando desafíos económicos y sociales significativos. El actual modelo económico, basado en la disciplina fiscal y el control de la inflación, tiene el potencial de mejorar la situación financiera del país, pero dependerá de su correcta implementación y de la capacidad de las autoridades para mantener la confianza tanto de los inversores como de la sociedad en general en un año electoral que ya se avecina.
Así, el descenso del riesgo país abre un abanico de oportunidades, pero la verdadera prueba estará en cómo se logran consolidar esos avances sin perder de vista el bienestar de la población.
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