El filme que también había ganado el premio Goya en marzo de este año fue elegida como la mejor en su rubro. Desde hoy se la puede ver en la ciudad a las 16:10 y 18:10 hs.
El cine y la televisión iberoamericanos tuvieron su cita este domingo en Madrid, donde se llevó a cabo la octava entrega de los premios Platino. Con pocos nominados argentinos en esta edición, el medallero de premios para los artistas nacionales quedó en cero con la excepción de la ganadora en la categoría de película animada, La gallina turuleca, una coproducción española argentina que también había ganado el premio Goya en marzo de este año. En esta oportunidad, se impuso en la cuaterna que compartió con El camino de Xico (México), O pergaminho vermelho (Brasil) y Un disfraz para Nicolás (México).
Víctor Monigote y Eduardo Gondell son los directores de esta película de animación inspirada en el personaje de la famosa canción infantil La Gallina Turuleca, que popularizaron Gaby, Fofó y Miliki. Dos conocidos expertos de la comedia española son los encargados de dar voz a los protagonistas de la ficción: Eva Hache en el papel de Turuleca y José Mota interpretando al vengativo villano, Armando Tramas. La película es el resultado de una coproducción hispano-argentina, preestrenada mundialmente en el 67º Festival de Cine de San Sebastián de 2019.
¿De que se trata el filme? Turuleca es una gallina que no puede poner huevos y por ello es víctima de burlas, pero todo cambia cuando Isabel, que la acoge en su granja, descubre el gran talento de Turu para la música. Sin embargo, un día Isabel pierde la memoria tras un accidente y es trasladada a la ciudad, por lo que Turuleca se une a un circo, donde se convierte en una estrella, para reunirse de nuevo con su amiga. Gracias a su talento logrará superar sus miedos e iniciar una gran aventura que le permitará reunirse con sus seres queridos. Su duración es de 80 minutos.
La gallina Turuleca está orientada hacia una audiencia preescolar, si bien tiene como objetivo atraer a toda la familia ya que este personaje atraviesa todas las generaciones y es parte de la cultura de todos los países hispanoparlantes. "Turuleca plantea, desde la ternura y el humor temas clave en el universo infantil que muchas veces siguen vigentes en el mundo adulto: el ser aceptado, la competencia, el compromiso en los afectos, la injusticia, los malos entendidos, la mirada del otro y los secretos", plantearon antes de llevar a cabo la película sus directores.
La película deja varios mensajes como debate, uno de ellos es contra el bullying, un tema de actualidad donde la trama ofrece a los más pequeños que empaticen con esta problemática haciéndoles ver que cada uno es especial, aunque sea diferente, y no es motivo de burla.
"Luego de un intenso trabajo y debate decidimos contar la historia de cómo un ser diferente encuentra su lugar en el mundo y, a partir de su talento personal y único, logra vencer sus miedos para iniciar una aventura que le permite reencontrarse con los seres que ama", explicaron sus directores en una entrevista cuando la película llevaba meses en la cartelera cinematográfica.
"En La gallina Turuleca, al ser coproducción con Argentina, hicimos muchísimo trabajo a distancia, algo habitual en la animación y que el resto del mundo lo descubrió durante la pandemia. Montamos un estudio gigantesco virtual con conexiones en Luxemburgo, Canadá, Argentina, Francia, y en España en Valencia, Galicia y Madrid", expresó Víctor Monigote sobre la película contó con cuatro millones de euros de presupuesto.
Una historia increíble
Dejando a un lado ámbitos rurales, gastronómicos o futbolísticos, la gallina más famosa de la historia es, sin lugar a dudas, la gallina Turuleca. Generaciones de abuelos, padres, hijos y nietos han repetido como un mantra durante años la cuenta de cuántos huevos puso el ave en una sentada, como también su magra condición física debido a la falta de alimentación: patas de alambre, desplumada, con imagen de sardina enlatada. Un desastre.
Pero detrás de su historia doméstica -inmortalizada por Gaby, Fofó y Miliki-, existe una mucho más interesante que relaciona, no ya al personaje pero sí a la canción, con hechos históricos y trágicos del siglo XX especialmente relacionados con la Segunda Guerra Mundial. Hubo una vez en que aquellos diez huevos fueron bombas lanzadas desde aviones de combate y la melodía un cable a tierra en momentos en los que no había ganas de cantar ni de reír. La gallina más famosa del mundo no se crio en un corral, sino en una trinchera de posguerra donde no había chicos. Había soldados.
Una gallina papanatas
En el libro Cancionero general del franquismo (1939-1975), Manuel Vázquez Montalbán incluye en su listado a "La gallina papanatas", que fue la primera versión del tema, editada originalmente en 1942 por el sello Odeón. Compuesta por los españoles Alfonso Jofre de Villegas y Genaro Monreal (destacado autor de la época), de la versión que conocemos hoy solo estaba el estribillo -es decir la enumeración-, el resto era una simpática y absurda historia al ritmo de un corrido mexicano: "Un gallito cuando sale pendenciero y es del rancho de San Luis de Potosí, pone paz si alborota el gallinero solamente con decir quiquiriquí". Aunque en aquel disco simple fue interpretado por la cantante Marta Flores, quien le dio el primer espaldarazo a la composición fue una argentina, cuyo encuentro con la gallina fue fortuito pero imprescindible.
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