El Mundial es un acontecimiento extraordinario capaz de modificar la economía de todo un país. Demuestra, una vez más, que esa ciencia depende de nuestro comportamiento.
Por Martín Lehmann. Sí, admitimos que el título suena más a un cuento para niños que una nota periodística. Pero permita usted la siguiente explicación: existe un proverbio que dice "El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Es decir que una cadena de acontecimientos puede iniciarse muy chiquita en un punto del globo y terminar impactando de manera contundente en otra.
Esto, que también se conoce como "efecto mariposa", lo estamos viviendo hoy en día muy claramente con los hechos deportivos en Qatar. Si tuviéramos que acomodar el dicho a la coyuntura, podríamos decir que "El gol de un jugador saudí se puede sentir en las ventas de una panadería en Rafaela".
Resulta que la economía es una ciencia humana, en la que las actitudes y expectativas de las personas tienen mucha influencia sobre las decisiones que se toman. Por estos días, eso está pasando a la vista de todos.
El Mundial que se está desarrollando en Qatar es un fenómeno analizable no sólo desde lo deportivo, sino también desde lo económico. La masividad del evento hace que el campeonato tenga el poder de modificar la vida de las personas, aunque estén a miles de kilómetros de distancia.
Pensemos por ejemplo en los meses previos a la Copa del Mundo. La atracción que genera este acontecimiento pone en marcha sectores del mercado que esperan ansiosos esta oportunidad que ocurre cada cuatro años. Por ejemplo, podemos mencionar la venta de televisores, sillones y camisetas de la Selección. A la vez, restaurantes y bares que invierten acondicionando sus espacios y menús especialmente para la ocasión. Por supuesto no podemos dejar de lado el turismo, y todo lo que eso mueve desde el punto de origen del que viaja hasta la llegada a destino (hoteles, transporte y demás).
Y si ya hablamos del transcurso del mes mundialista, existe un crecimiento importante de las juntadas y encuentros entre amigos. Este año, por ejemplo, al ser los partidos en horarios argentinos de desayuno y merienda, las panaderías han notado el impacto en la demanda de sus productos.
El nivel y la velocidad en que se da todo esto depende siempre de un factor clave en los seres humanos: la expectativa. Esa capacidad que tenemos de entender y esperar algo que podría ocurrir en el futuro es uno de los motores que mueve la economía.
Esto lo explica muy bien el economista Guillermo Briggiler, al decir que en esta ciencia se da una relación entre los recursos -que son escasos- y las necesidades -que son múltiples-. Ahí entonces entra a jugar la expectativa. Sea esta positiva o negativa, moverá la aguja en todo lo relacionado a la economía, desde la local hasta la internacional.
"Las expectativas negativas suelen hacer que las personas se retraigan. Traten de no hacer consumos. Están con precaución o, como se dice, 'mala onda'. En cuanto a los resultados positivos, suelen influir en nuestro ánimo, nuestra forma de ser y nuestra forma de actuar en la economía", contó Briggiler.
Por eso, lo que ocurrió luego del primer partido, en el que Argentina perdió frente al equipo de Arabia Saudita, es que se modificó la expectativa. Es de esperarse entonces, al menos en los próximos días, un enfriamiento en la economía. Si hubiésemos ganado se hubiera seguido reforzando la idea de que tenemos altas chances de ser campeones del mundo. Es decir que habría una euforia. Ahora, a la espera de ver qué ocurre con el resto de los partidos, pasamos de esa euforia a un momento de especulación, viendo quién gana, empata o pierde en nuestro grupo. A medida que avancen los resultados iremos viendo si el panorama se torna más favorable o desfavorable, y nuevamente la expectativa empezará a hacer de las suyas.
Aunque hoy lo analicemos en un contexto futbolístico, es una realidad que la expectativa humana influye todos los días en Argentina. Según el economista: "Es parecido a cuando algunos dicen 'se viene la piña' o 'se viene el iceberg'. Entonces las personas se asustan y esperan ese momento. Al generarse esa idea de que en algún momento va a haber un crack, estamos todos esperando que eso ocurra y no comerciamos, no tomamos decisiones".
Si tomamos todo esto en cuenta, queda más claro por qué algunos integrantes del Gobierno nacional tuvieron expresiones acerca de la importancia de prestarle atención al Mundial. Pero claro, lo hicieron antes del primer partido, cuando casi nadie dudaba del buen momento de la Selección nacional. Habrá que ver si en este momento de incertidumbre algún otro funcionario es capaz de incurrir en esa estrategia nuevamente.
Por eso, la próxima vez que vaya a comprar facturas para ver un partido, recuerde que una pelota rodando en tierras muy lejanas es capaz de modificarles el precio y hacerlas más caras o ponerlas en liquidación. ¡Vamos Argentina!
Foto: D. Camusso
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