Javier Milei bajó de la escalera del avión que lo trajo a Israel y le anunció al canciller Israel Katz, que lo esperaba en la pista del aeropuerto Ben Gurion, su decisión de mudar la embajada argentina a Jerusalén, una medida de alto impacto político.
“Es un honor poder estar aquí. Estoy cumpliendo mi promesa de que el primer país que visitaría sería Israel y obviamente vengo a apoyar a Israel contra los terroristas de Hamas”, le dijo Milei a Katz, con el ruido del avión todavía de fondo. El presidente argentino afirmó que defendía el derecho a la “legítima defensa” del pueblo israelí y, de inmediato, le comunicó al canciller: “Mi plan es mudar la embajada a Jerusalén occidental”. Katz le agradeció y se dieron un abrazo.
Minutos después, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebró la llegada de Milei con un tuit con las dos banderas, la argentina y la de Israel. Y después su oficina de prensa difundió un mensaje en X en el que expresó: “El primer ministro Benjamin Netanyahu da una calurosa bienvenida al arribo a Israel del presidente Javier Milei, quien ha anunciado la mudanza de la embajada argentina a Jerusalén”.
El traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén es un tema muy sensible en el delicado equilibrio de Medio Oriente. Jerusalén representa la ciudad santa para los judíos, pero también es considerada del mismo modo por los musulmanes (e incluso por los cristianos, aunque no tienen un reivindicación territorial). Impulsar la mudanza de la embajada representa un reconocimiento de hecho de los derechos de Israel sobre Jerusalén, que cuando se creó el estado judío en 1947 quedó bajo jurisdicción internacional.
Antes de que se conociera el anuncio hecho por Milei al bajar del avión, medios nacionales consultaron a la canciller Diana Mondino sobre el posible traslado y la funcionaria, al llegar al hotel de Jerusalén, dijo que es una medida que había sido anunciada en campaña, que estaba “en consideración” y que “llevaría tiempo”.
Mondino precisó que el proceso de mudanza puede llevar entre cuatro y cinco años y que requiere, entre otras cosas, encontrar un terreno. En cuanto al significado de la medida, la canciller afirmó: “La situación actual de Israel nos hace creer mucho más en la necesidad de dar apoyo”. No está claro si estaba al tanto en ese momento de la conversación entre Milei y el ministro israelí.
Hay un antecedente para la movida que impulsa Milei: Donald Trump, cuando era presidente de Estados Unidos, se comprometió a hacer lo mismo con la embajada de su país, pero nunca lo llegó a concretar.
Hoy todos los países que tienen relaciones diplomáticas con Israel tienen su sede en Tel Aviv, que es la capital administrativa del país. Fuente: La Nación
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