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“Puente de Esperanza” busca un hogar para los niños más vulnerables

El proyecto busca convertirse en un refugio transitorio para la primera infancia. “Necesitamos una casa grande para albergar mínimo a 10 niños”, declaró a CASTELLANOS una de las mujeres que forma parte del proyecto. Conocé la historia de esta iniciativa.

Hace un par de años, un grupo de mujeres comenzó a idear un proyecto para abrir un hogar de tránsito para niños que estén en situación de vulnerabilidad, es decir, para aquellos que deben ser retirados de su hogar y no tienen un lugar adonde ir mientras se resuelve el conflicto con sus familiares o tutores. Hoy, este proyecto se encuentra en una etapa avanzada donde resta materializar ese espacio que ya tiene nombre, Hogar “Puente de Esperanza”.

Para conocer más acerca de este proyecto, CASTELLANOS dialogó con Florencia Rusch y Florencia Michlig, dos de las seis rafaelinas que forman parte de esta iniciativa, quienes relataron cómo nace Hogar “Puente de Esperanza” y lo importante de tener un espacio de estas características en la ciudad.

Cómo surge Hogar “Puente de Esperanza”

En un principio, Michlig explicó que la iniciativa surge de experiencias personales en relación con este tipo de situaciones, pero remarcó que, además, es una necesidad de la ciudad, que cuente con un espacio de este tipo. “Venimos trabajando en el proyecto de abrir un hogar residencial para niños que estén en situación de vulnerabilidad y tengan que ser sacados de su círculo, ya sea familia o su círculo ampliado, porque no tienen dónde quedarse mientras se resuelve su situación. Sabemos que en la ciudad esto no está, no funciona, salvo el Hogar de Menores Madres, donde hay niños de muchas edades y que está saturado por la realidad que hoy viven las infancias”, explicó.

En cuanto a las experiencias personales, Michlig relató que, en un par de ocasiones, su familia participó del programa de la Provincia en el que se postulan para ser familias de tránsito de niños que se encuentran en dicha situación. “Cuando se fue el último, junto con mi tía Gabriela, que también forma parte del proyecto, empezamos a interiorizarnos en la causa y pensamos en qué lindo sería poder hacer esto, ¿por qué?, porque entendíamos que el niño primero es sacado de su casa, no entiende lo que le está pasando y va a otra casa; y en esta casa que lo tratan bien, que lo quieren, que lo cuidan, otra vez se va a ir; ellos no terminan de dimensionar eso”, describió Michlig. Y agregó: “nos pareció que lo más sano, y en esta edad, es que ellos estén institucionalizados para que sepan que van a estar un tiempo en ese lugar y que no es que, ‘por más de que yo sea bueno, me porte bien, esta familia me va a querer’. Porque esa familia lo quiere, pero lo que está haciendo es un trabajo y una ayuda para el niño, que la familia lo entiende claro, pero el niño no, porque justamente es niño”.

El proyecto

Michlig explicó que van a trabajar con la primera infancia, es decir, con niños de 1 a 6 años, pero que, dentro del marco legal y el convenio que firman con Provincia, contemplarán situaciones de hermanos que necesiten permanecer juntos y que alcancen los 7 u 8 años.

Luego, tomó la palabra Rusch quien desarrolló cómo será la modalidad de trabajo, explicando que, en cuestiones legales, el equipo trabajará de manera conjunta con el Estado, quienes son los que definen en una primera instancia si el niño va a un hogar o se queda donde está. “Nosotros lo que hacemos es trabajar en conjunto con el Estado para ver si se revincula con la familia de origen o si va a un trámite de adopción”, detalló Rusch. Y completó: “después trabajamos con grupos de voluntarios, que también nos estamos formando. Lo que hacen los voluntarios es acompañarnos desde el cuidado de los niños en la diaria hasta la mantención del hogar y los contactos con las empresas que nos están ayudando para solventar la estructura que requiere un hogar”.

Hogar "Puente de Esperanza" - voluntariados

Un proyecto que sería clave para Rafaela y la región

Es importante destacar que el proyecto abarca no solamente a Rafaela, sino también a todo el departamento 9 de Julio y al departamento San Cristóbal. Como comentó Michlig antes, Rafaela cuenta solamente con el Hogar de Menores Madres pero que, además de trabajar con chicos de todas las edades, no da abasto.

Michlig comentó que hace unos años, cuando el proyecto comenzó a tomar forma, se reunieron con la delegada de Niñez, quien definió que era algo necesario para la ciudad. Michlig también explicó que sería una solución a una problemática que es real en la ciudad ya que, el Municipio, que tiene un número de teléfono de guardia para este tipo de situaciones, ha llegado a recibir hasta 3 llamados por semana con estos casos.

La necesidad de un espacio físico

Hoy el proyecto está avalado por el Estado y están todas las condiciones dadas para que se pueda desarrollar esta iniciativa, pero falta el espacio físico, que es lo que el equipo de trabajo está intentando conseguir. “La idea es que de base se van a recibir a 10 niños, pero es la base, no el tope, entonces, sabemos que tiene que ser una casa grande, que tenga mínimo tres habitaciones, patio y una buena ubicación porque nos fuimos asesorando y el espacio debe estar cerca de algún centro de salud o de alguna escuela”, explicó Michlig. Y concluyó: “hemos recibido llamados, mucha gente que se solidarizó, pero lamentablemente no da con las características, porque no es algo fácil lo que se está pidiendo y también sabemos que hay un déficit habitacional muy grande, pero bueno, también sabemos que la gente es muy solidaria y por eso queríamos hacerlo público”.

El equipo de trabajo

Las 6 mujeres que están al frente del proyecto son Gabriela, Docente de nivel inicial; Florencia M., Técnica en promoción comunitaria en niñez y adolescencia y familia de abrigo; Florencia R., Técnica en Administración de Empresas; Valeria, Abogada; Alicia Docente de nivel inicial y familia de abrigo; y Ximena, Licenciada en Obstetricia.

Además de ellas, hay personas que se encuentran a disposición para realizar los voluntariados que pueden ser los siguientes:

Cuidadores: Realizan todas las actividades del niño en referencia a su cuidado, darles de comer, bañarlos, jugar, llevar al médico, entre otro. Para ello, es necesario disponer de 3 horas una vez por semana, puede ser en el turno tarde, mañana o noche.

Cocina: Las tareas serán, cocinar el desayuno, almuerzo merienda y cena de los niños. Asistir en todas las tareas de organización y limpieza necesaria.

Ropería: Acomodar la ropa en los placares, planchar, mantener el orden en el depósito, dividir las donaciones, ver en qué estado se encuentran.

Limpieza y mantenimiento: Mantener limpias las instalaciones de la casa.

Equipo técnico: Profesionales de la salud para el abordaje integral de la situación del niño. Psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales, médicos, kinesiólogos, odontólogos, nutricionistas. Cualquier profesión que se considere relevante para el cuidado integral del niño.

Evento y recreación: encargados de organizar todo tipo de eventos, cumpleaños, día del niño, salidas recreativas, momentos especiales, cuenta cuentos, etc.

Comunicación: Recepción de consultas; organizar la información que se difunde en las campañas de donación e informar las novedades del hogar.

Donaciones: personas encargadas de buscar todas las donaciones para el hogar.

En caso de querer sumarse al equipo de voluntarios o de querer realizar alguna donación o colaborar de alguna forma, se puede comunicar a través de la página de Instagram que es: “puente.de.esperanza”.

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