Pasó un mes de la final con Francia pero todavía muchos siguen sonriendo al pasar el Centro y recordar las banderas, los bombos y la espuma volando por el aire. Todo parece indicar que esa alegría permanecerá mucho tiempo flotando en las calles.
Ayer se cumplió un mes del momento en que Gonzalo Montiel convirtió el último gol para la Selección Argentina en la final contra Francia. Parece mentira que todo lo que ocurrió a partir de allí haya cabido en solo cuatro semanas: festejos en Ezeiza, en el Obelisco y en los pueblos, Navidad, Año Nuevo, camisetas agotadas y el regreso de los jugadores a sus respectivos clubes europeos.
Al volver a ver las fotos y videos de esos días, resaltan varios denominadores comunes que dejarán su marca para siempre. A diferencia de otros mundiales, las imágenes de éste serán siempre recordadas por ser protagonizadas por argentinos en mangas cortas, bermudas, ojotas y con un fondo navideño. Es que el campeonato que habitualmente se juega en nuestro invierno, esta vez nos propuso un contexto distinto que dejó huella en la memoria de todos.
En la ciudad de Rafaela se vivió con la misma intensidad que en todo el territorio nacional. Durante el tiempo que duró la competencia, conocimos personajes muy pintorescos que fueron protagonistas locales de ese mes en el que el fútbol fue el rey indiscutido de la agenda mediática.
A Qatar con la casa a cuestas
Días antes del partido inaugural de la Copa del Mundo, publicábamos que una rafaelina y un rosarino habían recorrido más de 16 mil kilómetros en una camioneta para llegar hasta Doha. Su travesía se había desarrollado sin mayores inconvenientes hasta que las autoridades del país anfitrión decidieron hacer un cambio de regulaciones para los visitantes y el sueño casi queda trunco. A Juli Broda e Ignacio Granados no les permitían entrar con su vehículo a Qatar y tuvieron que esperar en Abu Dhabi mientras buscaban una solución. Es que la camioneta no era solo su medio de transporte, sino también su casa, lo que les permitía poder ahorrar mucho dinero en alojamiento. Por eso insistían en ingresar con ella. A pocas horas de que comenzar el Mundial decidieron ir hacia el paso fronterizo sin todavía tener la habilitación, pero confiando en un milagro. Increíblemente en ese trayecto conocieron a un "influencer" qatarí que logró hacerlos pasar, haciendo más que nunca honor a su título. Finalmente, Juli e Ignacio pudieron disfrutar del torneo desde el primer hasta el último partido, como recompensa a su tenacidad y perseverancia.
Rafaelinos, ¿cabuleros o no?
Diciembre fue también un tiempo para conocer comportamientos curiosos de varios de nuestros vecinos, mayormente manifestados a través de cábalas y rituales para apoyar al equipo nacional. Desde aquellos que, para tener suerte, colgaron una gran bandera de 20 metros en el frente de su casa, hasta los que preferían quedarse solos para mirar los partidos por la tele, pero escuchándolos por la radio. Algunos un poco más particulares confesaron aferrarse a algún objeto durante los 90 minutos sin soltarlo: vuvuzelas, camisetas, muñequitos de Maradona… todo servía para evitar que se nos vinieran los goles en contra. Creer o reventar, pero salimos campeones del mundo. ¿Quién les va a cuestionar ahora sus cábalas?
Fútbol de mesa
Un campeonato paralelo se dio en todas las casas que se engancharon con el Mundial. Dependiendo del horario en que Argentina jugara sus partidos, hubo mate con facturas, picada, asado o pastas. Tanto las panaderías como las fiambrerías y carnicerías locales tuvieron un mes con muchísimo trabajo. La demanda que enfrentaron en las horas previas a cada encuentro fue altísima. Es que algunas personas preparaban con antelación sus comidas, pero otros salían a último minuto a conseguir sus infaltables manjares para acompañar a la Selección. A medida que el equipo de Scaloni avanzaba en la Copa del Mundo, este movimiento comercial se acentuaba más, al punto que el triunfo en la final también sumó movimiento extra en los bares y restaurantes por los festejos posteriores. Así como el director técnico supo alinear bien su equipo, muchos rafaelinos supieron también organizar bien sus comidas para disfrutar de un triunfo gastronómico entre amigos y familia.
En la tribuna global
En el mundo de la tecnología de la información existe el concepto de "ciudad digital". Se refiere de forma general a una ciudad que aprovecha los avances tecnológicos para facilitarles la vida a sus ciudadanos y ayudarlos a estar más cerca de todo aquello que necesiten sin necesidad de moverse físicamente. El 2022 nos mostró a una Rafaela bien conectada con el resto del planeta, de manera que les permitió a sus habitantes poder ser parte de la tribuna global. Es que ya no solamente se puede alentar desde las gradas de un estadio o yendo al país donde se disputa el torneo. La posibilidad de compartir instantáneamente con el mundo videos con bailes y cantos, memes graciosos y otros mensajes de apoyo a la Selección, logró transformar a la red en una platea global.
De esta forma, mensajes de aliento que salieron desde la Perla del Oeste supieron llegar a muchos rincones del mundo e incluso a los propios jugadores que habitualmente están activos en las redes sociales. Todo influye y, durante el tiempo que duró Qatar 2022, los videos de rafaelinos festejando estuvieron presentes entre todo el contenido que circuló intensamente por Internet.
Presentes a pesar de la distancia
También hubo quienes estando en el exterior aprovecharon las herramientas digitales para vivir los partidos junto a sus seres queridos, tal como si estuvieran acá en Rafaela. Entre todas las historias de este Mundial conocimos la de Eugenia, una arte terapeuta que temporalmente está viviendo por trabajo en Ginebra, Suiza. Aunque no suele seguir el fútbol de cerca, admitió que durante los mundiales se fanatiza con la Selección. Como durante los encuentros con México y Polonia no tuvo con quien juntarse a verlos, decidió mantener una videollamada con sus amigos durante el partido contra Australia. Así lo contó con propias palabras: "Me aburre verlos sola porque no tengo con quien gritar o alocarme en los goles. Es el primer Mundial que tengo que estar lejos de mi familia y amigos. Así que decidimos hacer videollamadas por WhatsApp para verlos juntos y de alguna manera es como estar ahí presente".
Al final ganamos todos
Si la alegría en la gente ya lleva perdurando más de un mes, es que evidente que esto no se trata solo de un resultado deportivo. El triunfo en la final contra Francia fue el broche de oro de un proceso en el que las cosas se hicieron muy bien. Existió la posibilidad de que el encuentro hubiera terminado de otra forma, pero afortunadamente la balanza se inclinó para nuestro lado. Independientemente del resultado del último partido, el país ganó porque premió con su aplauso a un grupo de personas que trabajaron y se esforzaron por un objetivo en común. Logramos volver a ensalzar la figura de aquellos que hacen mérito por algo que quieren. Afortunadamente, cuatro semanas después ese sentimiento parece no haberse disipado, regalándonos un eterno ejemplo de que las cosas bien hechas tienen su recompensa.
Foto: N. Gramaglia
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