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Cultura

De esto sí se habla

Este espacio ha sido concebido como ámbito de reflexión con y para los adultos. Los artículos que se publican tienen como eje temático recuperar la voz de los protagonistas, niños y adolescentes, que han sufrido o sufren algún tipo de violencia emocional o física y la forma en que ellos conciben, comprenden y asumen los hechos.
Hablamos de sobrevivientes a una violencia que no existiría sin la responsabilidad de un adulto. Estos problemas afectan a todos los grupos sociales y la sociedad occidental.
Además, trataremos de conocer los mecanismos institucionales disponibles en el sistema educativo argentino para hacer frente a estos sucesos, ya que la escuela es atravesada por todos ellos en forma directa y cotidiana.
Todo niño y adolescente está indefenso frente a un adulto decidido a quebrantar su integridad física o emocional.
"Las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de peores formas", (Sigmund Freud). "La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida", Juan Pablo II.

Bullying por homofobia

Por Liliana Panighi, especial para CASTELLANOS. "Comprende todo tipo de maltrato físico, social o verbal voluntario y dirigido con la intención de generar malestar en la víctima por su orientación sexual. El maltrato suele ser prolongado en el tiempo".
"…todavía hoy, la sociedad en general interpreta en términos de "normalidad" a la heterosexualidad, mientras la homosexualidad y bisexualidad, se considera anormal, raro, extraño, excéntrico".
De esta forma, todas aquellas manifestaciones diferentes a lo heterosexual se traducen como "desviadas y anormales".
"Este pensamiento imperante en la sociedad es absorbido por los niños y adolescentes para luego reproducirlo en las escuelas".
La homosexualidad es una realidad histórica, desde los egipcios hasta la actualidad, que se ha ignorado durante siglos, aún por los especialistas por no entender "de qué se trataba" y "cómo se originaba". Hoy sabemos que es una construcción social que niños, niñas y adolescentes van definiendo en las etapas más difíciles de su vida, con demasiado sufrimiento por miedo al rechazo y a la vergüenza de sí mismo.
Aquí incluyo al colectivo LGTBIQ+ (lesbianas, gay, transexuales, bisexuales, transgénero, intersexual y Queer).
Queer (en inglés, raro), en la actualidad se aplica a personas que quieren vivir libremente sin etiquetas y no ser discriminados por ello.
El signo + hace referencia a minorías dentro del colectivo como las personas asexuadas.
Pido disculpas a los integrantes de este colectivo si cometo algún error de interpretación. Estoy aprendiendo junto a ustedes.
Seguramente deberán pasar varias generaciones para que se logre eliminar la dicotomía "normal= heterosexual", "anormal= LGTBIQ+".
Extraído de "Psicología y Mente" Barcelona, España. Por Julia Uliaque Mole (psicóloga forense y sanitaria).
Reflexión Personal:
La historia de la humanidad nos enseña que cuando surgen estos movimientos destinados a cambiar paradigmas en la sociedad, en primer lugar, es un viaje de ida, no hay retorno, más allá de un pensamiento social que se oponga, y luego, suele ocurrir que haya momentos de radicalización hasta lograr que la sociedad incluya este tema en su agenda. 
En el siglo XXI no sería aceptable el uso de la violencia para lograr estos cambios.
Es función de los adultos responsables (padres y escuelas, en todos los niveles) ofrecer una educación sexual de calidad e inclusiva, que incorpore ejercicios de empatía hacia las víctimas y habilidades sociales para detener el acoso.
Creo fervientemente que cada persona humana es única, frase que se repite mucho y se respeta poco, y tiene derechos inalienables propios de su condición de ser racional, por ejemplo, el uso de la libertad individual. No voy a ahondar en el tema de los límites de ésta,ya que el texto está dirigido a los adultos,sólo diré que un buen inicio es no tratar de imponer una idea o una acción a otra persona.
Por lo tanto, celebro la valentía de estas generaciones que salieron a luchar por el reconocimiento, respeto y ejercicio de sus derechos, como lo haría cualquier heterosexual que sintiera vulnerados los mismos.
No creo que las diferencias provoquen miedo, sí creo que cuestionan fuertemente nuestros mandatos heterosexuales, que en su mayoría nos han enseñado más prejuicios e intolerancia que comprensión.
Entiendo que romper con estos mandatos, como objetivar nuestras creencias religiosas no es tarea fácil, quizás nos lleve el resto de nuestras vidas.
Quizás podamos aprender de nuestros hijos que ya han naturalizado esta situación y conviven con ella sin conflictos. Puede ser un buen tema de charla familiar, porque ya no podemos transmitir rechazos, discriminación, agresiones. Ya no es una opción como padres. Si no compatibilizamos con esta diversidad de identidades de género, por lo menos enseñemos y demos ejemplos de respeto por el otro, empatía y tolerancia, valores fundamentales para una vida emocionalmente sana, y herramientas válidas para resolver cualquier conflicto.
"De eso se trata, de coincidir con gente que te haga ver cosas que tú no ves, que te enseñe a mirar con otros ojos". M. Sierra Villanueva.

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