En un mensaje publicado este jueves, fiesta litúrgica de santa Josefina Bakhita, exesclava sudanesa convertida en monja y canonizada en el año 2000 por san Juan Pablo II, el Papa Francisco expresó su deseo de estar cerca de todas las víctimas de la explotación y de quienes acuden en su ayuda.
"Caminamos juntos tras los pasos de santa Bakhita, la monja sudanesa que, siendo niña, fue vendida como esclava y resultó víctima de la trata", recuerda el pontífice. Ella "nos anima a abrir los ojos y los oídos, a ver lo invisible y escuchar a los que no tienen voz, a reconocer la dignidad de cada persona y a actuar contra la trata y todas las formas de explotación".
La trata es a menudo invisible, continúa el sucesor de Pedro, lamentando el hecho de que "la cultura de la indiferencia nos anestesia".
A su vez, rinde homenaje a tantas personas comprometidas en la lucha contra la trata de personas, en particular a los jóvenes. "Su impulso nos muestra el camino, nos dice que, contra la trata, debemos escuchar, soñar y actuar", escribe.
"Es esencial tener la capacidad de escuchar a quienes sufren", prosigue el Papa en su mensaje, citando en particular a las víctimas de la guerra, obligadas a huir de sus hogares, a los refugiados climáticos, a las niñas y mujeres víctimas de explotación sexual, y pide "escuchar su llamada de ayuda, dejarnos interpelar por sus historias".
Actuar sobre las raíces de la trata
Ante esta tragedia de la trata, el Obispo de Roma lanza también un llamado a la acción: es necesario orar y actuar "por la causa de la dignidad". Además, Francisco recuerda la importancia de "cuidar la raíz del fenómeno, erradicar sus causas".
Este mensaje del Papa es una invitación, "un llamado a no quedarse quietos", que insta a movilizar todos los recursos necesarios en la lucha contra la trata, para restaurar la plena dignidad de quienes han sido víctimas. "Si cerramos los ojos y los oídos", concluye, "si permanecemos inertes, seremos cómplices".
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