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Deportes

Miami sumó al rugby en su oferta deportiva y otra vez se vistió de rosa: el debut de los Sharks

En su estreno, el equipo de Marcos Galperín perdió por 23 a 19 en un estadio casi lleno.

MIAMI.- Miami otra vez se vistió de rosa. O más bien de fucsia. Y si bien la cita se dio en el estadio del Inter Miami, colmado de argentinos, esta vez no fue Leo Messi la estrella del día, sino el propio rugby. Los Miami Sharks (tiburones), el primer equipo profesional del sur de la Florida, propiedad de Marcos Galperín, debutó oficialmente en la Major League Rugby, de local contra los Chicago Hounds.

El encuentro se dio en la cancha anexa, donde se entrenan los jugadores del Inter Miami, pegado al estadio, que cuenta con una capacidad para 5.000 espectadores. La venta de 3.500 entradas sorprendió a los propios organizadores. “La concurrencia superó las expectativas. Es la primera vez que se lanza un equipo profesional de rugby en Florida y nos sorprende, no pensamos que iba a venir tanta gente. Es un espectáculo. Hay un montón de nacionalidades y comunidades: sudafricanas, europeas, neozelandesas, además de muchísimos latinoamericanos. Queremos ser el paraguas de todas las nacionalidades del rugby en Miami, si bien por estar en esta ciudad lógicamente llevamos una impronta latina”, contó a La Nación el CEO de los Miami Sharks, Mariano Filippini.

La liga, que arrancó en 2018, tiene apenas 12 equipos. Filippini asegura que el rugby está creciendo en los Estados Unidos, año a año, a una tasa de dos dígitos. “Es un deporte internacional grande que no había crecido internamente hasta ahora. Como se viene el Mundial en Estados Unidos en 2031, hay mucha expectativa. No solo en el masculino, sino también en el femenino”, acota.

Muchos rugbiers argentinos con la camiseta celeste y blanca, o la de sus clubes, se acercaron al estadio con sus familias para alentar a su nuevo equipo, y también a Tomás Cubelli, una estrella de los Pumas que forma parte del plantel. El entrenador, José Pellicena, también es argentino. Pero el color predominante es el fucsia con negro, otra similitud con Inter Miami, representante en el soccer. Si bien tiene que ver con el acuerdo firmado con el club de fútbol, ya que usan sus instalaciones, la remera de los Sharks no podía alejarse demasiado del rosa: es también el color de los flamencos, y un indicativo de la ciudad.

Desde horas antes del kick-off, algunas camionetas empezaron a bajar parrillas para hacer la previa en el estacionamiento. Hinchas de los Chicago Hounds. vestidos de verde, esperaban con música y comida la apertura del estadio, al igual que sucede en los partidos de soccer y futbol americano. Por otro lado estaban los Sharks. Seis redoblantes le ponían ritmo a los hinchas del rosa, entre foodtrucks que vendían desde empanadas hasta comida mejicana.

El puesto de merchandising registró una cola incesante. Salió a la venta la camiseta con el escudo de una tarjeta de crédito recién impresa, como sponsor de los Sharks. “Con esta nueva incursión es la primera vez que VISA patrocina un equipo profesional de rugby de Estados Unidos. Nos hizo mucho sentido estar presentes, dado que Miami es la ciudad de Latinoamérica en los Estados Unidos”, aporta Eduardo Coello, presidente regional de la empresa auspiciante para Latinoamérica y el Caribe.

“No nos queda más la remera -responde la vendedora del puesto de merchandising adentro del estadio-, pero fíjate afuera que hay otro stand”, le contesta a una clienta. La señora buscaba la remera de algodón de US$ 25 con el logo de los Sharks, que se agotó rápidamente. Tampoco los buzos, ni las gorritas. En una hora vendió todo su stock. Sólo quedaba la remera oficial, la más popular, que vale US$ 90. Afuera sucedió algo similar. Al puesto sólo le quedaron un par de camisetas y algunos shorts.

Las tribunas se fueron llenando bajo la lluvia. Un grupo de adolescentes argentinos marcó el ritmo del partido. Con bombo y cantos clásicos: “Se mueve paaara acá, se mueve paaara allá, esta es la banda de tiburones, que está bailando de la cabeza…”, saltaban al compás de las jugadas. Leían en su celular dos cánticos recién salidos del horno, que apuntalan a su nueva pasión. Un hincha llegó vestido con un piyama enterizo de tiburón, y se encontró con la mascota real del equipo: otro tiburón celeste, con una remera fucsia con el logo de sponsor, que se sacaba selfies con los asistentes.

Detrás de las haches, las porristas vestidas de fucsia y negro alentaron al equipo para recordar que estamos en los Estados Unidos. Por cada try hacían un baile levantando sus piernas y agitando las brillantes porras azules, mientras resonaba la música en los parlantes del estadio, digitada por un DJ.

“Finalmente tenemos un equipo en nuestra zona”, dice Mark Krejcarek, uno de los pocos angloparlantes que hinchaban por los Sharks. Fue con sus dos hijos, que juegan rugby en la ciudad de Boca Ratón, y ansía poder concurrir todos los domingos como plan familiar.

Ese fue en efecto, otro de los móviles para Edgardo Defortuna, argentino inversor del equipo, proveniente del negocio de bienes raíces. El empresario asegura que más allá de la inversión, le entusiasmó la idea de traer a Miami otro deporte para que siga creciendo la oferta de la ciudad. “Hoy ser parte y dueño de un equipo profesional de cualquier deporte es algo que todo inversor mira, es entre un juguete de lujo y algo que potencialmente puede ser bueno como inversión. La combinación hace que sea atractivo para mí, pero también un espacio para juntarse con amigos frente a un deporte que promueve la vida sana. Al amante del rugby que hace mucho tiempo que vive acá, le faltaba esto”, sintetizó.

El partido inaugural de los Sharks terminó con una derrota por 23 a 19. Sin embargo, la noche terminó de fiesta. Los amantes del rugby de Miami ahora tienen un nuevo plan para los domingos. (La Nación)

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