18.34 Durante el acto oficial conmemorativo del 211° aniversario de la “Revolución de Mayo” en el Municipio, el obispo diocesano Luis Alberto Fernández realizó una interpretación actualizada de la “Oración por la Patria”, que fuera escrita en la crisis del 2001 por los obispos argentinos: Jesucristo Señor de la Historia te necesitamos, Nos sentimos heridos y agobiados:
¡Heridos!, porque esta crisis traída por la pandemia del Covid 19 ha tocado a todas las naciones, dejando al descubierto la vulnerabilidad humana, y sabemos que el sufrimiento y el dolor cuanto ayuda a “madurar y llevar al perfeccionamiento” a la persona humana.
¡Tú nos lo enseñaste Jesús!, cuando asumiste en tu vida el “camino de la cruz”, ofreciendo la vida por toda la humanidad.
Hoy tus “llagas dolorosas” siguen abiertas en este mundo sufriente como se manifiesta cada día, en tantas mujeres y hombres de bien, que exponen a diario la vida con entrega generosa, dejando de lado intereses personales, mirando antes que nada el “bien común” y ofreciendo la vida, en los hospitales, en los trabajos esenciales, así como en el cuidado y el respeto por la familia, consolando a los más desprotegidos, haciendo lo imposible para que no falte la educación y el trabajo, mientras otros ante el avance de la pobreza no dejan de crear comedores asistiendo a los más vulnerables, y compartiendo el pan.
Señor Jesús, hoy también nos sentimos ¡agobiados!, agobio que vivimos, con angustia, tristeza, desánimo y justo reclamo, como cuando en el mundo, los líderes mundiales no se han podido poner de acuerdo para planificar una distribución equitativa de las vacunas en las naciones, primando intereses particulares y económicos. Agobio, vivimos cuando otros indiferentes a esta tragedia humana, optan por un individualismo que poco importa el sufrimiento de los demás, cuando en juegos y fiestas clandestinas ponen en riesgo la vida de todos. Es también el agobio del pueblo cuando las consignas y directrices de las autoridades, que tendrían que salir de diálogos y encuentros con los destinatarios surgen a veces pareciera, de improvisaciones e inconsultas que desorientan y angustian aún más.
Por eso Señor, precisamos tu alivio y fortaleza, queremos ser Nación, pero una Nación cuya identidad, sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Danos la libertad de los hijos de Dios, para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los niños, pobres y ancianos y perdonando a los que nos ofenden.
Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Ayúdanos a seguir buscando la fraternidad de una nueva humanidad, que podamos en estos tiempos duros y difíciles, donde pareciera la tierra cubrirse de sombras, ser los “centinelas” de un nuevo amanecer, donde se viva con trabajo, en familia, con educación y salud, con respeto y amabilidad. Amén.
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