Una revisión + un ensayo de validación del grupo de Nutrición Animal del INTA Rafaela muestran que bajo condiciones de estrés térmico, la utilización de grasas protegidas es una herramienta predisponente a obtener una producción de leche corregida por sólidos y de grasa, lo que mejoraría las potenciales bonificaciones por calidad.
Sin embargo, no sería una estrategia nutricional adecuada para mejorar la condición corporal de las vacas.
Mirá el artículo completo:
Comentarios