21.50 A casi doce años de su histórica gesta, la que estremeció al fútbol argentino, cuando mandó a River a la segunda categoría, Belgrano volvió a sonreír al ver la banda roja enfrente. En el primer partido como local tras su regreso a Primera, el equipo de Guillermo Farré venció 2-1 al de Martín Demichelis, que tuvo su primer traspié como entrenador del conjunto de Núñez.
Belgrano, con el fervor de su gente, que copó (con 40 mil hinchas) el Kempes, le demostró a River desde el principio que su estadía en Córdoba no sería tranquila. Desde el inicio, el equipo de Farré salió a presionar al de Demichelis. Pero no lo hizo alocadamente, sino con un plan preestablecido y consciente de la búsqueda de su rival por salir jugando desde el fondo.
La presión de Belgrano se ejercía con Vegetti como punta de lanza y con volantes y defensores bien agrupados detrás que, con mucha voluntad, salían a presionar con movimientos transversales y ajedrecistas para intentar ensuciar la salida de River y provocar fallas que derivaran en jugadas de gol propias. Y si River lograba saltear la primera línea, ya sea con algún pelotazo o dos o tres pases aceitados, en otro sector del campo volvía a aparecer algún obstáculo.
Así, a River se le complicaba poder tener un juego fluido. Pero no solo por el voluntarioso trabajo de los jugadores de Belgrano, sino también porque los futbolistas “Millonarios” no estuvieron tan finos como la semana pasada ante Central Córdoba en Santiago del Estero. Ni siquiera Nacho Fernández, que insinuó con algunos pases profundos pero no tuvo continuidad en el juego y la que tuvo para definir la agarró mal con su zurda y la pelota se fue desviada.
A pesar de ello, River contó con sus chances. Borja lo tuvo dos veces y en una convirtió pero estaba adelantado por milímetros. También Solari, jugando por izquierda, apareció por sorpresa en el área rival con una media chilena que Losada sacó al córner tras un centro de Herrera desde la derecha. Entonces, le quedó a River la vía de la pelota parada, pero tampoco estuvo efectivo.
Con más pelea que juego, consciente de sus limitaciones y aferrándose a su trabajo defensivo, como lo hizo en el empate contra Racing en Avellaneda la semana pasada, Belgrano esperó agazapado a su rival. Esperó su oportunidad para concretar.
Y lo logró cerca del final del primer tiempo al aprovechar una falla del debutante Enzo Díaz, quien se cruzó para cortar y cuando quiso salir jugando se resbaló, Sánchez lo presionó, le robó la pelota, tocó para Ariel Rojas, quien envió un preciso centro para Pablo Vegetti, que le ganó a Casco y superó a Armani, quien ofreció una respuesta a medias y Belgrano se puso en ventaja.
Con el marcador a su favor, Belgrano arrancó el complemento más agazapado aún. Y cortando con faltas en la mitad de la cancha para que River no pudiera llegar a su área. Y buscó salir rápido con alguna contra o tirarle la pelota a Vegetti para que peleara con los marcadores centrales rivales.
River estaba metido en un laberinto. No encontraba cómo salir de él y el partido se le empezaba a ir.
Una jugada parecía despertarlo. Fue un desborde de Paradela, con centro atrás y remate de Borja que se quedó en las manos de Losada. Pero no. Enseguida Belgrano golpeó otra vez. Nuevamente, la presión, una falla de River (Herrera en este caso) y la definición de Vegetti. Para que el Kempes explote y se detonen los fuegos artificiales.
¿Partido liquidado? No. Porque -para meterle más tensión- River pudo meterse en el encuentro de nuevo con la definición de Nacho, luego de una jugada armada entre Barco y Solari.
Sin fútbol pero con mucho corazón, y con el batallón de jugadores que mandó al ataque Demichelis con los cambios, entre ellos el venezolano Salomón Rondón, que debutó en River y tuvo la igualdad en la última jugada con un cabezazo que Losada le sacó con una enorme estirada.
Recién ahí Belgrano pudo festejar. Otra vez contra River. En su regreso a Primera. (Clarín)
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