Javier Milei dio su discurso de inauguración presidencial. Con un estilo norteamericano, el presidente decidió hablar de espaldas al Congreso y de frente a la multitud que fue a recibirlo y apoyarlo en el que, tal vez, sea su más difícil desafío.
La decisión de no hablar frente a diputados y senadores puede leerse como un gesto populista y "anti casta", aunque también puede ser una apuesta por construir poder y señalizarles, a quienes se encuentran dentro del recinto que, si se oponen a las leyes y proyectos que el presidente enviará, se estarán oponiendo directamente al "mandato popular".
El discurso fue claro y contundente: Argentina se encuentra frente a una verdadera revolución liberal que, pacíficamente, consiguió hacerse del poder a través de las urnas. Y esa revolución liberal impondrá un giro copernicano en la gestión económica de acá en adelante.
Este giro comprende un compromiso inclaudicable con el orden fiscal. El presidente Milei insistió una y otra vez con la necesidad de hacer un ajuste del gasto público ("No se puede evitar atacar el déficit fiscal"; "La solución es un ajuste fiscal de 5 puntos del PBI"; "No hay solución alternativa al ajuste"). Esto implicará que el estado deberá reformarse, que se reducirán subsidios y que se privatizarán tanto empresas del estado como obras de infraestructura que comenzarán a ser realizadas solo si encuentran financiamiento privado o de estados sub-nacionales.
El ajuste del gasto público es una medida muy necesaria en un país que hace décadas que tiene déficit fiscal y que ha agotado, una vez más, todas las fuentes de financiamiento posibles. Hoy el gobierno no tiene acceso ni al mercado de deuda, dado que el riesgo país es cercano a 2.000 puntos básicos, y tampoco tiene acceso a la "maquinita" de hacer pesos, dado que la inflación es la más alta registrada desde 1991. Milei agrega a este punto que estamos al borde de una hiperinflación que podría llevarnos a una tasa anual de 15.000%.
Sin embargo, también es cierto que un ajuste fiscal y monetario, además de la liberación de los precios reprimidos de la economía (como el dólar a través del cepo cambiario), generarán en el corto plazo una caída del nivel de actividad, un salto del nivel de inflación y una probable reducción adicional del poder de compra de los salarios.
Es interesante que, lejos de ocultar la realidad, el presidente Milei anunciara que estos resultados negativos de corto plazo probablemente ocurran al principio de su gestión. Es por esto que, también, se preocupó por remarcar que "hay luz al final del túnel" y, citando a uno de los máximos referentes de la Escuela Austriaca de Economía a nivel hispanoamericano, Jesús Huerta de Soto, también aseveró que no hay forma de terminar con la pobreza que no pase por abrazar las ideas de la libertad.
Para resumir entonces, hay una revolución liberal y pacífica que está teniendo lugar en Argentina. Dados años y años de intervencionismo y controles de precios, la salida no será fácil a corto plazo. Pero si el país logra recuperar la libertad económica perdida y, con ello, "volver al mundo", podemos esperar una mejora significativa en el mediano plazo. Finalmente, esto nos daría una nueva base sobre la cual aparezca el crecimiento y el desarrollo económico que tanto le debe la política a los argentinos.
En el transcurso de los próximos días comenzaremos a conocer las medidas concretas. Pero el marco general de las mismas ya ha sido planteado.
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