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Locales

Gomería Mandril: la historia de una familia atravesada por la herencia de un oficio

Se trata de un negocio de nuestra ciudad que abrió sus puertas hace 61 años y, desde ese momento, trabajó sin parar. Su particularidad es el clima familiar que allí se respira, ya que el mismo fue atendido por tres generaciones distintas. Esto genera una gran emoción para todos, según contó Oscar, su dueño, a Diario CASTELLANOS.

Rafaela es una ciudad desde hace muchísimos años pero igualmente nos rodea un ambiente de pueblo, en la que la gente se conoce, muchas veces se ayudan los unos con los otros, donde el vecino es "fiel" a su comercio de toda la vida, entre tantas cosas.

Ese entorno de unión y familiaridad se ve reflejado en muchas cuadras, lugares de trabajo y en muchos comercios, como en la Gomería Mandril, la histórica gomería de la ciudad, ubicada en Bolívar y Arenales, que abrió sus puertas hace 61 años y desde ese momento funcionó cada día sin parar.

"La historia comienza allá por los años '50, mi abuelo comienza con el oficio, trabajando en un local que tenían alquilado en bulevar Mitre y Víctor Manuel. En el '62 logran comprar el local propio, que es acá donde estamos, y a partir de ahí empieza la historia. Mi abuelo trabajó acá hasta el '78 junto con mi papá, en el '84 me incorporo yo, lo acompañé a mi viejo durante 30 años y en ese período mi hijo, que hoy es contador, mientras estudiaba en la universidad trabajaba medio día con nosotros. La alegría de mi viejo era trabajar con el nieto y la mía era trabajar con mi papá y con mi hijo", relató Oscar Mandril, su dueño, en diálogo con Diario CASTELLANOS.

El trabajador contó que el secreto para que el negocio dure tantos años es la pasión, al menos en su caso. "Es lo que me gusta, gracias a Dios trabajo de lo que me gusta. Mi abuelo me traía acá con 5 años a dar vueltas en el negocio, a veces veníamos de noche a ver alguna máquina que quedaba funcionando o algo y era toda una aventura venir a abrir el negocio a lo oscuro, entrar con el abuelo. Fui mamando siempre eso y cuando me preguntaron qué quería hacer, les dije venir con ustedes, a trabajar con el abuelo y con mi viejo", expresó.

Siguiendo esa línea, indicó que debido a esto, a estar rodeado de ese ambiente desde chico, hizo que ya lo sienta parte suyo, que ame su oficio y le apasiones trabajar de ello. Más aun teniendo en cuenta que lo hacía al lado de su abuelo, su papá y su hijo al mismo tiempo, lo cual destacó como una experiencia muy linda, pese a los problemas que tuvieron que atravesar en diferentes situaciones, pero que afrontaron con muchas ganas y corazón.

Haciendo más hincapié en su labor, pero sin olvidar su trabajo con un legado familiar, remarcó la importancia de que la gente aprenda oficios, algo que en la actualidad está en bastante desuso. Para Mandril, la mejor manera de hacerlo es recurriendo a los más viejos, aquellas personas que tienen experiencia en los distintos rubros, tal como lo hizo él de su padre y de su abuelo. "Lo importante es aprender al lado de alguien que realmente conoce, que sepa los secretos, la forma de hacer las cosas. Yo le diría a la gente joven que se incline un poco hacia los oficios porque falta gente, faltan plomeros, faltan albañiles, faltan pintores buenos, en la parte del rubro automotor falta un buen chapista, un buen pintor. Hoy hay autos buenos y delicados, por lo que es fundamental que se haga bien el trabajo", aseguró.

Pese a esto, a su vez indicó que también es necesario adaptarse a las nuevas tecnologías, ya que las cosas evolucionan y si uno se queda atrás pierde muchas oportunidades. Dando el ejemplo con la gomería, explicó que antes "era todo muy rústico, todo a palanca, a martillo, a golpe, porque eran llantas toda de hierro. Lo que era camión, todo eso, con aro. Hoy, en cambio, por ejemplo en el tema camión existen muchas máquinas que directamente la grúa te levanta la cubierta del camión, la pone sobre la desarmadora, te la desarma, te la arma y se la ponés arriba de la camioneta y el operario no hace ni fuerza. Antes era todo un poco bruto porque era todo manual. Hoy tenés maquinaria para balancear, para alinear; se mejoró muchísimo". De la misma manera ocurrió con los autos, que antes también eran más rústicos, con cubiertas antiguas, pero eso cambió en base al avance de la tecnología".

Salir adelante

A lo largo de estos años no todo fue color de rosas, también atravesaron momentos malos y de crisis, tanto personales como económicos. Un ejemplo es el corralito en 2001, donde pasaron tres o cuatro meses en los que prácticamente no tuvieron trabajo. Más adelante en la historia, algo similar ocurrió con la pandemia, cuando de un día para otro tuvieron que cerrar y estar así durante dos meses, en los que los gastos seguían funcionando y había que seguir pagando el sueldo del empleado.

Sin embargo, pese a todo, supieron salir adelante y mantenerse enteros. "El secreto es tratar de no tener tantas deudas, llevarlo ahí bien cortito al negocio, fundamental dar el paso que uno puede dar y manejarse con lo que uno va teniendo, por ahí tenés un mes mejor, otro mes peor", aseguró.

Por otro lado, remarcó que es fundamental trabajar con honestidad y hacer bien el trabajo, pero sobre todo atender bien al cliente, respetarlos, tanto a damas como caballeros, una norma del negocio desde que iniciaron.

Actualmente se encuentran trabajando muy bien, casi sin inconvenientes. Sin embargo, destacó que un problema que atraviesan son los precios, el hecho de que cambien permanentemente en función del dólar y todos los vaivenes económicos que tiene el país.

En ese sentido, contó que lo mencionado anteriormente se ve cuando la gente va a cambiar o hacer arreglar sus neumáticos, donde muchas llegan con cubiertas muy gastadas por no poder comprar unas nuevas.

Un futuro incierto

Hoy en día, el local es atendido por el propio Oscar, pero ya no con su hijo, sino con un empleado. Como contó antes, su hijo estudió y se recibió de contador y actualmente ejerce su profesión en un importante estudio. Sin embargo, pese a no estar en el mostrador, maneja la parte económica, impositiva y redes.

Teniendo en cuenta esto, Oscar expresó que no sabe qué pasará en el futuro, cuando él deje de atender, ya que su hijo tiene su profesión. "Veremos si el compañero que tengo de empleado le gusta y aprende bien como yo le digo, posiblemente tenga la posibilidad de seguir él o no sé, veremos, por lo pronto queda un camino largo. Nietos por el momento no tengo, así que bueno, esa sería una posibilidad", cerró entre risas.

por generaciones locales historia Gomería Mandril

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