18.17 El noruego es uno de los favoritos a ganar el título en el Lawn Tennis y hoy venció con facilidad al argentino en sets corridos.
El público peregrinó hasta el Buenos Aires Lawn Tennis Club como una misa que se repite cada febrero. Hace más de 20 años, la tradición se viene repitiendo sin excepción y los argentinos acompañan a un torneo con mucha historia en la gira de sudamericana de polvo de ladrillo. La situación del país puede no ser la mejor, pero la gente se las ingenia para ver en vivo a los mejores jugadores del circuito. En ese sentido, se acercaron este sábado nublado a Palermo para presenciar las semifinales del Argentina Open y, de ese modo, alentar a Federico Delbonis, héroe en la Copa Davis 2016, frente a Casper Ruud. No obstante, no fue suficiente porque cayó por un doble 6-3 en una hora y 39 minutos de juego.
Si bien el primer set quedó para el noruego por 6-3, la diferencia apenas estuvo en los puntos importantes. De hecho, el argentino, salvo el segundo game, estuvo muy metido en cada momento. Tanto es así que cada vez que logró tomar la iniciativa dominó con su revés cruzado. También, logró vulnerar la resistencia rival con el drive (principalmente con los passings en defensa). Sin embargo, Ruud, Nº8 del mundo y principal favorito a quedarse con la corona, evitó ser quebrado en el séptimo game e inmediatamente se quedó con el saque de Delbo en el juego siguiente. En consecuencia, los detalles definieron la manga inicial.
En el segundo set sucedió algo similar y que demostró que los errores ante los top se pagan el doble de caro. Más allá de que Delbonis continuó desplegando sus mejores golpes sobre la arcilla porteña, la realidad marcó la diferencia de ranking entre ambos. Ruud es uno de los tres mejores sobre esta superficie en todo el mundo. Su capacidad para moverse desde el fondo le permite soñar en grande. Y ni hablar de lo fácil que lograr generar tiros ganadores con la derecha. No para ganar el punto en un solo impacto, como podía hacerlo Juan Martín Del Potro o actualmente Matteo Berrettini, sino para conseguir el espacio suficiente para luego rematar a su adversario. De todos modos, la paridad reinó y los primeros cinco games del set llegaron, como mínimo, a un 40-40. El tema es que el nacido en Oslo aprovechó una de las cuatro oportunidades de quiebre con las que contó, mientras que el azuleño no logró tomar ninguna de las dos generadas. Luego, su confianza cayó y el tenista top10 puso sobre la mesa toda su jerarquía para cerrar el encuentro a su favor. (Olé)
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