Al momento de crearse el Municipio de Rafaela no era posible que funcionara el Concejo Deliberante porque sus miembros debían ser elegidos por la ciudadanía; esta realidad se produjo el 31 de agosto de 1913. Ese día se realizaron las elecciones municipales, donde el voto fue secreto, individual, no obligatorio y sobre la base del Registro Cívico Municipal (RCM).
En 1913 el número de inscriptos en el RCM significaba el 2,79% (230 habitantes) de la población total de Rafaela (8.242 habitantes al 31 de diciembre de 1912), pero votaron 181.
«Esta elección demuestra que el pueblo de Rafaela recién empieza a comprender lo que es tener que gobernarse así mismo (…) Aprenderemos (…) lo que es la vida cívica», comentaba el corresponsal del diario Santa Fe en nuestra ciudad, en su edición del 3 de setiembre de 1913.
La participación en los comicios municipales fue escasa. En parte se debió a las restricciones que imponía el sistema electoral empleado, pero también se observa indiferencia cívica, problema que tiene que ver con un proceso de escasa participación. La posibilidad de elegir al gobierno municipal no generó en los rafaelinos demasiado entusiasmos y los extranjeros no hicieron total uso de la posibilidad que la ley les brindaba.
En las elecciones municipales del 31 de agosto de 1913 resultaron electos los concejales Emilio Galassi, 98 votos; Eduardo Chiarella, 95; Carlos Mognaschi, 112; Antonio Cossettini, 81; Nicolás Gutiérrez, 102.
El sistema de votación era uninominal (por tachas) y no por partido político, no existiendo el sistema de boletas sábanas. El primer Concejo fue presidido por Gutiérrez y actuaron como secretarios Luis Hayer y Conrado Cabrera.
«Autorizase al DE para contratar con el señor José Paviolo el alquiler de su propiedad ubicada en la avenida Centenario (hoy bulevar Yrigoyen) esquina Vélez Sarsfield para instalar en ella las oficinas de la Municipalidad», dice el artículo 1° de la ordenanza N° 2.
En setiembre de 1913 se produjo un enfrentamiento entre los concejales y el intendente Giménez, cuya disputa se relacionó con la nacionalidad (designar a una calle con el nombre de Italia), en una comunidad en la que los extranjeros estaban en pleno proceso de asimilación.