Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Culto Católico

"Abrámonos a la luz de Jesús"

Francisco ofreció a los fieles la "resolución cuaresmal" de "tener siempre ante nuestros ojos el rostro radiante de Cristo", especialmente a través de la oración y los sacramentos.

"¡Abrámonos a la luz de Jesús y nunca nos desviemos de su luz!" Esta fue la invitación que el Papa Francisco hizo a los fieles este mediodía durante su discurso semanal del Ángelus.

En este segundo domingo de Cuaresma, el Papa recordó la lectura del Evangelio según San Marcos, que habla de la transfiguración, donde se manifiesta físicamente en toda su gloria, mostrando la luz "que es Jesús".

De esta "luz", subrayó el sucesor de Pedro, "los discípulos nunca más deben desviar la mirada", especialmente en momentos de prueba, como los cercanos a la pasión. El mensaje, subrayó el Papa, es "nunca desvíen sus ojos de la luz de Jesús".

El pontífice comparó este acto con lo que hacían antiguamente los agricultores cuando araban los campos, fijando la mirada en un punto concreto delante de ellos, manteniendo la vista fija en el objetivo, para trazar surcos rectos. "Esto es lo que nosotros, los cristianos, estamos llamados a hacer en el camino de la vida", afirmó, "tener siempre ante nuestros ojos el rostro radiante de Cristo".

Resolución de Cuaresma

Llamando a todos a acoger la luz del Señor, el Papa consideró: "Él es amor y vida sin fin", que acompaña, en todos los sentidos, nuestra existencia. Para eso, animó a orar regularmente, escuchar la Palabra y recibir los sacramentos.

Francisco propuso a los fieles "una resolución de Cuaresma": abrir la mirada para convertirse en buscadores de "la luz de Jesús, en la oración y en las personas".

El obispo de Roma instó a los fieles a plantearse algunas preguntas clave: "En mi camino, ¿tengo la mirada fija en Cristo que me acompaña? Y para ello, ¿dejó espacio al silencio, a la oración y a la adoración?"

El Papa concluyó rezando para que María, "radiante con la luz de Dios", ayude a los cristianos a "mantener la mirada fija en Jesús y a mirarnos unos a otros con confianza y amor".

Ucrania

Dos años, veinticuatro meses, 730 días. Al dolor colectivo por una guerra, la de Ucrania, que no parece terminar y que ha llegado a su segundo aniversario, se une el del Papa que, al final del Ángelus, expresa su cercanía y pide que se encuentre "ese pedacito de humanidad" como impulso hacia una solución diplomática para una "paz justa y duradera".

Desde la ventana del Palacio Apostólico, el obispo de Roma pide el fin de este brutal conflicto que, afirma, "no sólo está devastando esa región de Europa, sino que está desatando una ola global de miedo y odio".

El pontífice utiliza superlativos para subrayar su "profundo afecto" por el "pueblo ucraniano torturado" y asegurar la oración "por las numerosas víctimas inocentes". Luego, frente a una plaza donde ondean banderas con la palabra "Paz", eleva su súplica a Dios y a quienes desempeñan funciones de responsabilidad en esa tierra.

No olvidemos los conflictos en Tierra Santa y en todo el mundo

Las palabras del sucesor de Pedro llegan después de que en las últimas horas misiles S-300 cayeran sobre la ciudad de Kostiantynivka, destruyendo edificios, apartamentos, escuelas, tiendas, la iglesia y la estación de tren.

Y el ejército ucraniano también se atribuyó la responsabilidad de la muerte de 810 soldados rusos en veinticuatro horas. Un rastro de sangre y devastación que el Papa espera que cese pronto. No sólo en Ucrania, sino en todas aquellas zonas del mundo heridas por la guerra.

"No olvidemos rezar por Palestina, por Israel y por tantos pueblos desgarrados por la guerra y ayudar concretamente a quienes sufren. Pensemos en tanto sufrimiento, pensemos en los niños heridos, inocentes...", reflexiona.

Y prosigue: "Sigo con preocupación el aumento de la violencia en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Me uno a la invitación de los obispos a rezar por la paz, esperando el cese de los enfrentamientos y la búsqueda de un diálogo sincero y constructivo".

Los secuestros cada vez más frecuentes que se producen en Nigeria también son motivo de preocupación para el pontífice: "Expreso mi cercanía al pueblo nigeriano en la oración, esperando que trabaje para contener en la medida de lo posible la propagación de estos episodios".

El Papa también se mostró cerca de la población de Mongolia, afectada por una intensa ola de frío, que está provocando graves consecuencias humanitarias.

Por último, saludó a los fieles de Roma y de diversas partes del mundo, y en especial a los peregrinos de Jaén (España), a los jóvenes greco-católicos rumanos de París, a las comunidades neocatecumenales de Polonia, Rumania e Italia.

"Saludo también a la Federación Italiana de Enfermedades Raras, al Club Cultural 'Reggio Ricama', a los miembros del Movimiento No Violento y a los voluntarios de la Asociación N.O.E.T.A.A. Y saludo a los hijos de la Inmaculada Concepción", concluyó.

culto católico religión Ucrania tierra santa conflictos el ángeluz
Seguí a Diario Castellanos en google news

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso