La servilleta en la que Lionel Messi firmó su primer contrato con el Barcelona de España hace 23 años será subastada por Bonhams, una casa de subastas británica, en marzo, con un valor inicial de 300 mil libras. Este papel histórico tuvo origen el 14 de diciembre del 2000, en el club de tenis Pompeia del Mont Juic, en Barcelona.
La servilleta fue usada como hoja para firmar el primer "contrato" del capitán argentino y campeón del Mundo con la entidad Culé, cuando el rosarino tenía 13 años y estaba a nada de volverse a Argentina y tiene, además, las firmas de Carles Rexach, entonces secretario técnico del Barcelona, y Josep María Minguella, cazatalentos al que se le atribuye el descubrimiento del rosarino
"En Barcelona, a 14 de diciembre del 2000 y en presencia de los Sres. Minguella y Horacio Carlos Rexach Secretario Técnico del F.C.B. se compromete bajo su responsabilidad y a pesar de algunas opiniones en contra a fichar al jugador Lionel Messi siempre y cuando nos mantengamos en las cantidades acordadas", se lee en el papel que a lo largo de los años se convirtió en una pieza de valor incalculable, y fue conservado en una caja fuerte por Horacio Gaggioli, representante de Messi cuando empezó a formar parte de La Masía.
La subasta se realizará entre el 18 y el 27 de marzo, y se espera que el precio de venta estimado se sitúe entre las 300.000 y las 500.000 libras.
En septiembre del 2000, Messi viajó a España junto a su padre para realizar una prueba en el Barcelona gracias a las gestiones de los representantes Fabián Soldini, Martín Montero y Gaggioli. El astro superó la prueba, pero Joan Gaspart, mandatario del club en esa época, no estaba seguro de apostar por un chico de 13 años que tenía problemas de crecimiento y ni siquiera pasaba el metro cuarenta.
Todo cambió el 14 de diciembre, cuando Gaggioli fue a jugar tenis al club Pompeia del Mont Juic con Rexach y luego compartieron un almuerzo en la confitería del club, donde se sumó Minguella, quien junto a Gaggioli "presionaron" a Rexach para que se decidiera. Ante este panorama, Rexach tomó la servilleta de papel y escribió. (Página12)
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