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Locales

110 años siendo ciudad, ¿hacia dónde vamos?

Esta nueva conmemoración encuentra a Rafaela con el empuje del pasado y proyectándose hacia adelante con la misma potencia de siempre.

Apenas poco más de treinta años necesitó Rafaela para convertirse de un pueblo a una ciudad. Esa sería la primera de muchas sorpresas que le daría al resto de la provincia. Para ese entonces por estas tierras se estaba gestando algo especial y se daba en uno de los mejores contextos nacionales de nuestra historia como país.

Podríamos decir que fue todo gracias a su ubicación o su conexión ferroviaria, pero nada de esto habría sido posible sin la gente que lo hizo realidad. La impronta que le dieron los primeros inmigrantes a Rafaela perdura aún hoy en el ambiente, lo cual sigue siendo un gran orgullo de los locales.

Sinergia de campo y ciudad

Aunque la coyuntura socioeconómica en las últimas décadas no ha sido favorable, Rafaela aprendió a sobreponerse a la adversidad. Es por eso que a pesar de la larga crisis económica en la que viene sumergida Argentina, esta ciudad sigue aferrada a su título de ciudad pujante.

Una de las razones es que por estas latitudes no ha calado aquella falsa dicotomía que enfrenta al sector productivo rural con el urbano. Muy por el contrario, campo y ciudad desde siempre entendieron que se necesitan unos a otros para crecer y vivir mejor. La mejor forma de ejemplificar esto es mencionando la Expo Rural, que se hace anualmente aquí.

En cada edición de este gran evento se siguen batiendo récords de asistencia de público. El hecho de que lo mejor del campo se dé cita en la zona urbana, implica de movida una necesaria interacción entre quienes habitan Rafaela y aquellos que residen en las zonas rurales. La posibilidad de verse, conocerse, conversar personalmente -en épocas de tanta virtualidad- implica eliminar prejuicios y entender que todos se necesitan mutuamente. Conocer y reconocer al otro genera unión aún en las diferencias.

Sectores bien articulados

Otra de las virtudes locales, es la articulación que se ha sabido construir entre el sector privado y el público. Si bien la presión fiscal y el ineficiente gasto público son puntos que no escapan a las generales de todo el país, existe un nivel de apertura al diálogo por parte del Estado municipal que merece ser destacado.

Esta virtud permite que en la ciudad puedan tener lugar acontecimientos sumamente interesantes como la reciente Semana de la Energía, en la que industriales y universidades públicas se unieron para brindar capacitaciones acerca de temas de vanguardia, como lo es el uso eficiente de la energía en la producción.

Para que se vea lo amplio de este beneficio, dicha articulación hizo posible otra situación totalmente diferente en la que los beneficiarios finales fueron los ciudadanos. Esta se dio el 6 de enero pasado cuando el Aero Club llevó adelante el tradicional aterrizaje de los Reyes Magos. La aceitada colaboración entre esta institución y las fuerzas de seguridad, como la GUR y la Policía, dio como resultado un espectáculo que pudieron disfrutar cientos de personas de forma ordenada y tranquila.

Ni mar ni montaña… eventos

Aunque lo más común al escuchar la palabra turismo sea pensar en una playa o senderos serranos, la realidad es que se trata de un término mucho más amplio. Así lo confirma la primera acepción del diccionario de la Real Academia Española, indicando que se trata de la "actividad o hecho de viajar por placer".

Por eso es que uno de los rumbos que ha tomado la ciudad en el último tiempo es el de constituirse como la sede de grandes eventos. Lo que se busca es capitalizar la ubicación geográfica estratégica y la experiencia acumulada por ser anfitriones de importantes acontecimientos (como el Turismo Carretera).

Pero especializarse en turismo de eventos no es para cualquiera. Requiere, además de infraestructura, desarrollar una capacidad de flexibilidad necesaria para contener las "invasiones" repentinas de público que viene a visitar, consumir y luego se retira. Volviendo al ejemplo de la carrera anual del TC, imaginemos que Rafaela pasara a tener muchos de esos fines de semana repetidos durante el año. Indudablemente las grandes preguntas a responder serían: ¿Está la ciudad lista para esto? ¿Qué se necesita para estarlo?

Desafíos pendientes

Mientras la mirada está puesta en los próximos años, aún son varios los temas prioritarios a resolver hoy. Entre ellos se encuentra el flagelo de la inseguridad vial. El aumento del parque automotor ha venido acompañado de más accidentes en la vía pública. A pesar de que el Concejo Municipal aprobó la emergencia en el asunto, aún no se han visto resultados concretos en esta materia. Se trata de una tendencia preocupante en una ciudad que continúa creciendo.

Otro pendiente es mejorar la conectividad con el resto de la provincia y, especialmente, con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es enojoso admitirlo, pero no deja de ser una realidad: la Argentina tiene hoy una deuda con el federalismo y, por el momento, mientras se resuelve esto, es beneficioso acortar distancias con la Capital del país.

Aunque no depende del Estado local, cualquier gestión que se pueda impulsar para mejorar el acceso ferroviario a la ciudad será bienvenida. Rafaela fue desde el comienzo beneficiada por el paso del tren y en la actualidad podría ganar mucho si se mejora en este aspecto.

En lo que sí tiene injerencia la Municipalidad es en la Terminal de Ómnibus. Es necesario que se busquen las formas de mejorar el estado de la misma. Ese edificio, que supo conocer tiempos mejores, refleja una imagen injusta de lo que es en realidad Rafaela. Urge que se retome el diálogo entre el Estado local y la empresa que la administra para que la Terminal sea un digno portal de entrada a la ciudad.

Por último, Rafaela ya se ha consolidado como una ciudad universitaria. Cada vez son más las instituciones educativas que miran con buenos ojos a nuestra ciudad para instalar una sede. El desafío ya está en marcha e implica prever demandas asociadas en las áreas de vivienda (alquileres de estudiantes), transporte y ocio para jóvenes (tema nocturnidad).

Pasaron 110 años desde que Rafaela ganó su título de ciudad. Un siglo y una década después, a pesar de los lógicos asuntos pendientes, podemos sentirnos orgullosos de estar honrando ese reconocimiento.

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