Un discurso a gusto de quien lo quiera escuchar. Así parece ser la impronta de los dirigentes peronistas de la región.
Apenas hasta hace semanas, la concejal Brenda Vimo se ponía al frente de una cruzada "límite agronómico a 1.000 metros". Hoy, por el contrario, el senador Alcides Calvo brega a que ese límite sea de 5 metros. Es muy difícil quedar bien con Dios y con el Diablo, pero parece que las pretensiones están en una devaluada oferta política por estos tiempos que necesita sumar volumen y apoyos. Dicen que en una ocasión en un estadio del Gran Buenos Aires, Néstor tenía armado un discurso para la tribuna (real, no virtual). Pero, cuando en la puerta del lugar se enfrentó a las cámaras y grabadores, la perspectiva de su relato fue la opuesta. Sin ir más lejos, en 2008, en pleno conflicto con el campo, cuando Omar Perotti era intendente y borraba con el codo lo que firmaba con la mano, apoyando a la "gringada" por un lado y firmando su apoyo a la controvertida resolución. Estas contradicciones parecen reeditarse hoy.
De los 1.000 metros de Brenda a los 10 de Alcides Calvo
Si bien el debate comenzó mucho antes, el Bloque PJ presentó en noviembre del año pasado un proyecto de ordenanza que regulaba la aplicación de agroquímicos en el periurbano de Rafaela. La edil Brenda Vimo explicaba los alcances del proyecto que establecía una zona de exclusión de 1.000 metros, en los cuales no se podrán aplicar productos.
Finalmente el 2 de diciembre del año pasado, el Concejo rafaelino vota el proyecto de Leonardo Viotti. El mismo luego fue vetado por el Departamento Ejecutivo, que suspende por el plazo de ciento ochenta días, la entrada en vigencia del proyecto para revisar algunos puntos del mismo.
Veto propositivo
Ahora, días atrás, se conoció que el INTA Rafaela presentaría en los próximos meses a los 46 municipios y comunas del departamento Castellanos un protocolo para el uso de fitosanitarios en las inmediaciones de los pueblos. Según publica el suplemento Campolitoral del diario El Litoral, el mismo cuenta con el apoyo del senador departamental Alcides Calvo y se viene elaborando desde hace dos años. Es decir, en paralelo al proyecto malogrado del PJ rafaelino.
Lo que contempla el protocolo es, entre otros puntos, la fijación de la línea agronómica. A partir de esa línea que establece legalmente el límite entre lo urbano y lo rural, los primeros 10 metros son un "área de seguridad" donde no se puede aplicar ningún fitosanitario, ni químico ni biológico. "Y se debe instalar una barrera forestal". Luego, desde los 10 hasta los 1.500 metros, el área central de la regulación se denomina "de aplicaciones restringidas", donde sólo pueden aplicarse productos de banda verde o azul. A continuación, entre los 1.500 y hasta los 2.500 metros, se denomina "área de responsabilidad social rural", donde se apela a la conciencia de productores y asesores para el uso responsable de los productos.
Así dos proyectos que parecen ser antagónicos pero que parecen convivir. Porque acá lo importante es sumar. Sin importar mucho la base científica o real. Dejemos contentos a unos y a otros a la vez. Un juego negativamente adjetivable, al que nos tienen acostumbrados. Pero que muchos ya lo conocen.