Por Alcides Castagno
Guillermo Lehmann no había tenido un buen comienzo comercial en la Argentina. En su papel de intermediario proveedor del ejército de Mitre para la guerra de la Triple Alianza, nunca cobró lo que le correspondía como tal. Establecido en Esperanza, inició una destilería; esta vez, su administrador y apoderado, cuando todo comenzó a andar bien, desapareció con el dinero. Lehmann recurrió entonces a las relaciones que había cultivado en los primeros tiempos de Buenos Aires y luego en Santa Fe, consiguió de la Provincia un subsidio de 10 mil duros para emprender la colonización agraria de una zona que comprendía lo que después recibiría los nombres de Rafaela, Presidente Roca, Susana, Ataliva, Lehmann, entre otros. Comienza por participar en la fundación de Pilar en 1875; Colonia Susana en 1880 con 12.900 hectáreas y 530 habitantes; Colonia Aurelia, en 1881, con 7.800 Has. y 312 habitantes; Colonia Rafaela, en 1881, con 8.960 Has. y 63 habitantes.
Ayer
¿Cuál sería la visión de la enorme llanura que rodeaba a las 63 personas que emprendieron el viaje inicial? La gran mayoría venía del norte de Italia y actuaban como medieros o pequeños propietarios en Pilar y sus alrededores. Guillermo Lehmann visitaba las tierras que ofrecería en venta, en el carruaje que lo cubría del sol y la polvareda, conducido por Juan María Bourdalé, el cochero de la familia. La tierra era buena, el agua algo salitrosa pero aceptable, los montículos de espinillos podían servir para sombra y leña. Lehmann puso manos a la obra; el agrimensor Rodolfo Palacios presentó su informe de tierra apta para la agricultura.
Juan Maurino fue el primer comprador de 4 concesiones en 1.000 pesos fuertes bolivianos. Hubo unos cuantos compradores por boleto, que luego no se concretaron o se transfirieron a los nuevos interesados. Por ejemplo, se dio el caso de José Dagga, quien decidió ceder las concesiones a Gaudencio Mainardi el 16 de julio de 1881, mediante "la entrega en el Pilar de $ 105,50 billetes". Su amigo, Francisco Beltramino, compró 6 concesiones vecinas en dos pagos de $ 200 y 113 respectivamente. Contemporáneamente, llegaron Juan Zanetti, Geuna, Podio y tantos.
Campo y vías
En la nueva tierra no sólo era estar, había que emprender, hundir las manos en la tierra, negociar los frutos y transportarlos. Rafaela tuvo un curioso y notable crecimiento. Más del 13.000% representó el aumento de la población en apenas 20 años.
En 1885 fue creada la primera Comisión de Fomento, en junio del mismo año comienza a funcionar el primer molino harinero, en Bv. Lehmann frente a donde se instalaría después la pérgola; a partir de 1886 comienza el fenómeno ferroviario, con la entrada del Ferrocarril Provincial de Santa Fe, después llamado General Belgrano; un mes después llegaba el Ferrocarril Central Córdoba, que hacía Rafaela-San Francisco; al año siguiente llega a la estación el Central Argentino, que hacía Buenos Aires-Rosario, llegaba hasta Sunchales, extendiéndose después a Santiago del Estero y Tucumán como Ferrocarril Bartolomé Mitre.
Resulta difícil hoy evaluar lo que significó la presencia de tamaño entramado ferroviario para el impulso del pueblo. Un aporte notable y autóctono fue la inauguración del Tranvía a Vapor, cuyo trazado fue construido por la sociedad integrada por Pedro Avanthay, Ángel Marini, Pedro y Pablo Sphar y B. Belayole. Saliendo desde Rafaela, unía Presidente Roca, Desvío Zanetti, Castellanos, Vila, Coronel Fraga y Pueblo Marini. Quedó en la historia como primer maquinista José Pierini.
Unirse para crecer
Destacamos el entramado ferroviario porque se le adjudica el principal factor de progreso, fruto de las conexiones político-económicas de los primeros pobladores. Sin embargo, no podemos dejar de tener en cuenta las asociaciones que crearon la Sociedad Rural, las sociedades Italiana, Suiza, Española, Obrera, el Tiro Federal. En 1888 abrían sus puertas los Grandes Almacenes Ripamonti. Producto de la expectativa que creaba el pueblo, más la capacidad de gestión, fue la instalación de una sucursal del Banco Nación, en 1892, en la esquina de bulevar Roca e Ituzaingó.
El Banco Provincial de Santa Fe llegó a Rafaela como agencia el 1° de julio de 1887; poco después se transformó en sucursal. Según la tradición oral, la crisis económica de fines del siglo XIX, que debilitó la fortaleza bancaria, hizo que los colonos confiaran su dinero más en la custodia de Ripamonti que en las entidades financieras.
En 1902 se creó la sociedad Damas de Beneficencia, con la presidencia de la señora Lola López Jordán, cuya gestión hizo que en 1905 se inaugurara el Hospital de Caridad (luego Jaime Ferré) bajo la dirección del doctor Esteban Albertella. Con la denominación de Centro Comercial e Industrial del Departamento Castellanos, se inició una entidad gremial el 25 de diciembre de 1932. La primera Comisión Directiva fue presidida por Eduardo Ripamonti.
Después de ocupar durante muchos años el primer piso de un edificio en avenida Santa Fe, la entidad compró en 1958 el edificio actual, en 9 de Julio y Necochea, con el aporte de sus socios.
Detallamos aquí algunos de los datos que hacen al nacimiento y primer crecimiento de la Colonia de Rafaela; en ellos puede advertirse una rápida y sólida capacidad de asociación, bajo el concepto de que la unión hace la fuerza. Como sabemos, el 26 de enero de 1913, después de un censo que certificó el número de habitantes para ser ciudad, fue decretado el nuevo rango, con Manuel Giménez como intendente designado por el gobierno provincial. Los clubes, escuelas y colegios, la Escuela de Mecánicos Agrícolas, fueron decisivos para la formación de los jóvenes.
Hoy
Hablar con Luis Castellano es compartir sensaciones de apego por una ciudad a la que sirve desde muchos años, en Desarrollo Social, Concejo e Intendencia. Recurrimos a su cosmovisión para tener la fotografía de la Rafaela actual. Como ocurre históricamente, hoy esta ciudad se encuentra en un proceso de transformación muy importante; nadie duda que es, entre las ciudades medianas argentinas, un punto de referencia en varios temas.
"Uno de ellos -dice Castellano- es el diálogo público-privado, el proceso del vínculo de construcción colectiva entre el Estado local con las instituciones del sector productivo o del sector social, educativo, académico, que a nosotros nos parece natural, pero que es excepcional para el resto del País. Cuando uno se reúne con el Centro Comercial, la Sociedad Rural, la CGT, las universidades, las entidades intermedias, las que trabajan con el deporte, la salud, la solidaridad, todo ese conglomerado de más de 350 instituciones, hace una diferencia muy grande".
En este punto recordamos cuando, a fines de los '70 y ya en los '80, la segunda generación de industriales salía, portafolio en mano, a participar en ferias nacionales y extranjeras e incorporaban las nuevas tecnologías para una eficaz intervención en el mercado interno y especialmente en la exportación.
"El segundo tema -sigue diciendo Castellano- es la planificación. Sabemos hacia dónde vamos, tenemos un plan, y no lo digo desde la Municipalidad, lo digo también desde las instituciones y todos en conjunto; eso permite, en nuestro caso, que las obras que se proyectan lo sean en función del interés y la necesidad del conjunto social. El tercer tema se refiere a las cuestiones ambientales. La separación de residuos, el reciclado, la disposición final del trabajo de las cooperativas, todo lo vinculado al Instituto de Desarrollo Sustentable, plantaciones, recambio energético, son un aspecto más que hace a la diferencia entre Rafaela y otras muchas ciudades del País".
A un mes y medio de ceder el amplio despacho del 5° piso, Luis Castellano siente que debe mencionar logros y proyectos; insiste con la ciudad universitaria y en los temas que describe. "Le toque a quien le toque asumir la responsabilidad de custodiar la esencia rafaelina, va a contar con la existencia de instituciones que van a seguir empujando para que nada se pierda, al contrario, para que siga creciendo. La potencialidad de Rafaela permite pensar que los caminos abiertos puedan seguir recorriéndose, mediante el empuje del diálogo entre los nuevos gobernantes y las instituciones. Rafaela tiene una madurez que va a facilitar que todo avance y suceda. El Estado local tendrá que asumir su papel como gestor decisivo, para que esos caminos se sigan abriendo. Hay proyectos hechos, planificaciones hechas y ahora habrá que arremangarse y aprovechar el capital humano que existe, al margen de la orientación política que decida el rumbo y las prioridades".
Mañana
Con un pasado de 142 años, con lo que han logrado sus hombres y mujeres desde la horquilla y el yunque hasta la inteligencia artificial, Rafaela es hoy para sus dirigentes una carga, un desafío y un sueño.
Ninguno de estos elementos vale por separado. Así lo sabe y lo piensa Leonardo Viotti, el muchacho de 32 años a quien sus conciudadanos eligieron para que dirija, ejecute y haga ejecutar los planes que ya se han trazado y otros que deberá incorporar para que nada se detenga, aun frente a la adversidad de un País que no tiene esperanzas de vientos a favor en lo inmediato. Conversar con él es, en este momento, como mirar al horizonte.
"La ciudad ha crecido mucho a través del tiempo; afortunadamente no ha perdido su ADN, la fuerza que le dan sus instituciones. Frente a un futuro siempre incierto, el desafío es tener la certeza de lo que Rafaela es y no perder la identidad que la diferencia. Desde un equipo político distinto, después de tantos años de una misma tendencia, daremos vuelta la página; lo que pretendemos es consolidar el polo industrial empresario, reforzando lo que está en marcha y lo que consideramos bueno; en cuanto al entramado institucional, crecer en conjunto, con diálogo y proyectos realizables. Reconocemos, eso sí, que hay algún déficit que tendremos que solucionar: la seguridad es uno prioritario; la sintonía con el Gobierno Provincial será fundamental en esto. En los sectores medios y de bajos ingresos hay deficiencias de infraestructura y de oportunidades, también en lo que se refiere a vivienda".
Viotti se manifiesta optimista, aún reconociendo las limitaciones en la economía. "Hemos salido de situaciones graves y lo haremos de nuevo, sin milagros ni magia, sólo con la voluntad y la cultura del trabajo. Nos sumaremos a la interacción público-privada, seremos austeros con los recursos de todos, atenderemos a un tránsito urbano que es cada vez más complejo y buscaremos financiación donde la haya para hacer posible lo que todos necesitamos".
"Leo" Viotti es un torrente de ideas y palabras que canalizan el criterio a seguir en el mañana de la ciudad. Si debiera hacerlo solo o a espaldas de la gente, no lo conseguiría ni en muchos años, pero tiene para conseguir sus propósitos una mayoría de votantes, más voces en el Concejo y una ciudad que está en marcha, afirmada en la voluntad de ayer, el empuje de hoy y los sueños de un mañana que espera y merece siempre más. Rafaela es eso: marchar todos en la misma dirección, con planes y recursos.
La conversación con dos de sus representantes en pleno proceso de transición, más la muestra de un pasado lleno de nombres ilustres y de voluntades anónimas, nos invita a confiar, con el apoyo crítico y entusiasta, como cuando "era sólo la pampa salvaje, con anhelos de paz y de hogar".
Comentarios