Llamó poderosamente la atención, una parte del claro mensaje del presidente de la República, Alberto Fernández, en lo que fue su anuncio sobre medidas para reforzar la seguridad en la ciudad de Rosario donde, entre otras cosas, dejó en claro que las actividades de todas estas organizaciones criminales, no podrían llevarse adelante sin la convivencia con los distintos poderes del Estado, ya sean judiciales, Ejecutivos o policiales.
“El crimen organizado no se desarrolla de un día para otro, requiere tiempo para tomar territorios, reclutar sicarios, coaptar voluntades en las fuerzas de seguridad, en la justicia y también en la política. Esto es lo que garantiza su desarrollo, su expansión y su impunidad. Los hechos de los últimos días dan cuenta de hasta dónde son capaces de llegar con sus ilícitos propósitos. Sé que sus fuerzas de seguridad son insuficientes para afrontar la solución del problema. Un problema que se ha desarrollado a lo largo de muchos años”, enfatizó el presidente Alberto Fernández.
Una acusación seria, que habla de lo putrefacto que se encuentra el sistema, el cual ya ni siquiera lo esconden o tratan de ocultar. La convivencia es tal que hasta el presidente habla de ello como si esto no trajera graves consecuencias, pero sobre todo, que termina por dilapidar la poca confianza de una sociedad harta de estas situaciones de violencia en extremis, que solo pretende vivir en paz, pero que no puede salir de su casa por el miedo y debe mirar por la ventana cómo “los poderosos” terminan negociando con las mafias. ¿Qué credibilidad puede llegar a quedar después de esto? ¿Hay forma de destrabarlo? ¿Se verán desarticuladas finalmente todas estas mafias o es un anuncio al aire y que con la llegada de las fechas electorales quedará en la nada misma? Sólo el tiempo dirá si es una real política de Estado, o un anuncio vacío previo a unas nuevas elecciones Ejecutivas.