19.20 Se encontró en un hombre en la Ciudad de Buenos Aires y fue reportado por el Instituto ANLIS/Malbrán en la base mundial de datos genómicos del coronavirus. Cómo actúa esa versión de la nueva mutación.
La variante del coronavirus Ómicron ya fue detectada en 171 países desde noviembre pasado. Ya se ha descubierto que la variante Ómicron incluye múltiples sublinajes virales. Uno de ellos es BA.1, que causó casi todas las infecciones en el mundo durante los últimos tres meses. Sin embargo, un segundo sublinaje de Ómicron, BA.2, comienza a ganar terreno en otros países, en particular la India y Dinamarca. Ya se reportó el primer caso del sublinaje BA.2 en Argentina según pudo confirmar Infobae.
De acuerdo con la base de datos de las secuencias genómicas del coronavirus GISAID, el 18 de enero pasado se notificó el primer caso de una persona en la Argentina con el sublinaje BA.2 de Ómicron. Es un hombre de 62 años con COVID-19 que reside en la ciudad de Buenos Aires. La muestra de ese paciente fue analizada por el Instituto ANLIS/Malbrán, que lo reportó en la base GISAID, una iniciativa de ciencia global que proporciona acceso abiertos a datos genómico del virus como la influenza y el coronavirus. En esta base hay reportadas 380 secuencias de pacientes de Argentina.
BA.2 es uno de los sublinajes de Ómicron, y podría arrastrar la ola en gran parte del mundo, según los científicos. Porque muestra signos de propagación de mayor rapidez. Pero BA.2 no parece causar una enfermedad más grave que el sublinaje BA.1. Hasta el momento, las vacunas resultan ser eficaces contra todas las ramas de Ómicron para prevenir enfermedad grave y muerte.
Consultado por Infobae, el investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Conicet, Humberto Debat, que forma parte del Proyecto País, la iniciativa de vigilancia genómica del coronavirus del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, contó: “Hay diferentes trabajos que están haciendo un seguimiento sobre Ómicron. El sublinaje BA.2 ya está detectado en más de 50 países, incluyendo la Argentina. En Dinamarca se encontró que ese sublinaje está presente en más del 85% de los casos. Es más transmisible que BA.1, que impulsó la expansión de Ómicron a nivel global″.
“El sublinaje BA. 2 sí puede volver a aumentar los casos de COVID-19 en los países donde circule”, agregó el doctor Debat. Pero aclaró enseguida: “En base a otro trabajo en los Estados Unidos, se conoce que la protección de las vacunación contra el COVID-19 es similar si una persona queda expuesta al sublinaje BA.1 o al BA.2. Ambas comparten mutaciones, pero a su vez tienen 40 mutaciones específicas diferentes. Son diferencias sustanciales que se están estudiando. Quedan aún incógnitas por entender”.
Para el doctor Thomas Peacock, virólogo del Imperial College de Londres, el sublinaje también “puede significar un pico de infecciones más alto en lugares que aún no han alcanzado el pico, y una ralentización de las tendencias a la baja en lugares que ya han experimentado el pico de Ómicron”, según le dijo al diario The New York Times.
En noviembre de 2021, investigadores de Sudáfrica fueron los que dieron la voz de alarma sobre la variante Ómicron. Presentaba 53 mutaciones que la diferenciaban del coronavirus original que se aisló en Wuhan en enero de 2020. Algunas de esas mutaciones le permitían a Ómicron que escape de los anticuerpos producidos por las vacunas o las infecciones anteriores. Otras mutaciones parecen haber hecho que se concentre en las vías respiratorias superiores, en lugar de en los pulmones.
Esas características genómicas, los viajes de las personas por el mundo, y la falta de adherencia a los cuidados de prevención, como la ventilación cruzada y permanente, hicieron que Ómicron pasara a dominar en el mundo y desplazara a la variante Delta.
Se siguió investigando a Ómicron en los laboratorios científicos y se encontró que estaba formado por tres ramas distintas que se separaron de un ancestro común. Los científicos denominaron a estas ramas BA.1, BA.2 y BA.3. Las primeras muestras de Ómicron pertenecían a la BA.1. La BA.2 era menos común. La BA.3, que era aún más rara, parece ser el producto de una combinación entre la BA.1 y la BA.2. Habrían infectado simultáneamente a la misma persona, y sus genes se mezclaron para crear un nuevo híbrido viral.
A diferencia de la BA.1., el sublinaje BA.2 de Ómicron no tiene una mutación de la proteína Espiga que hace que las pruebas de PCR fallen. Sin la posibilidad de utilizar las pruebas de PCR para rastrear el BA.2, algunos científicos lo apodaron la versión “sigilosa” de Ómicron. Pero BA.2 no era invisible. Fueron siguiendo sus rastros al analizar las secuencias genéticas de las muestras de las pruebas positivas. Se usaron las pruebas de PCR para diferenciar entre BA.1 y BA.2. Las muestras que provocaron fallas en la proteína de la Espiga contenían BA.1, mientras que las que no lo hicieron contenían BA.2.
En Dinamarca, según informó el Statens Serum Institut, el sublinaje BA.2 es más transmisible. Pero no tienen más o menos probabilidades de ser hospitalizadas que las personas que tienen BA.1. En el Reino Unido, el viernes, el gobierno hizo público otro análisis inicial de la BA.2. Se constató que la variante representa sólo un pequeño porcentaje de los casos. Pero las encuestas realizadas en ese país muestran que BA.2 está creciendo más rápidamente que la BA.1 porque es más transmisible. Los investigadores británicos descubrieron que las vacunas eran igual de eficaces contra la BA.2 que contra la BA.1.
En Estados Unidos, Trevor Bedford, virólogo del Centro Oncológico Fred Hutchinson de Seattle, encontró un patrón similar en las secuencias virales de muestras de pruebas recientes. Calculó que alrededor del 8% de los casos en Estados Unidos son BA.2, y esa cifra está aumentando rápidamente.
El viernes pasado, María Van Kerkhove, epidemióloga que lidera la respuesta de la OMS al COVID-19, explicó en su cuenta de Twitter que el linaje “BA.2 difiere de la subvariante predominante en algunas proteínas, incluyendo la proteína de la Espiga”. Resaltó que más estudios son necesarios.
“Se deben priorizar las investigaciones, tanto independientes como comparativas con la BA.1, sobre las características de la BA.2, incluyendo su virulencia y la capacidad de evadir las vacunas”, dijo Van Kerkhove. La OMS advirtió que la BA.2 no causa una marca concreta en las pruebas de laboratorio, que se conoce como “fallo de objetivo del gen S”. Esto hace que pueda parecerse a otras variantes del coronavirus en un primer testeo. No significa que la variante no se pueda detectar, sino que se hace de forma diferente. (Infobae)
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