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Culto Católico

"El Espíritu Santo me inspiró a invocar a Juan Pablo I"

El sacerdote porteño que propuso a la mamá de Candela invocar la intercesión del papa Luciani, afirma que "desde chico me impresionó la alegría y profunda humildad" del futuro beato.

"Yo siempre digo que el Espíritu me inspiró", afirma el presbítero José Dabusti, que propuso a Roxana, la mamá de Candela Giarda, invocar a Juan Pablo I por la salud de su hija, el 22 de julio de 2011, la noche que, según los médicos, la niña se moría. La sanación milagrosa de Candela, reconocida por el Papa Francisco el 13 de octubre, permitirá que Albino Luciani sea beatificado.
El padre Dabusti, hoy párroco de Nuestra Señora de las Mercedes en el barrio porteño de Belgrano, contó que su devoción por Juan Pablo I le viene de lejos.
"Desde mis 13 años -recuerda-, cuando Albino Luciani fue elegido Papa en agosto del 78, a mí me impresionó su figura, su persona, sobre todo por su alegría, por la sonrisa que transmitía. Esa alegría interior suya tan especial".
"Y sobre todo -destacó Dabusti- su humildad. Me impresionaba mucho su humildad, la sencillez de su personalidad. Y desde ese momento siempre le recé".
El párroco de las Mercedes contó que a todas las personas que viajaban a Roma, antes y después de ser sacerdote, les pedía que rezaran sobre la tumba del papa Luciani "para que yo fuera buen cura".
De ahí que el padre José no duda en reconocer que Juan Pablo I "me ayudó mucho en el camino de mi discernimiento vocacional y siempre lo tuve muy interiormente".
Sin embargo, Dabusti reconoce que más allá de eso "son contadas las veces que yo le haya pedido a alguien que invoque a Juan Pablo I, aún cuando ya estaban en proceso de estudio sus virtudes heroicas".
"Pero en esa oportunidad sentí muy claramente proponerle a Roxana rezar juntos y pedir por la intercesión de Juan Pablo la sanación de Candela".
"Dios fue preparando el camino"
El padre José evocó cómo se fueron sucediendo los acontecimientos en aquel 2011. "Cuando Candela estaba internada en la Fundación Favaloro con un cuadro de salud muy grave, su mamá se acercó a la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, de la que yo era párroco en aquel entonces, y me pidió que visitara a su hija que estaba en terapia intensiva de Pediatría".
"A partir de ahí yo iba a visitarla de vez en cuando y le administré el sacramento de la Unción de los Enfermos. Por su parte Roxana iba periódicamente a la parroquia para rezar, asistía a misa, charlábamos y rezábamos por Candela".
"El 22 de julio de 2011 después de la misa me comunicó que Candela había contraído un virus intrahospitalario, una neumonía, y que los médicos le dijeron que no había mucho más que hacer y que por la gravedad que tenía, era muy difícil que pasara esa noche", recuerda el padre José.
"Entonces -continuó contando el sacerdote- fuimos una vez más a la Fundación Favaloro, y al rezar junto a Candela propuse invocar la intercesión de Juan Pablo I. Roxana no sabía quién era, así que le expliqué brevemente por qué yo quería invocar al papa Luciani, y junto con dos enfermeras, rezamos". Roxana y yo pusimos nuestras manos sobre el cuerpito de Candela que teniendo 11 años pesaba 19 kilos".
El padre Dabusti recuerda que a partir de ese momento, en los días siguientes "Roxana me iba comunicando las mejorías de su hija. Tras aquella noche dramática fue evolucionando día tras día, semana tras semana, hasta que salió de terapia intensiva. Luego perdí contacto con ellas".
"A fines de 2014 -relató el padre José-, estando yo confesando en la parroquia de la Rábida veo acercarse a Candela con su mamá. A Roxana la reconocí enseguida, a Candela no. Y fue una emoción enorme el reencontrarnos y ver milagrosamente curada a Candela".
Dabusti recuerda que en esa oportunidad le dijo a la mamá de Candela: "Yo creo que en algún momento, vamos a tener que informar a Roma de lo que pasó. Y ella asintió porque se acordaba perfectamente a quién le habían rezado esa noche".
En estos días de emoción y alegría, en los que el padre José es requerido por muchos medios que quieren escuchar de primera mano los relatos de la curación milagrosa de Candela por intercesión del Papa de la sonrisa, el sacerdote mira para atrás y confiesa a AICA que "es maravilloso ver cómo Dios fue preparando este camino, muy silencioso, con sus idas y sus vueltas, pero con tantas personas que fueron poniendo su corazón en todo este proceso que llegó a su punto culminante el 13 de octubre".
Dabusti se emociona al señalar "cómo una figura que tuvo tan breve presencia como Papa, en su silenciosa y fugaz presencia es un signo profético que Dios nos fue revelando en los pontificados siguientes hasta el papa Francisco".
Y por último, el párroco de las Mercedes reflexiona que "para nosotros los argentinos, que sea un milagro ‘entre los pequeños’, -resalta la figura de ambas mujeres, Candela y Roxana, de una fe impresionante- creo que es un signo de esperanza, que nos invita a renovar nuestra fe y sobre todo a creer que Dios sigue siendo el Señor de la historia y que nos enseña a ser como Juan Pablo I, alegres y humildes servidores, cada uno en nuestro lugar".

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