Tras haber sido elegido por el Parlamento, a los 80 años inicia un nuevo período presidencial de 7 años.
El presidente Sergio Mattarella, de 80 años, asumió su segundo mandato presidencial de siete años, tras haber sido reelegido por el Parlamento. Italia entra en una nueva fase política con un año electoral agitado que concluirá dentro de un año en las elecciones generales de 2023.
El jefe del Estado confirmó de inmediato a su estrecho aliado, el primer ministro Mario Draghi, que el miércoles debió enfrentar el primer ataque de la derechista Liga de Matteo Salvini, cuyos ministros en el gobierno rechazaron la decisión de diferenciar en las escuelas a los niños no vacunados, que carecen de defensas, obligándolos a realizar cinco días de Didáctica a Distancia (DAD), cuando se registran contagiados en una clase.
Fue una señal de que Salvini ha decidido lanzar una ofensiva diferenciándose dentro del gobierno de unidad nacional en el que están mancomunados desde hace un año casi todos los partidos de derecha, centro e izquierda.
Solo el partido derechista Hermanos de Italia, liderado por Giorgia Meloni, se mantiene con el monopolio de la oposición, y tras los tira y afloja que matizaron la elección de Draghi en el Parlamento rompió con su aliado en el centro derecha.
“El centroderecha ya no existe”, declaró Meloni. También el partido Forza Italia de Silvio Berlusconi se abrió de la alianza de centro derecha y confirmó su raíz liberal y de total adhesión al partido Popular Europeo, democristiano, liberal y conservador, acercándose a los partidos centristas italianos que buscan protagonizar nuevas alianzas.
En este cuadro ya de entrada agitado de la nueva fase, Sergio Mattarella, a quién el 68% de los italianos le brindan su confianza, según los sondeos, asumió su segundo mandato en una ceremonia en el palacio de Montecitorio, sede de la Cámara de Diputados.
Prioridades
Los fastos de la inauguración del largo período presidencial son los más celebrados en Italia, con un rígido protocolo. En el único día en que está previsto que el jefe del Estado entre en la Cámara de Diputados y el Senado, donde se eligen los presidentes y nacen y caen los gobiernos de acuerdo al régimen parlamentario, Mattarella recordó el deber de la participación común para afrontar el período difícil que vive Italia.
El presidente señaló que la prioridad sigue siendo la lucha contra las tres grandes emergencias que vive el país: la pandemia que al día de hoy ha causado 147,320 muertos desde febrero d 2020, cuando se conocieron los primeros dos casos de Covid-19.
También, la recuperación económica y las transformaciones previstas en un vasto plan del Recuperación.
Y la restauración y mejoramiento de los equilibrios sociales tras los grandes daños causados sobre todo a los sectores más pobres, que han aumentado considerablemente en los casi dos años que dura la pandemia.
Diputados y senadores, junto con los ministros del gobierno y el premier Mario Draghi se pusieron de pie al menos una docena de veces para aplaudir y ovacionar al presidente durante su intervención.
Mattarella recordó su responsabilidad como representante de la unidad nacional. Dijo refiriéndose a los casi dos años de pandemia que “la larga crisis ha causado heridas en el tejido social de nuestro país y ha puesto a dura prueba la resistencia de su sistema productivo”.
“Ha aumentado las injusticias, generando nuevos pobres, producido marginación y soledad”, agregó. “Las angustias se anidan en tantas familias por las dificultades que sustraen el futuro a los jóvenes”.
Mattarella lamentó “el trabajo que falta a tantos jóvenes, la pérdida de ocupación, la exclusión, las dificultades que se encuentran para garantizar los derechos y servicios sociales fundamentales”.
Mientras Matarella hablaba ante el Parlamento fue saludado con 21 cañonazos disparados desde el monte Gianícolo, donde se encuentra el Faro de los Argentinos, y sonó la campana de Montecitorio que lo había saludado a su llegada.
Tras el juramento el el presidente italiano, aclamado por la gente que siguió su paso desde las veredas del centro de Roma, se dirigió al monumento al Soldado Desconocido en la vecina piazza Venecia.
Abordó después la legendaria Lancia Flaminia diseñada hace sesenta años por Pinin Farina y escoltado por los Coraceros a cabello recorrió el escaso kilómetro restante hasta el Palacio del Quirinal, la sed presidencial también conocida como el Palacio de los Papas, pues fue durante siglos la residencia estival de los pontífices cuando gobernaban Roma.
Allí saludó a los altos funcionarios que lo esperaban para saludarlo.
Uno de ellos fue el primer ministro Mario Draghi, quién estuvo a su flanco desde que salió del Parlamento. De acuerdo a las normas institucionales cuando asume un nuevo presidente, el premier en un breve aparte le consignó su dimisión y la de su gobierno, que el presidente rechazó.