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Un Viaje al Corazón del Espinal Santafesino

Matías Martínez Sella dialogó con Diario CASTELLANOS sobre cómo, cuándo y por qué nació la idea de contar en un documental lo que fue encontrando a pocos kilómetros de Rafaela. Acá nomás, aparecen en Google Map manchones verdes más oscuros de un monte nativo que vive y “gambetea” el paso del tiempo y a un territorio donde el desarrollo urbano y rural fue introduciéndose, constante, desde fines del Siglo XIX. Ejemplares de algarrobo, chañar, cina cina, aromito, quebracho blanco siguen, porfiados, meciéndose al ritmo del viento van dejando abrirse camino a sigilosos zorros, lechuzas, tuyangos, inambúes, martinetas, armadillos. “En este documental te llevo a conocer la auténtica naturaleza del centro santafesino; esa que al costado de la ruta no se suele ver. Te llevo a conocer lo más profundo de una ecorregión hoy casi invisibilizada: el Espinal santafesino” cuenta Matías en su cuenta de Instagram. En un viaje de 67 minutos, recorre esos lugares que están acá nomás.
“Esto fue surgiendo espontáneamente, de a poco. Como una búsqueda personal, más por hobby. El año pasado empecé a andar por caminos rurales de esta zona. La idea era conocer, andar en la naturaleza, en la tranquilidad. Y de a poco fui encontrando zonas de monte que para mí no existían en el centro de Santa Fe. Me encontré con algo que no me esperaba”. Bella Italia, Nuevo Torino, Sarmiento fueron los primeros destinos que visitó. Esporádicamente, los fines de semana, los ratos libres. “Me dije: acá hay un descubrimiento personal desde la ignorancia pura de una persona que vive en la ciudad” confiesa. Comenzó a investigar. Matías forma parte de la ONG ambiental ADAPA, que pertenece a la Red Ambiental del Oeste Santafesino. Se vinculó con personas relacionadas con el ambiente, la biología, la ecología y fue aprendiendo que Rafaela y el centro santafesino forman parte de una ecoregión denominada El Espinal: “todos creemos formar parte de la Pampa Húmeda. Sin embargo, si vamos a la precisión técnica, ésta llega hasta el departamento San Martín. Sin embargo, Castellanos, Las Colonias, San Cristóbal y San Justo pertenecen a esta transición entre la Pampa Húmeda y el Chaco. Tenemos la particularidad de que es llanura con monte, no de pastizal. Árboles con espinas que constituían un monte casi impenetrable hace apenas 150 años”.
El satélite de Google map indicaba manchones de verde oscuro. Y hacía allí partía. Con el tiempo fue incorporando una cámara fotográfica porque “necesitaba compartir toda la información que encontraba”. Así fue que reflotó un perfil de Instagram (@matiasdeaventura) que había abandonado durante la pandemia donde había dejado documentado los pormenores de un viaje que hizo por Sudamérica justo meses antes del Covid 19. Ahora, el destino es otro y fue subiendo estos nuevos registros. Fue contando y detallando estos nuevos lugares que se le aparecían. Paisajes, fauna silvestre, “a la par investigaba, y cuando publicaba, brindaba información. Los seguidores, los comentarios, los aportes comenzaron a multiplicarse” cuenta. Dio un paso más y comenzó a compartir pequeños videos. “Me dije, che, acá hay algo que se está generando, que a la gente le interesa. Voy por un pasito más. Vamos a generar un contenido más especial”. Así fue que comenzó a escribir artículos y los vendía de manera virtual. Hasta ahora lleva 4 escritos. Pero fue un paso más.
El documental
Y el camino siguió. Y dio otro pasó: producir un documental. Empezó con la idea de un cortometraje de 20 minutos, pero le quedaba mucho material afuera. Matías cuenta es que la idea es “lograr que el proyecto sea autosustentable, que cubra al menos los costos operativos. No lo hago para ganar dinero. A través del instagram, la persona que lo quiere ver, hace una transferencia y le pasamos el link del documental. Estoy generando ingresos, me ayuda a financiar esto que estoy haciendo que tiene su costo, principalmente de combustible.”
-¿Cómo está pensado el documental? ¿Cómo fuiste armando la historia?
- Me anoté un par de lugares. La primera instancia fue el viaje de ida, por caminos rurales, en zonas de tierras cultivadas. Después una segunda en el monte nativo, en la zona de Grütly (Las Colonias) que a su vez se dividide en dos partes. Una, en el monte de algarrobo y chañares. La otra en uno que tiene quebrachos blancos, no muy común por acá. Fui filmando. En mi cabeza tenía qué información dar. Y en el proceso de edición me encontré que me quedaba muchísimo material afuera si lo hacía de media hora. Quedaron 67 minutos de un relato como si estuviera llevando a alguien de excursión en el auto, y le voy contando lo que fui aprendiendo en este tiempo.
Exóticos e invasores
Hoy tanto el campo como las ciudades de nuestra región están forestadas con árboles que, en su mayoría, son exóticos: “tenés el fresno que es canadiense, el eucalipto australiano, el paraíso de Asia. La acacia negra es australiana y además de ser exótica es invasora. Otro que tenemos mucho en el campo es bastante el ligustro, el siempreverde que es originalmente de China” enumera el entrevistado. Pero “cada tanto te encontrarás con algun ejemplar autóctono como el ceibo. Acá en Rafaela hay algunos algarrobos: atrás de Peñarol sobre calle Acuña casi esquina América hay uno enorme. Hay algunos en la ciclovía del sur…” va reseñando
Para comenzar con el tema, Matías recomienda que lo primero que hay que hacer es saber reconocer los ejemplares: “hay un documento PDF de la UNL que es un fichero de plantas nativas del Espinal santafesino. Allí se describe cada uno de los árboles, arbustos, herbáceas y cómo reconocerlos. Sin esa información ni te enterás de que te cruzás con un algarrobo más que centenario en el camino. A partir de ese reconocimiento empezás a ver el paisaje con otros ojos. Y eso te abre la cabeza y te cambia la forma de verlo. Por qué la planta tiene ciertas características que naturalmente fue desarrollando para vivir en esta zona con sus particularidades con su suelo, clima, temperaturas, nutrientes...
Y es como siempre debería pasar en la vida. Será cuestión de agudizar la propia mirada y poder descubrir con nuestros propios ojos el mundo que nos rodea acá nomás. Que nada es ni casual ni fortuito. La invitación esta hecha: “Aunque no parezca a simple vista, no es necesario viajar a las regiones de sierras o grandes ríos para que podamos observar naturaleza en su máxima expresión. La naturaleza nos rodea, y está más cerca de lo que a veces creemos. Sólo es cuestión de investigar, explorar y agudizar nuestra observación” escribe Matías en sus redes.
Las redes sociales
Las redes sociales permiten conversar y formar comunidad. El diálogo, el aprendizaje, los aportes, las consultas con quienes pasaban por @matiasdeaventura se fueron intensificando: “me van consultando, comentando. Por ejemplo, hay un video que hicimos que se viralizó mucho donde mido la circunferencia de un algarrobo muy grande. Esto me permite calcular su edad. Mucha gente me fue mandando fotos de algarrobos que tenían 300, 400 años. Lo hice con el quebracho blanco y también usuarios de Santiago del Estero, Chaco, Córdoba, hasta de Catamarca me hablaron. Me van compartiendo información de animales también. Es muy interesante y muy rico lo que se genera”.
De todo esto destaca que habla con personas que, “al igual que yo al comienzo de este viaje no sabe nada de naturaleza nativa y tiene ganas de aprender. Del otro extremo, tenés personas que tiene mucho conocimiento y generosamente me comparte información”
Detrás de la huella del puma
Matías resalta que la presencia de “al menos un puma” fue una de los hallazgos que más lo atrapó de este proceso que viene realizando. EL primer paso, fue en Instagram donde se encontró con una foto de un “ejemplar de puma en Santa Fe” que había posteado un fotógrafo profesional. Fue hablando con personas del lugar que le ratificaron que “habían visto un puma por la zona del Cululú”. Después, en diciembre de 2023 (fue noticia) había aparecido un puma en Arroyo Leyes que, debido a la sequía y buscando agua y alimentos, se acercó a la ciudad. “Hará un mes nos encontramos con una huella de puma. Es fácil de identificarla porque tiene ciertas características propias. Era leve, una pisada sobre tierra seca, no estaba bien marcada. Pero hará unas semanas atrás, mientras filmábamos el documental, volvimos a encontrarnos con huellas. Esta vez sí bien marcadas. Había llovido y estaba bien pronunciada en el barro. Unos 9 centímetros, de un adulto bastante grande. A la par, encontramos huellas de lo que podría ser un cachorro”. Confiesa que sueña poder encontrarse con ese ejemplar:; “supongo que será un momento de mucha adrenalina. Voy aprendiendo cosas, lo que se sabe es que cuando uno se encuentra con un puma, hay ciertas cuestiones que el humano tiene que hacer para no ser atacado”. Brinda algunas recomendaciones como no salir corriendo, simular ser superior, hablar fuerte, mirarlo fijamente, no darle la espalda… “me encantaría poder encontrármelo, registrarlo, será un regalo que me dé la naturaleza. Mientras, me estoy preparando”

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