El frío y la sequedad requieren tratamientos específicos. Qué cuestiones tener en cuenta según la edad.
Arrancó el otoño, y la piel del rostro se expone a otras condiciones climáticas. El sol y las altas temperaturas le dan lugar al viento, la sequedad y el clima fresco; y la piel del rostro sufre un impacto. ¿Cómo prepararla para el frío? ¿Qué cuidados debemos implementar en esta época del año?
"Llegamos al otoño con la piel deshidratada, producto de las altas temperaturas y las largas exposiciones al sol, por lo que es muy importante revertir esta situación cuanto antes", afirma Cristina Sciales, cirujana estética. "El otoño es ideal para recuperar los niveles de hidratación con el fin de fortalecer la piel para la llegada del frío", añade.
En este sentido, el otoño se presenta como un momento de transición, por lo que hay que tener en cuenta no solo hacia dónde vamos (el frío del invierno), sino también de dónde venimos (el verano).
"A la hora de valorar la piel del otoño es conveniente esperar unos días, dado que el rostro puede estar todavía bronceado y no sabemos en qué estado va a quedar, lo ideal sería consultar para poder hacer un diagnóstico y empezar con los cuidados", sugiere Laura Szafirstein, médica especialista en Dermatología, Clínica y Estética y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
Sin embargo, existen algunas pautas que pueden de alguna manera generalizarse, y que incluso pueden ayudar antes de realizar una consulta.
"Siempre es conveniente utilizar un agua miscelar. Eso nos permite a los profesionales hacer un diagnóstico de cómo está la piel en el otoño, ya que barre algunas de las células desintegradas o que tiendan a eliminarse", añade.
Resecamiento
"Con el cambio de estación, la piel reduce las secreciones y la transpiración. Esto afecta al nivel de hidratación propiciando el resecamiento, que también afecta a la barrera de protección natural de la piel frente a los agentes externos y puede causar picazón e irritación", explica Sciales.
"La dermis en esta época se vuelve más sensible a la aparición de complicaciones cutáneas -prosigue-, y el cambio de temperaturas propio del otoño puede desmejorar la dermatitis seborreica y atópica, y la rosácea", agrega, aclarando que el caso de cada paciente deberá evaluarse de forma particular.
Para combatir esta condición, Szafirstein advierte que el uso de cremas debe ser supervisado.
"A veces las personas confunden estados descamativos de la piel, que tienen que ver con la piel grasa o con la dermatitis seborreica, con resecamiento, pero estos son estados en los cuales la piel no se encuentra reseca sino descamativa, y cuando agregan más cremas el estado de la dermatitis seborreica se puede agravar, ya que se le agrega crema a una piel que ya es eminentemente grasa", alerta.
En cambio, señala que en los casos en que genuinamente la piel se halle reseca por el frío o el viento, "las cremas pueden ser acompañadas con medicación vía oral, como la niacidamina, que se recomienda para la recuperación cutánea", añade.
Señala además que las cremas utilizadas en estos casos deben tener porcentajes adecuados de vaselina y lanolina "sin excederse", y que "el formato de crema gel es mucho más adecuado para la mayoría de las personas y no engrasa u obstruye los folículos, provocando engrosamientos", agrega.
La próxima llegada del frío, con sus bajas temperaturas y la exposición de la piel a sistemas de calefacción que afectan la hidratación, imponen la necesidad de prepararla para protegerse de esas "agresiones".
Por este motivo Sciales insta a incluir en la rutina de cuidado "productos con alta capacidad de hidratación", aliados para combatir la sequedad estacional. "Además de aportar nutrición, ayudan a reparar y renovar la piel", destaca.
La estación ideal para exfoliar
Las exfoliaciones, que ayudan a eliminar células muertas de las capas externas de la piel, son ideales para realizar en otoño, debido en parte a que no estamos tan expuestos como en verano y primavera a los rayos solares.
"Comenzar a realizar los peeling en el otoño es una muy buena indicación, yo recomiendo por un lado los secuenciales, es decir aquellos que se realizan una vez por semana durante 28 días y que van subiendo en concentración", explica la dermatóloga.
Y detalla que los peeling pueden ser tanto físicos como químicos. Para estos últimos se utilizan ácidos como el glicólico, mandélico, retinoico, o láctico, según el tipo de piel y la indicación de tratamiento.
"Los peeling físicos -como el llamado micropeel, que es con bisturí pero que no duele- están indicados en pieles muy engrosadas, y se hace una vez cada 21 o 28 días, durante la época del otoño, y termina en la época de la primavera", agrega.
Cuidados según la edad
Además de las particularidades del clima y el tipo de piel, la edad también es un condicionante respecto a los cuidados a llevar a cabo. Szafirstein detalla las necesidades según el momento de la vida:
Hasta los 20 años: "Aún se está terminando el proceso de acné, de engrosamiento y de desarrollo (que también provoca una gran carga hormonal), por eso recomiendo que se tenga una entrevista con un dermatólogo para chequear si hay necesidad de tratamiento para el acné. La parte cosmética debe quedar supeditada esta decisión", apunta.
A partir de los 21: "En el caso de que persista, se considera acné de adulto. Las generalidades en cuanto a los cuidados serían las mismas que entre los 20 y los 40, porque las pieles pueden estar sometidas al estrés, al barbijo, a los alimentos que ingieran, al tipo de piel que uno tenga, que puede ser seca, grasa, mixta, o normal, para poder definir un tratamiento", explica.
"Un concepto a tener en cuenta entre 20 y 40 sería que menos es más, ya que se tiende a consultar lo que llamo marketing de las redes, sin contar con un diagnóstico correcto, y se corre el riesgo de se sobrecargar el rostro de productos y muchas veces ahí vienen los problemas", agrega.
Otra cuestión que invita a tener en cuenta es las "pieles rojas", que requieren de diagnóstico y tratamiento especial.
"En el caso de una situación de máxima normalidad siempre aconsejo limpiar a la mañana y a la noche con agua micelar, luego ponerse alguna crema de párpados para evitar el contacto con otro tipo de cremas que puedan contener ácidos, y por lado otro lado en el caso de que la piel esté engrosada colocar de noche una crema o gel que puede contener ácido glicólico", relata.
"También son útiles las cremas con ácidos mandélico y retinoico, que se dejan para los estados más severos que contengan mucho quiste, sino yo prefiero los ácidos que son más ligeros", puntualiza.
En los controles pueden evaluarse los grados de protección solar "con productos libres de grasa, para evitar el engrosamiento por el protector".
Al respecto, dice sobre las cremas multifunción: "como pueden ser las BB cream, que contienen el protector solar, un poco de color y alguna mejoría anti age, con el concepto de que menos es más muchas veces, lo que logran las pacientes es trabajar con eso un mes y después se evalúa cómo continuar en el consultorio".
A partir de los 45: La dermatóloga explica que las pieles sufren muchos cambios en esta etapa, "porque empieza un proceso donde la ovulación no es permanente y se pueden producir trastornos en la piel vinculados a las disrupciones hormonales". En esa instancia se vuelve indispensable una consulta para determinar qué tratamiento llevar a cabo.
Luego de los 60: "Muchas veces los tratamientos exfoliantes y para disminuir los espesores no son aconsejados porque justamente la piel pierde espesor y tenemos que hacer una reparación de membrana, y ser de alguna manera mucho más conservadores. También hay que reponer el calcio, ya que al igual que en los huesos, se pierde en la piel", asegura.
El otoño y el sol
Si bien la dermatóloga señala que estamos menos expuestos al sol del otoño ya que los días son más cortos, los rayos pueden tener alta intensidad y las pieles que requieren protección solar lo necesitan "como si estuviésemos en el verano, sobre todo tenemos muy en cuenta la protección solar después de los procedimientos terapéuticos", advierte.
Recomienda especialmente productos que sean libres de grasa: "Muchas mujeres hacen abuso del protector, y si es de contenido graso generan unos trastornos que se denominan pseudo-acné por uso de protector", indica.
Respecto a si el protector puede interferir con la síntesis de vitamina D, afirma: "no tiene solamente que ver con la protección solar, hay una capacidad genética en cada uno de nosotros para retener o no a la vitamina D, entonces debe ser medida y en el caso de que esté por debajo de los niveles recomendables se lo debe reponer".
Consejos para mantener la piel hidratada en otoño
Además de la rutina hidratante, Sciales recomienda estas acciones para cuidar la piel, y prevenir problemas cutáneos.
Beber agua. "Una cuarta parte del agua de nuestro organismo se encuentra en la piel. La cantidad va disminuyendo con el paso de los años, por lo que se pierde flexibilidad y firmeza. Por eso, sugiero consumir al menos un litro y medio de agua por día".
Exfoliar la piel. "Esto favorecerá la renovación celular y la oxigenación. Es importante que este paso esté indicado por el especialista, sobre todo si tenemos la piel sensible", afirma.
Alimentación. "Llevar una dieta equilibrada, con una adecuada cantidad de alimentos ricos en vitaminas, antioxidantes y ácidos grasos, puede contribuir a mantener la piel hidratada", manifiesta. Szafirstein propone evitar alimentos inflamatorios como las harinas blancas, los azúcares refinados y los lácteos en exceso: "Algunas sobrecargas a nivel hepático podrían expresarse a nivel de la piel, dar rojeces exageradas, y empeorar el estado de pieles descamativas", dice.
"El tabaco y el alcohol son, junto con la radiación ultravioleta, los grandes enemigos de la piel", afirma la cirujana, y agrega: "Dañan el riego sanguíneo y reducen los niveles de oxígeno y colágeno".
Descanso. "La falta de sueño puede dañar la barrera protectora de nuestra piel. Es muy importante dormir, al menos, 8 horas diarias".
Protección solar los 365 días. "Debemos usar fotoprotección en otoño y en invierno. La radiación ultravioleta sigue presente en los meses más fríos y tiene efectos muy nocivos para nuestra piel: fotoenvejecimiento, manchas, deshidratación, pérdida de elasticidad y firmeza, cierra".