Como los apóstoles y el pueblo que siguió a Jesús, "no es fácil seguir al Señor, comprender su manera de actuar, hacer nuestros sus criterios y sus ejemplos". El Papa Francisco estableció esta observación ante la multitud de fieles reunidos bajo el sol de este domingo 21 del tiempo ordinario, al pie del palacio apostólico.
Francisco vuelve primero a una "hermosa expresión" de San Pedro dirigida a Jesús al final de un discurso en el que el Hijo de Dios explicó que Él era "el pan que descendió del cielo". "Señor, ¿a quién iremos? Tienes palabras de vida eterna"; esta frase "da testimonio de la amistad y de la confianza que le une a Cristo y a los demás discípulos", mientras muchos de los que escuchaban a Jesús lo abandonaban, desanimados por su "lenguaje difícil", reconoce el sucesor de Pedro.
Permanecer junto a Cristo a pesar de las paradojas de su amor
San Pedro y los apóstoles permanecieron aunque "a veces les resultaba difícil aceptar las paradojas" del amor de Jesús, "las exigencias extremas de su misericordia, la radicalidad de su modo de entregarse a todos", explica Francisco. Permanecen a su lado y comparten su intimidad, mientras que "las elecciones de Jesús van a menudo más allá de la mentalidad común (...), de los propios cánones de la religión y de las tradiciones institucionales, hasta el punto de crear situaciones provocativas y embarazosas", continúa.
Pero es precisamente a través del contacto con Él que "Pedro y los demás apóstoles encontraron sólo en Él la respuesta a la sed de vida, de alegría, de amor que los anima". Ellos "experimentaron la plenitud de vida que buscan, más allá de los límites del pecado e incluso de la muerte". Lo mismo sucede con los católicos: "Cuanto más nos acercamos a Él, cuanto más nos adherimos a su Evangelio, recibimos su gracia en los sacramentos, permanecemos en su compañía en la oración, lo imitamos en humildad y caridad, más experimentamos la belleza de tenerlo como amigo, y darse cuenta de que sólo Él posee las palabras de vida eterna".
Finalmente, el obispo de Roma pregunta a los fieles: "¿Hasta qué punto está Jesús presente en mi vida? ¿Hasta qué punto me dejo tocar y provocar por sus palabras?" Anima pedir ayuda a la Virgen María "para que nos ayude a escuchar a Jesús y no abandonarlo nunca".
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