Ante la profundización de la crisis social, agravada por las feroces medidas de ajuste implementadas por el gobierno nacional, desde la CGT Rafaela compartimos lamento y preocupación por el particular impacto en sectores vulnerables, como nuestros jubilados y jubiladas.
Lo cotidiano abunda en ejemplos desgarradores. Personas mayores con la humillante y resignada actitud de irse apenas con una pequeña compra de un almacén o supermercado. De manifestar en las farmacias “a este remedio no lo llevo...”. El futuro cercano trasciende la incertidumbre. Tristeza y desesperanza acechan bajo simples preguntas... ¿cuánto me llegará de la boleta de luz? ¿Podré pagar el gas? ¿Me podré tomar un colectivo, o un remís?
Las conclusiones del último informe del Observatorio de la Deuda Social (Universidad Católica Argentina), sobre los índices de pobreza e indigencia son demoledoras. Tanto como pesimistas sus previsiones a futuro, de perdurar una política que antepone un abstracto e incierto “logro” en un ejercicio contable-fiscal por sobre la calidad de vida de las personas. No es únicamente el destino de las cuentas públicas lo que está en juego, aunque ocupe la mayor parte de la atención mediática. Todos los indicadores y pronósticos dan cuenta de un fenomenal desplome de la actividad productiva en todas las escalas, y del consumo de bienes y servicios. Lo que parece obviar la vieja receta neoliberal, por enésima vez reciclada como “nueva”, es que el escenario hiper-recesivo a mediano plazo también genera desfasaje fiscal por la caída en la recaudación tributaria.
Mientras tanto, al Gobierno neoliberal no se le ocurre otra idea que la de remixar otra de sus frases tan célebres como de nula comprobación histórica, la del supuesto “sacrificio temporario para después estar mejor”. Reiteramos: hay sectores que están ganando con este modelo. El sacrificio no es para todos. Se recortan los fondos para la cultura, para los docentes, investigadores, para los enfermos. Pero se prodigan generosas exenciones fiscales para los que más tienen. La mentada desregulación, las “libertades” tienen el claro objetivo de profundizar la desigualdad. Un puñado de corporaciones recibió lo que perdieron los sectores populares a través del descontrolado aumento de precios y la devaluación. Y quiere ir por más, junto con fondos de especulativos y grandes capitales trasnacionales: van por nuestros soberanos recursos estratégicos y otros jugosos “negocios”.
Frente a todo este panorama, reafirmamos el compromiso con nuestra misión institucional y el respeto a la historia de conquistas de derechos de los trabajadores en base a la lucha. No nos detendrán las amenazas, las licuadoras, motosierras ni protocolos represivos.
Instamos a quienes habitualmente se muestran molestos cada vez que alzamos nuestra voz, a utilizar una sola y misma vara de criterios para analizar actitudes y consecuencias. Les recordamos que, además del referido nefasto programa económico es el Gobierno el que alimenta una peligrosa dicotomía “amigo-enemigo”. Ya no les alcanza con promover los discursos de odio y los enfrentamientos fratricidas a través de cuentas falsas en las redes sociales. El propio presidente de la Nación insulta violentamente tanto a quienes tienen el legítimo derecho-deber de defender al sistema democrático republicano y federal (gobernadores, legisladores), como a ciudadanos comunes, o artistas por solamente pensar distinto. Volviendo al aspecto disparador, la situación del sector pasivo, proponemos a toda la comunidad rafaelina a unirnos para no dejar en soledad a quienes consagraron su vida al trabajo y a la forja de nuestras comunidades en base a muchos años de esfuerzo y amor al prójimo. No permitamos que sigan perdiendo derechos. Invitamos a ser solidarios y a dialogar, lo que no es poco como punto de partida en tiempos en donde vuelven a querer imponerse los disvalores del individualismo extremo y el intento de aniquilar la disidencia. Desde cada organización gremial nos comprometemos a reforzar nuestras redes de contención. Hagámoslo juntos. No permitamos que a nuestros queridos viejos les falte un abrigo, un plato de comida o un medicamento que necesite.