La Selección Nacional se coronó de gloria en el Mundial de Fútbol de Qatar y todo el pueblo argentino celebró un título histórico en un deporte que mueve la pasión de las multitudes. En Rafaela hubo una convocatoria récord en los festejos, con más de 40 mil personas en las calles del microcentro.
(Por Pablo González). – El 18 de diciembre de 2022 será recordado como un día histórico para todos los argentinos. Tras 36 años de espera, la Selección Argentina volvió a consagrarse campeona del mundo en Qatar, teniendo a Lionel Messi como principal estandarte dentro de la cancha y a Lionel Scaloni como director técnico de un equipo que supo representar e identificar de manera fiel al fútbol de nuestro país.
La Albiceleste fue de menor a mayor a lo largo de la competencia y se terminó coronando merecidamente con la gloria luego de vencer en una final épica y dramática (y que insólitamente no se definió antes) a Francia, desatando el festejo de todos los argentinos a lo largo y ancho del territorio nacional y también en distintos rincones del planeta.
El camino previo de la Selección
Argentina atravesó un sendero sinuoso antes de llegar a esta alegría que nos envolvió a todos como sociedad y que no tuvo grietas. Desde que Diego Armando Maradona fue un barrilete cósmico en 1986 y nos sirvió en bandeja el segundo título mundialista en México, transcurrieron 36 años y 8 Mundiales, donde la tercera estrella siempre permaneció esquiva.
En Italia 1990, nuestra Selección estuvo muy cerca de repetir el logro obtenido cuatro años antes; no obstante, en la final disputada en el Estadio Olímpico de Roma, los alemanes tuvieron su revancha y se impusieron por la mínima diferencia gracias a un polémico penal cobrado por el mexicano Edgardo Codesal.
En Estados Unidos 1994, el equipo comandado por Alfio Basile arribó como serio candidato después de ganar la Copa América en 1991 y 1993, y de sumar al refuerzo estelar de Maradona para la competición (el «10» realizó una preparación especial para el torneo en La Pampa). Luego de dos partidos donde se confirmó el buen momento de Argentina, apareció el doping de Diego (fue suspendido por 15 meses) y la ilusión se derrumbó estrepitosamente. Primero con la derrota ante Bulgaria en el último encuentro del grupo y posteriormente con la eliminación en octavos de final frente a Rumania.
En Francia 1998, con Daniel Pasarella al frente de la conducción técnica y Gabriel Batistuta como principal figura, la Albiceleste hizo una primera ronda ideal y en octavos dejó en el camino a Inglaterra por penales, aunque el sueño se apagó en cuartos de final frente a Holanda con un agónico gol de Dennis Bergkamp (minutos antes, Ariel Ortega había sido expulsado por un cabezazo al arquero Van der Sar).
En Corea-Japón 2002 todo fue angustia y tristeza. La Selección encabezada por Marcelo Bielsa llegó a la cita mundialista como máximo aspirante al título tras realizar unas Eliminatorias perfectas y desplegar un juego caracterizado por su dinamismo; empero, la mala fortuna (lesiones de jugadores claves y un sorteo desfavorable por la calidad de los rivales del grupo) hizo que el equipo se despida tempranamente en primera fase.
En Alemania 2006, nuevamente se renovó la ilusión de la mano de José Pekerman. Después de una muy buena fase inicial, que incluyó una exhibición de fútbol ante Serbia y Montenegro, la Selección derrotó a México en octavos con un zapatazo inolvidable de Maxi Rodríguez en tiempo suplementario y en cuartos cayó ante Alemania en los penales.
En Sudáfrica 2010, el equipo nacional tuvo como técnico al ídolo máximo, Diego Maradona, pero eso no alcanzó para cumplir con un buen papel en el certamen. Otra vez fue eliminación ante los alemanes en cuartos de final, esta vez con un lapidario 4 a 0.
En Brasil 2014, Argentina acarició la gloria. El equipo comandado por Alejandro Sabella ganó los tres cotejos del grupo y posteriormente se impuso a Suiza, Bélgica y Holanda (por penales) en las fases siguientes. Sin embargo, en la final, Mario Götze se vistió de verdugo y le dio el trofeo más deseado a Alemania en la agonía del segundo tiempo suplementario.
En Rusia 2018, la Selección de Jorge Sampaoli decepcionó. Las internas entre el plantel y el cuerpo técnico estallaron a continuación de la contundente derrota ante Croacia en la segunda fecha y más allá de que se logró la clasificación milagrosa frente a Nigeria, en octavos de final no hubo batacazo y Francia sepultó a la Selección Nacional por 4 a 3, con la incipiente aparición de un joven Kylian Mbappé.
La revancha ante los franceses llegó más rápido de lo esperado, en Qatar 2022, y en esta ocasión la celebración quedó en poder de los 47 millones de argentinos.
La tercera estrella
La salida abrupta de Sampaoli luego del Mundial de Rusia derivó en que un integrante de su cuerpo técnico, Lionel Scaloni, se haga cargo del puesto de director técnico, con la aprobación de la dirigencia de AFA y de los jugadores. A partir de ese momento, se logró la armonía necesaria dentro del plantel y empezaron a vislumbrarse los éxitos. En la Copa América de Brasil 2019, a pesar de que no se pudo ganar, hubo saldo positivo ya que se hizo el recambio de futbolistas correspondientes y se armó un equipo sólido de cara al futuro.
En ese mismo país, dos años más tarde, Argentina consiguió coronarse campeón en el Maracaná ante el clásico rival y rompió una larga sequía de años sin títulos gracias a un gol de Ángel Di María. En 2022, unos meses antes del Mundial, la Selección de Scaloni mostró otra vez su “chapa” al vapulear por 3 a 0 a Italia en Wembley en la Finalissima y así sumó su segundo campeonato.
Pero la frutilla del postre fue en Qatar. Después de pasar las Eliminatorias Sudamericanas sin sobresaltos y con un funcionamiento aceitado, Argentina arribó al país asiático como serio candidato a dar la vuelta olímpica.
Aunque todo se complicó con la derrota en el debut frente a Arabia Saudita, la “Scaloneta” supo reponerse a ese duro golpe, y venció a México y Polonia para avanzar a la siguiente ronda como líder del Grupo C. Más adelante, Argentina siguió mostrando su superioridad y dejó en el camino a Australia, Países Bajos (en los penales) y Croacia, para clasificarse a la gran final.
El último escollo terminó siendo el campeón en Rusia 2018, Francia, con un equipo lleno de figuras rutilantes, que juegan en los mejores clubes del mundo.
Si bien se preveía que el trámite de la final iba a ser parejo por todo lo que estaba en disputa, la Selección de nuestro país apabulló actitudinal y futbolísticamente al elenco galo, y se puso 2 a 0 con tantos de Lionel Messi (de penal) y Ángel Di María (nacido para este tipo de definiciones), en una primera mitad que rozó la excelencia. En la etapa complementaria, el equipo de Scaloni continúo desplegando un buen fútbol hasta los 75´ y merodeó el tercer gol en varias oportunidades, aunque este deporte volvió a sorprender a todos y, en una furiosa ráfaga, Francia igualó el pleito con dos efímeras y efectivas apariciones de Mbappé (una de penal).
Otra vez empezaron a aparecer los fantasmas de la injusticia en el Estadio Lusail de Qatar, ante la impotencia de todos los argentinos, quienes estaban incrédulos y estupefactos por lo que estaba aconteciendo en un partido de fútbol con ribetes atípicos y extraordinarios.
Así finalizaron los 90´ con el marcador empatado 2 a 2, por lo que la definición se estiró hasta el tiempo suplementario. La media hora restante fue emoción pura: la “Scaloneta” se puso en ventaja a través de Messi, no obstante, nuevamente apareció Mbappé para marcar la igualdad con otro penal sobre la hora. De esta manera, el triunfo se le escurrió de nuevo a la Selección Nacional y para agregarle más dramatismo a la final el campeón se decidió por medio de los tiros desde los doce pasos.
En la definición por penales surgió la enorme figura del “Dibu” Martínez (desvió el tiro de Coman) y con la contundencia de Messi, Paredes, Dybala y Montiel, la Selección se adueñó merecidamente de la tercera estrella de su historia. La consagración del equipo de Scaloni le dio una inmensa alegría al pueblo de Argentina, que se encontraba urgido de festejos tras años muy complicados como consecuencia de la pandemia y del contexto social/económico adverso que atraviesa.
Los festejos en Rafaela
Como en cada triunfo previo a la final, los rafaelinos eligieron el centro de la ciudad para celebrar la obtención del título de campeón de Argentina en el Qatar. De esta manera, alrededor de 40.000 personas colmaron las cuadras ubicadas entre la plaza «25 de Mayo» y la Jefatura, en lo que fue la mayor concentración de gente en la historia de nuestra ciudad.
Para la ocasión, frente a la plaza se colocó una pantalla gigante y hubo un animador, quien fue incentivando los cánticos de los presentes. Con estos condimentos, en Rafaela se vivió una fiesta para el recuerdo, enmarcada en los colores blanco y celeste.
Recuerdos imborrables
Sin dudas que el Mundial de Qatar 2022 quedará grabado a fuego en el corazón y la memoria de todos los argentinos: ¿Cómo olvidar la sorpresa después de la caída ante Arabia, la esperanza luego de los triunfos frente a México y Polonia? ¿Cómo olvidar la pica contra Países Bajos y las declaraciones pos partido de Messi? ¿Cómo olvidar la demostración de fútbol frente a Croacia? ¿Cómo olvidar las atajadas salvadoras de “Dibu” (sobre todo la última del tiempo suplementario ante Francia, la cual hizo detener el corazón de más de uno) y su baile tras el penal errado por Tchouameni? ¿Cómo olvidar el llanto de Scaloni tras la consagración? ¿Cómo olvidar las mejores actuaciones de Messi con la camiseta albiceleste en los Mundiales? ¿Cómo olvidar al capitán sosteniendo la copa lo más alto posible ante la mirada de todo el mundo?
Por todo lo mencionado anteriormente, lo único que resta es darles las gracias eternas a todo el plantel que hizo posible este logro, y que nos representó de la mejor forma en el evento deportivo más importante que tiene el planeta y que más nos apasiona a los argentinos.
Gracias totales
En lo personal me gustaría expresar mis agradecimientos a mis amigos (Julián, Ángel y Ricardo), fieles compañeros a la hora de alentar a la Selección y mantener las cábalas, a la familia Schürrer por abrirnos su hogar en cada partido, a mi viejo (Miguel) por narrarme las emociones vividas gracias a Maradona en el 86 (que ahora podré comparar con las de Messi) y también a Dios por permitirme nacer argentino.
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