En 1938, Rafaela estaba a medio camino entre pueblo grande y ciudad pequeña, pero el espíritu confrontativo era una característica saliente; esto se advierte leyendo algunas páginas donde convive la sinceridad directa con la ironía. En ese ambiente, dos hombres de similar identidad política encararon la misión autoimpuesta de publicar su verdad a despecho de consecuencias. Francisco Pérez Torres, director, y Juan Bautista Audenino como administrador, inauguraron "CASTELLANOS" el día 7 de septiembre. Ambos provenían de la Unión Cívica Radical, en un periodo particularmente conflictivo en lo político, llamado luego "la década infame", que había comenzado en 1930 con el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen y que se dio como finalizada en 1943 al producirse el golpe que derrocó a Ramón Castillo.
El adoquinado de reciente construcción en Rafaela sorprendía con el rumor que producían los carruajes y el principal transporte de larga distancia era el ferrocarril.
Primeros pasos
CASTELLANOS comenzó con aparición bisemanal y se imprimió en los talleres de Editorial Belgrano, de Santa Fe durante dos años, al cabo de los cuales se establecieron en la esquina de San Martín y Alvear con imprenta propia. El equipamiento consistía en una linotipo reconstituida y una impresora Ausburg más el material tipográfico. En 1946 dio otro paso adquiriendo una rotoplana usada a El Diario, de Paraná, con capacidad para 5.000 diarios. Las inversiones siguieron, respondiendo a la receptividad de los lectores locales y regionales. En 1956 se incorporó una Intertype y el periódico comenzó a aparecer tres veces por semana. En 1966 se abandonó el formato "sábana" y se adoptó el más cómo formato tabloide. El 6 de mayo de 1965 CASTELLANOS comenzó su aparición diaria, de lunes a viernes, en horario matutino.
La presencia del diario no se daba sólo en su faz de empresa editorial sino especialmente por su estilo periodístico, que le dio no pocos dolores de cabeza. Su director, Francisco Pérez Torres, tenía un estilo intenso, muchas veces agresivo, a tono con las controversias políticas que la ciudadanía llevaba a flor de piel. Fue así como, en junio de 1943 experimentó su primera clausura. Se había producido la llamada Revolución de los Coroneles, uno de ellos Juan Perón. Al diario llegó una notificación firmada por un desconocido jefe de correos, que comunicaba la decisión policial. Se sucedieron luego más clausuras, amenazas, un intento incendiario y agresiones personales que Pérez Torres enfrentó personalmente y siguió con su línea abiertamente opositora.
"El diario morocho"
Uno de los hitos en la historia del diario aconteció el 7 de julio de 1951. La venta y distribución del papel para la prensa eran administradas por el Estado Nacional, con preferencia o desmedro según sea la adhesión o no al gobierno central. Como CASTELLANOS continuó con su línea opositora, aun intensificada, sufrió la falta de papel para sus ediciones. Pérez Torres, lejos de ceder ante tal circunstancia, comenzó a imprimir el periódico en papel madera, tres veces más costoso que el papel usual, pero útil para simbolizar la bandera de la libertad de prensa. Así nació temporariamente lo que se llamó "el diario morocho", por el color oscuro de su papel, que fue reconocido en el país como un emblema ante el ataque que experimentaban por entonces otros medios gráficos.
Como dato ilustrativo, se le reconoce a Pérez Torres su acción para que quede registrada en película la primera edición de las 500 Millas en 1926 y, ese mismo año, la muestra de la Sociedad Rural más imágenes de la ciudad que crecía.
Tiempos cambiantes
Cuando ambos fundadores dieron por terminadas sus funciones activas, la dirección pasó a manos de Emilio Borda Bossana en 1952 y la mantuvo hasta 1959. Por entonces, un entusiasta del periodismo, también adherido al radicalismo, Vicente Zeballos, fue el destinado a asumir la dirección en la tumultuosa década del '70 y debió buscar un delicado equilibrio. En ese tiempo, el que se ocupaba de la columna política era Carlos Beceyro, que se convirtió en la cara visible del diario abarcando también otras áreas de la vida ciudadana. Son recordadas sus "Crónicas Heteróclitas", en las cuales volcaba su agudeza de observación mezclando el humor con la ironía.
Los fundadores habían dado una particular atención a la actividad agropecuaria y, por ende, las informaciones rondaban los remates-ferias, las exposiciones y acontecimientos cotidianos de las localidades de la región. Esto explicaba el gran porcentaje de la tirada del diario que iba fuera de Rafaela. El máximo operador de esta penetración temática fue Alberto Larrué, encargado de circular por todo el sector de injerencia agropecuaria. El diario se ocupó especialmente de las cabañas que desarrollaban la raza Holando-Argentina, por lo que logró distinciones de distintas entidades nacionales e internacionales.
Lo dicho más arriba se corrobora mediante la participación de la empresa CASTELLANOS en las ediciones de El Tiempo, de Sunchales, El Tiempo de Dos Provincias, en San Francisco y Morteros, Humberto I Regional y El Colono, de Esperanza.
De tipografía a offset
Los años '90 significaron un cambio fundamental en el sistema de impresión, pasando de la tipografía a la impresión en frío (offset); esto alcanzó de igual modo a la forma de diseñar y a la informatización. Iba quedando de lado el tableteo de las máquinas de escribir, reemplazado por los teclados y pantallas. En 1996, CASTELLANOS se convirtió en el primer medio en enviar sus informaciones por internet, ingresando paulatinamente a la tercera gran etapa de la comunicación de noticias.
El sueño de Pérez Torres y Audenino tomó vuelo. Desde los impulsos iniciales, sus conflictos y esperanzas, su sentido de la libertad en pos de un modo de pensar, hasta el hoy con todas sus transformaciones, encuentran a CASTELLANOS con 86 años de periodismo auténtico.
Comentarios