Javier Bardem da una vuelta de tuerca: actuar al lado de un cocodrilo que canta y quiere triunfar en Broadway es algo sin precedentes en su carrera. "Lilo, Lilo, cocodrilo" es una película familiar que se puede ver en el Complejo Cinematográfico "Las Tipas" y por la que el actor español ganador del Óscar ha tenido que "trabajar duro" para mantenerle el ritmo al protagonista de la historia.
El actor no pensó dos veces en aceptar el reto de participar en una película musical, pero -comenta entre risas- le da "vértigo pensar qué dirán mis hijos cuando la vean. Van a ser los críticos más duros". Precisamente, ellos han sido una de las razones por las que aceptó. "Poder presentar mi trabajo en una pantalla, por primera vez, a mis hijos (de 11 y 9 años) para mí es importante. Los tenía muy presentes", dice. "Me divertía pensando en la vergüenza ajena que van a sentir al verme y en que se van a morir de risa", añade.
Bardem interpreta a Héctor P. Valenti, un mago fracasado y entusiasta, un showman en el escenario y en la vida que gesticula sin parar. La película está basada en la serie de libros de Bernard Waber, "Lyle, Lyle, Crocodile". Además de Bardem, forman parte del reparto Constance Wu, Scoot McNairy y Winslow Fegley.
El cantante Shawn Mendes le pone la voz musical al cocodrilo y es el encargado de la banda sonora junto a Benj Pasek y Justin Paul. La historia gira en torno a la familia Primm, que se muda a Nueva York. A su hijo Josh le cuesta adaptarse a la ciudad hasta que su vida cambia cuando descubre que en el ático vive Lilo, un cocodrilo que no habla, pero canta.
Admirador de musicales
Bardem ironiza sobre su trayectoria musical en el cine, donde ha cantado en "Huevos de oro" o en la más reciente "Being the Ricardos", nada que ver con su desarrollo vocal en Lilo… Se confiesa gran admirador de los actores y actrices de musical y después de su participación en esta película reconoce que "mucho más". "No sé cómo se puede cantar, bailar e interpretar en un escenario. En cine se corta, repites y luego lo pegan", advierte.
Ha estado ensayando durante meses, y explica que el día de rodar "era tanta la presión que salía a medias. Eso es lo que pasa cuando contratas a alguien que no sabe ni cantar ni bailar".
El cocodrilo es un personaje creado por computador, aunque en ocasiones, al lado de Bardem, había una persona con un esqueleto del reptil. "Cuando no había nadie era divertido, era como crear tu amigo invisible, creí que iba a ser más problemático, pero me gustó".
La calidad de las canciones y la historia también las puede disfrutar el público adulto, porque habla de amistad, de confiar en el otro, de dar una oportunidad sin prejuicios para que otra persona "se exprese aunque sea muy diferente a ti, seguro que nos acaba completando de alguna manera", señala el actor.
¿Podría contarnos qué le pareció atractivo en este proyecto?
Muchos factores. Uno de estos factores no es otro que la posibilidad de hacer una cinta más allá de mi zona de confort, interpretando un personaje abiertamente cómico, que canta y baila, algo que no estoy acostumbrado a hacer. Además de la hermosa relación que entablo con un cocodrilo. Pero, sobre todo, me parece que fue el hecho de que yo estaba muy interesado en hacer una película que mis hijos pudieran ver, una cinta para todos los niños. Así, mis hijos pueden sentarse, pasar un buen rato y disfrutar de la película, tan conmovedora. Es una historia hermosa y divertida, y se siente bien poder formar parte de todo esto.
En el caso de las cintas infantiles, los mensajes van por el lado de "buscar tu propia identidad" o, por el contrario, no hay mensaje y todo es diversión. Pero aquí se siente un balance.
Así es, está balanceada. Creo que la cinta nos habla acerca de la importancia de permitir la entrada verdadera de otro sujeto en tu vida, sin tener miedo o prejuicios acerca de la manera de ser de esta otra persona, con apertura total ante lo que ese otro te ofrecerá.
¿Cómo describe a Héctor P. Valenti, su personaje?
Héctor es, tal y como él se describe, una estrella del escenario y la pantalla, alguien que desearía mantenerse a través de la actuación. Y sabe que, para ello, requiere de un compañero. Lilo el cocodrilo representa al mejor de los comparsas, en este caso. Le enseña a bailar y cantar. Pero de pronto tiene que irse y dejarlo atrás, y esto supone un punto de inflexión en la historia. Aunque, claro, hay final feliz.
¿Cómo se desarrolla esta relación? Porque cuando Héctor lo descubre, piensa, "Lilo salvará mi carrera", pero lo que entablan los conduce más allá.
Lilo conoce a la familia de la casa en la que vive, y esta relación entre el animal y la familia lo pone más allá del alcance de Héctor. Lo único que mi personaje intenta hacer es acercarse a Lilo a fin de seducirlo e integrarlo así al espectáculo que Héctor debe realizar a fin de generar dinero. Pero todo esto está narrado mediante muchos momentos cómicos y musicales, con el añadido de lo agradable, lo conmovedor y lo amoroso.
El humor físico abunda. ¿Cómo fue ese punto para usted?
Eso es lo que más me gusta de la historia en general, la comedia física, el hecho de que los personajes -sobre todo Valenti, el mío- giran alrededor de lo que hacen. Mi personaje reacciona y se comporta de cierta forma ante los otros. Sus manierismos y reacciones lo vuelven muy gracioso, lo tornan único, y los directores y yo buscábamos esto, precisamente. Y este punto queda muy claro en la cinta. Me divertí mucho interpretándolo. Los diálogos son grandiosos, pero a la vez la creatividad implicada en el lenguaje corporal y su comportamiento fue enorme. Me gustó ver todo esto, y me encantó poder experimentarlo. Con información de Efe y material cedido por Sony Pictures.
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