En las últimas horas, un reconocido comercio de nuestra ciudad se llevó la lamentable sorpresa de encontrar su local con uno de sus vidrios totalmente dañado producto de quién sabe qué delincuente o vándalo que pasó por el lugar. En pleno centro de la "Perla del Oeste", rodeado de cámaras pero que ninguna ve nada.
Este lamentable hecho, que no solo significó la rotura y pérdida económica con la reparación del mismo, sino también el inconveniente de que te llamen un domingo en pleno día de descanso para avisar que el comercio había sufrido un daño por una persona desconocida hasta el momento y quien sabe con qué intenciones.
Lo cierto es que todo ocurrió entre la noche del sábado y la madrugada del domingo. Ahora los propietarios buscan entre las cámaras del sector para determinar lo ocurrido.
Definitivamente las cámaras, el patrullaje y los múltiples operativos son realmente insuficientes para contener a cuánto vándalo anda suelto por la ciudad cometiendo incontable cantidad de hechos, con total impunidad y libremente, mientras que quienes trabajan no pueden siquiera pasar un fin de semana tranquilos sin pensar que en cualquier momento te llaman para informarte de algún daño, robo u otro hecho peor.
Más allá de la rotura del vidrio, afortunadamente el comercio no sufrió el robo de prendas u otros elementos, pero ahora queda la amargura del hecho y la intranquilidad de saber que en cualquier momento te puede pasar y solo queda esperar que no sea más grave.
En pleno centro de la ciudad, durante uno de sus fines de semana más concurridos y siquiera esto bastó para que alguien pueda ver algo. En definitiva, y como dice el dicho, ¿Qué le hace una mancha más al tigre?