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Locales

Por precio y tradición, es un gran momento para comer pescado

Todos los años durante el tiempo de Cuaresma aumenta el consumo de pescado en nuestro país. A pesar de la inflación, los precios han subido menos que los de la carne o el pollo.

Más allá de la religión que cada uno de nosotros pueda profesar, es una realidad que en Argentina nuestra cultura nacional ha sido desde el inicio estructurada sobre cimientos de tradiciones cristianas.

Es por eso que aún hoy con la diversidad y libertad de culto existente en nuestro país, gran parte de la población se pliega a las costumbres heredadas de ese credo. Navidad, Reyes y Pascua son algunos de los ejemplos de celebraciones a las que se unen muchas personas, aún sin considerarse seguidores del catolicismo.

El pescado no es pecado

La gastronomía nacional tiene una fuerte influencia del Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica. ¿Pero qué tiene que ver nuestra comida con el libro que explicita los derechos y obligaciones de los fieles? Mucho.

En su artículo 1251, se estable que "Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo".

De ahí que por tradición muchos argentinos reemplacen la habitual carne de vaca por otros alimentos durante el Viernes Santo. Entre esas opciones, el pescado ha sido desde siempre una alternativa accesible que con el tiempo se afianzó culturalmente. Pero tranquilamente podríamos haber adoptado las verduras o cualquier otro alimento.

Este rasgo cultural hace que cada año al acercarse la Semana Santa las pescaderías vean aumentada la demanda de sus productos. Los argentinos salen en búsqueda de merluzas, sábalos, bogas y, por supuesto, el atún para las clásicas empanadas de Vigilia.

Consumir más pescado es una muy buena opción en cualquier época del año. // N. Gramaglia
Consumir más pescado es una muy buena opción en cualquier época del año. // N. Gramaglia
Opciones y precios

Darío, responsable de una importante pescadería rafaelina, confirmó que esta costumbre sigue vigente y a medida que se acerca la Pascua aumentan las ventas de sus productos: "Es una época en que se empieza a mover. Actualmente estamos con algunos problemas con el pescado de río, porque no se consigue en cantidad. Pero el de mar está normal y todavía los precios están quietos. Por estos días hay productos que se venden más de lo normal como la carne molida de pescado que se usa para hacer empanadas.

El comerciante contó que en su local despachan mucho pescado de mar en filet y en milanesa. También resaltó a las estrellas del momento que son los rebozados, que con el tiempo se fueron imponiendo entre el público por la practicidad, el buen precio y la rapidez para cocinarlos. Es por eso que se han transformado en una solución para personas que tienen poco tiempo para dedicarle a la preparación de un almuerzo o una cena.

Según Darío: "La gente sabe lo que quiere comprar. De todas formas cuando viene el cliente nosotros lo podemos orientar porque hay muchas alternativas. Aquel que viene durante todo el año ya suele venir decidido. Entonces lleva atún o pez gallo porque no tiene espinas, no se desarma y no deja olor en la cocina. Es de los favoritos de la gente".

Consultado sobre los precios actuales, respondió que se movieron un poco a finales de enero pero por ahora están tranquilos. Consideró también que hoy están en una situación muy competitiva en los valores con respecto a la carne y eso los beneficia. A modo de referencia, Darío contó que la merluza sale $ 1.390 el kilo y es bien fresca porque a ellos les llega dos veces por semana. Como opción más económica, los rebozados se venden desde $ 900 el kilo en el que entran aproximadamente diez medallones.

Algo que gente lleva mucho para hacer en la parrilla durante las reuniones familiares son los pescados despinados, que dan tranquilidad para que coman todos tranquilos. Hoy un sábalo despinado está en $ 1.290 el kilo y se aprovecha todo.

El público que atienden en la pescadería es muy variado, por eso ellos están capacitados para ayudar tanto a los cocineros primerizos, como a los grandes chefs hogareños que preparan una bagna cauda e incluso una paella. "Tenemos un público de gente que sabe cocinar y se da los gustos", concluyó Darío.

Costumbres argentinas

El consumo de pescado es muy bajo en Argentina, sobre todo para le gente del interior en donde la accesibilidad no es buena. No es un alimento que todavía esté bien instalado dentro de los patrones alimentarios de nuestra población.

Según un informe del Ministerio de Agricultura y Pesca de la Nación de 2022, el consumo aparente de pescado en Argentina es de 7,2 kilos por habitante al año, cuando en América Latina y el Caribe es de 10,3 kilos por habitante al año.

Es decir que en nuestro país hay un consumo 30% menor respecto a la región. En el mercado se evidencia una creciente disponibilidad de pescados congelados y en conserva, además de frescos; sin embargo, la falta de hábito de consumo afecta directamente a estos valores. Dentro de los motivos para el bajo consumo de pescados se describe el desconocimiento sobre sus formas de preparación, el elevado costo (fresco, congelado y en conserva) y la desconfianza sobre su conservación y adecuada cocción.

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