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Locales

“Fue una guerra convencional donde se peleó, nosotros por la Patria y ellos por la Reina”

Así lo expresó el excombatiente rafaelino, Enrique Lentore, en una entrevista exclusiva con Diario CASTELLANOS.
Agrandar imagen Enrique Lentore.
Enrique Lentore. Crédito: D.Camusso.

En la mañana de este jueves, a raíz del Día de los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas conmemorado el 2 de abril, desde este Diario pudimos conversar con Enrique Lentore, un rafaelino excombatiente que nos contó un poco sobre su experiencia en aquellos fatídicos días, allá por 1982.

Lentore arrancó expresando que “se ha escrito mucho sobre Malvinas, se ha hablado mucho, se hicieron muchísimos videos, muchos trabajos, pero sobre todo en los lugares donde hubo contacto con el enemigo donde tenemos a veces el morbo, de las explosiones, las bombas, la sangre, los muertos”. Y agregó que “hay dos formas de hacer la guerra: una forma es atacar, acometer, avanzar; y la otra forma, la que nos tocó a nosotros, defender. O sea, una cosa es estar estático, esperando el ataque y otra atacar”.

En su relato contó también que ellos tuvieron seis bombardeos navales, cuatro bombardeos aéreos, y ocho compañeros fallecidos, los kelpers avanzaron directamente a Puerto Argentino; y a ellos los mantuvieron al margen, bombardeándolos desde lejos, desde fragatas y con ataques aéreos.

“En uno de esos ataques aéreos, el 21 de mayo, un avión alcanza a ver las posiciones nuestras y pega la vuelta para fotografiar. En la tensa guardia que uno tiene esperando por el enemigo te agarra siempre desprevenido, pero cuando pega la vuelta ahí si lo recibimos con lo que se llama ‘fuego reunido’. O sea, todo tipo de armas disparándole, fusiles, pistolas, ametralladoras” prosiguió.

“Las declaraciones del piloto lo dicen claramente ‘sentí como que mi avión entraba en una lluvia de granizo’ eran las balas que pegaban en el fuselaje en distintos puntos del avión. El avión comienza a caer, y lo alcanza un misil, el piloto se eyecta, cae en la bahía y el Cabo con una canoa a remo, va y lo rescata. Tenía quebrada la clavícula y lo internan en un Club Social, que era un lugar de esparcimiento, pero fue acondicionado para ser un hospital de campaña con lo poco que teníamos”. Hay que destacar que ese hombre no fue ni torturado ni obligado a hablar y se respetaron estrictamente las condiciones de Ginebra. Luego, los ingleses devolvieron la misma cortesía en el momento en que se terminó el conflicto y había que volver para desembarcar en Puerto Madryn. “Nos trataron muy humanamente” dijo respetuoso. Y comentó “fue una guerra convencional donde se peleó, nosotros por la Patria y ellos por la reina”.

Además, Enrique cuenta que estuvieron totalmente aislados, que no les llegaron alimentos ni armamento para reponer. Si bien se enviaban helicópteros con comida y municiones, eran derribados por los ingleses. Por este motivo, los víveres había que racionalizarlos bien, y no ingerían la cantidad de calorías que necesitaban por día para mantenerse en buen estado de salud. Luego, se llegó a un acuerdo donde se compraban, a través de Asuntos Civiles, 16 corderos por día para el regimiento de 900 personas. No había verduras, ni nada más. Además, se les rompió el horno de campaña, Así que cocinaban en un tacho de 200 litros que les habían brindado los kelper.“Las primeras comidas por más que lo enjuagábamos seguían saliendo con gusto a gasoil. El problema, también era el agua, que había que traerla desde 800 metros. Y no teníamos una fuente calórica, no había garrafa de gas, ni leña. Había un alambrado con postes y utilizábamos eso”.

Cerrando su declaración explicó que los kelper “en la parte económica estaban restringidos porque tenían dinero ‘de segunda mano’ eran monedas solo de curso local en Inglaterra; en la parte sanitaria, en el ’82 había convenios con Argentina donde tenían un avión sanitario, y cualquier problema los llevaban al hospital. En la parte cultural, cuando lograba algún kelper una beca para que vaya a Gran Bretaña a estudiar o lo que sea, allá la palabra del kelper tenía menor valor que la del británico. Si había algún litigio o algún problema, el kelper perdía todo el derecho de defenderse, eso era ser un ciudadano de segunda”.

Para todos los que estén interesados en conocer más sobre lo que fue y sigue siendo la historia de Malvinas, toda la historia completa la pueden encontrar en el libro ‘Malvinas: Puerto Yapeyú 1982’.

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