Vidas paralelas
La estrategia, en las empresas como en el fútbol, se ejecuta a través de las personas. Sin la gente, el plan más ambicioso es solo una expresión de deseos. El Barcelona es el club más admirado y el más exitoso de la tierra. Su conquista se logra tras un proceso concebido desde dentro de los campos de juego. Atlético de Rafaela es una de las tres instituciones de nuestro fútbol de Primera que triunfa en lo económico y lo deportivo. Pero su crecimiento se imaginó desde los escritorios hacia el césped. Ambos coinciden en respetar las reglas del buen management.
En la década del 80, el Barcelona estaba en dificultades. Las contrataciones de grandes figuras como Diego Maradona y Gary Lineker no dieron resultados, mientras el Real Madrid de Emilio Butragüeño ganaba todo. En 1988, el presidente blaugrana Josep Luis Nuñez, contrató como entrenador a Johan Cruyff, quién puso en marcha un plan que reconvirtió al club a partir de un modelo de gestión de jugadores tan novedoso como exitoso. El holandés comprendió que cualquier estrategia, en las empresas como en el fútbol, se ejecuta a través de las personas. Convenció a todos de lo útil que es la filosofía del juego de ataque continuo, una evolución del fútbol total que él había liderado desde adentro con la selección holandesa, la célebre Naranja Mecánica, subcampeona en el Mundial de 1974. Circulación permanente de balón y explosión de ataque vertical. Pero Cruyff quería más, no solo ganar en lo inmediato. Y su trabajo se extendió a la raíz.
En el año 2001, la Asociación Mutual Social y Deportiva Atlético de Rafaela se declaró insolvente reteniendo los depósitos de casi 800 ahorristas, generando su propia versión del fatídico corralito financiero. En esa oportunidad, tras masivas asambleas de socios y ahorristas, se aprobó un recambio absoluto de la conducción de la entidad. Ricardo Tettamanti, reconocido abogado e histórico dirigente, tomó la responsabilidad de encabezar el grupo de valientes que debía enfrentar la peor crisis institucional de la entidad. Y lo hacía en medio del derrumbe del país, con Fernando de la Rúa en franca retirada, el corralito financiero original, los cacerolazos y el pedido de que se vayan todos. Rápidamente, las nuevas autoridades mostraron voluntad de pago e impulsaron acuerdos privados con la mayoría de los ahorristas, descomprimieron la situación e iniciaron el camino de la recuperación. El escribano Carlos Eguiazu, dirigente del fútbol, ya había declarado mucho antes, en 1997, que la entidad debía transformarse en una fábrica de jugadores. Era el momento de potenciar el cambio. Intentar salvar al club con la venta de futbolistas. Y generar con estos victorias antes de sus partidas.
La política de formación
A la hora de armar un equipo, tanto en las empresas como en el fútbol, se pueden seguir dos caminos: comprar afuera o formar adentro. El Real Madrid vuelca todo su dinero en adquirir grandes futbolistas de acuerdo al gusto del entrenador del momento. El Barcelona, cosecha lo que fue la siembra de todo un largo tiempo. Aquel que comenzó con la idea de Cruyff. La Masía es una vieja casona del siglo XVIII que sirve como pensión y campo de entrenamiento para las divisiones inferiores. Allí vivieron Puyol. Xavi, Iniesta, Pedro y Messi entre otras grandes figuras como el entrenador Pep Guardiola. En ella se formaron como futbolistas, con el sello del Barca. El club apuesta a que un setenta por ciento del plantel superior esté siempre conformado por jugadores genuinos. Esto garantiza un buen encaje cultural entre los titulares consagrados, las jóvenes promesas y las escasas incorporaciones. Lo que evita trastornos de adaptación y si bien no lo asegura, porque se trata de un juego, permite pensar en que se puede continuar sin tropiezos por el camino del éxito deportivo.
La apuesta de Atlético a sus inferiores se vio felizmente condicionada por un sorprendente arribo a Primera de la mano de aquel equipo dirigido por Oscar Cachín Blanco. Tras el descenso, la subcomisión de fútbol encabezada por Eguiazu y el doctor Gabriel Carlucci se partió tras el alejamiento de este último. Eguiazu fortificó su convicción de que había que apostar a las inferiores. Aún con modificaciones en la conducción, y con errores por corregir, el rumbo se mantuvo. Permanentemente se fueron mejorando las condiciones de trabajo hasta llegar a este presente en donde las instalaciones del autódromo y el estadio Monumental son ejemplares. Y permiten que las inferiores tengan autonomía y no estén condicionadas por las necesidades del plantel profesional. El esfuerzo en la contratación de Alfredo Lito Bottaniz como director general en el campo de la formación y la condición que se impone al entrenador del plantel profesional para priorizar jugadores propios, es el sostén fundamental de un proyecto que, además, logra éxitos inéditos y progresivos. Como volver a ascender a Primera con un equipo brillante conformado casi siempre por entre 11 y 15 jugadores propios de los 17 que saltan al campo de juego.
Los líderes lógicos
La última pieza del modelo del éxito del Barcelona es su líder. Cuando en 2.008 Josep Guardiola fue designado como entrenador, muchos decían que no estaba preparado. Con apenas 37 años, algunos sugerían contratar a alguien con experiencia probada como Mourinho. Sin embargo, con Guardiola, que se nutrió desde chico con la savia de la Mesía, en el banco Barcelona ganó todo y llegó al punto máximo del proceso iniciado por Cruyff en 1998. Las estadísticas marcan que la tropa conducida por Lionel Messi promedia el 75 por ciento de control de balón. La apreciación del hincha certifica que, más allá de esto, casi siempre se vuelve a casa feliz luego de verlos en acción. Ambas cosas son reconocidas en el mundo y apreciadas fundamentalmente en España, por eso la Selección se apropió del Barcelona durante un tiempo para dar base a la selección campeona mundial de Sudáfrica 2.010. De los once habitualmente titulares, siete salieron de la Masía.
Eguiazu y compañía siempre buscaron entrenadores que aceptaran las condiciones de Atlético, tan particulares dentro de un fútbol argentino acostumbrado a dar golpes de timón ante el menor traspié y a comprar sin mirar demasiado hacia abajo. Todo sin dar prioridad a la forma de juego. La exitosísima gestión de Carlos Trullet, es la continuidad de su antecesor Carlos Marcelo Fuentes, ex goleador del club, y doblemente exitoso en su paso por Rafaela: como técnico y como jugador. Estos dos son el ejemplo más claro de lo antes aseverado.
Cuando ganan los buenos
En el caso de Barcelona, la estrategia, las personas y la cultura se alinearon para convertir a la ciudad catalana en la capital mundial del buen fútbol. Pero también en un éxito de gestión económica que permite achicar la descomunal deuda que el club arrastra desde hace más de veinte años. Y lo hace en la indignada España. Un éxito que se pensó en pantalones cortos.
Las deudas de los clubes argentinos sobrepasaron, tal como lo aseveró este diario la semana anterior, la barrera de los $ 1000 millones. Si el año pasado se habían quedado en la puerta, con $ 977.401.562, los mayores costos fijos del fútbol -el aumento en los sueldos de los empleados y los nuevos contratos de los futbolistas, fundamentalmente- provocaron un crecimiento en los pasivos de $ 144.125.755,90, llegando a un total de 1121 millones. Godoy Cruz, Belgrano de Córdoba y Atlético de Rafaela son los únicos clubes de Primera que no acumulan deudas, según indicó la AFA. Desde su caída en 2.001 el club de barrio Alberdi no ha parado de crecer. El último ejercicio da 0,9 millones de pesos de superávit y, como se dijo, sin pasivo. Pero además se cuenta con un patrimonio edilicio que ha crecido de manera tremenda y con jugadores propios que, en muchos casos, son un cheque al portador. Este éxito económico tiene, además, un correlato en lo deportivo. El club se transformó en este tiempo en un grande del ascenso que disfruta ahora de un buen presente en Primera división. Y con un caudal de hinchas que crece año a año. Un éxito que se pensó detrás de los escritorios.
La necesidad es un motor que impulsa el desarrollo de las ideas. Claro que sostenerlas en el tiempo necesita de conductores imaginativos, perseverantes y valientes. Justo es que en dos mundos muchas veces injustos como el de la economía y el deporte, donde hacen pie demasiados corruptos y miserables, esta vez ganen los buenos
Oscar A Martínez 04/12/2.011
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